El viaje de Skirnir

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Los odinistas recuperamos nuestras tradiciones germánicas a través, en buena medida, de la literatura, y en buena parte también, dentro de los escritos, de la Edda. Pues bien, todos leemos las Eddas traducidas del islandés medieval, y encontramos poemas que antaño quizás se transmitieran oralmente con alguna canción de fondo, al estilo de los romances y demás poemas populares de nuestra tierra. Por eso considero que sería interesante volver a escribir dichos poemas con una métrica ajustada a nuestra lengua para así poder disfrutar de privilegios tales como cantarlos y difundirlos con más facilidad en nuestro tiempo, en castellano.

He aquí el primer poema de la antigua tradición germánica re-compuesto, por primera vez en castellano (que yo sepa), con una métrica parecida a la eddica, pues tiene ocho versos por estrofa y seis sílabas por verso. Posee rima asonante en los versos pares, para aumentar la musicalidad.

Ulfovaldo («Wolfson»)


Skírnir fue el mensajero y vasallo de Frey. Su nombre significa «el brillante». Según Skírnismál, fue enviado como mensajero al Jötunheim para conducir el cortejo de Frey a Gerðr, dándole su espada. También fue enviado con los enanos para ordenarles que construyeran la cadena Gleipnir para atar al lobo Fenrir.

El viaje de Eskirnir

Hermano de Freya,
sentóse do Wodan
a todos observa
y vio desde allí
a aquella doncella
quien, dijo, debía
consigo tenerla.
Andaba con pena
pensando en su amada
y a todos los ases
aquél preocupaba.
Entonces Njord dijo
que Skirnir marchara
a Freyr preguntar
por qué triste estaba.
Allá marchó Skirnir
al lado de aquél,
estaba el viajero
penado por él:
«Respóndeme amigo
pues quiero saber
por qué en la tristeza
se ahoga tu ser».
Entonces le dijo
el joven muchacho:
«Por una doncella
suspiro penado.
En tierra de etones
la vi caminando,
a a la hija de Gymir
deseo a mi lado.
Brillaban sus brazos,
hermosa es su cara,
a aquella mujer
querré más que a nada.
Brillaban sus brazos,
hermosa es su cara,
por ella yo peno,
por ella, mi amada».
Y Skirnir le dijo
queriendo ayudar:
«Ahora el corcel
a mi me darás
que el río y frontera
podrá atravesar,
la espada que sola
puede luchar».
Y díjole Freyr:
«Con gusto lo haré,
daré a ti, mi amigo,
aquel gran corcel
que cruce las aguas
del límite aquél,
mi espada se irá,
contigo también».
Entonces marchó
cruzando los montes
llegando a la tierra
do viven etones
en busca de aquella
que el van bien conoce,
aquella en quien Freyr
pensaba en las noches.
Sentado en las piedras
halló allí a un pastor
y el joven Skirnir
a aquél preguntó:
«¿Dónde hallaré,
dime, señor,
a aquella que a Gymir
por padre llamó?»
Entonces de aquél
respuesta el muchacho
la pudo encontrar,
mas no de su agrado:
«Parece que estás
la muerte esperando,
de Gerd tú jamás
verás ni una mano».
La etona escuchó
las voces que daban
y quiso saber,
las hermosa muchacha,
el nombre de aquél
que a voces hablaba
al viejo pastor
que bestias guardaba.
«Respóndeme ahora,
respóndele a Gerd,
pues quiero, viajero,
de ti conocer
aquello que aquí
te viene a traer,
por qué quieres tú
a mí tanto ver».
«Mi nombre es Skirnir
y traigo un regalo
del hijo de Njord,
de Freya el hermano:
las once manzanas
el van te han entregado
pues quiere una vida
contigo a su lado».
«Jamas cogeré
las once manzanas,
jamás estaré
con Freyr casada,
mi amor no daré
al van cuya hermana
famosa es por bella
y Freya se llama»
«Entones ten, Gerd,
la hermosa sortija
que ardió con el ás
tumbado en la pira,
que ardió con el hijo
que Wodan tenía,
aquél que nació
del seno de Friga»
«Jamás cogeré
anillo ninguno
por mucho que sea
de van o elfo alguno,
anillos tenemos
mi padre y yo muchos,
¿por qué yo querría,
Skirnir, el tuyo?»
«Regalos no aceptas
por ir con mi amigo,
mas mira mi espada
y teme su filo,
tendrás la cabeza
cortada ahora mismo
si, Gerd, no consientes
venirte conmigo».
«Por mucho que tú
a mí me amenaces
jamás partiré
contigo y los ases.
Si, Skirnir, aquí,
llegara mi padre,
tendríais ambos
sangriento combate».
«El filo de espada,
el mal de la carne,
pensé que podría
conmigo llevarte,
mas miedo no sientes
de la hoja cortante,
escucha tú ahora,
pues bien voy a hablarte:
Harás lo que digo
pues tengo grabada
con viejas señales
del bosque una vara,
haré que un monte
estés enterrada,
será tu bebida
orín de las cabras.
De todos los ases
la furia tendrás
pues pena por ti
el más bello van.
Malvado el etón
que allí vivirá,
tendrás que saciarle,
su esposa serás.
Acepta, doncella,
conmigo venir
o todos verán
tu suerte y tu fin,
consiente con Freyr,
muchacha, venir,
pues no habrá marido
mejor para ti.»
«Hablaste ya mucho,
silencia tu voz,
agarra este vaso,
bebamos los dos
y dile al muchacho,
al hijo de Njord,
que si él lo desea
endrá así mi amor.
Serán nueve noches
las que han de pasar
y entonces, tan sólo,
aquél me tendrá.
Los dos conocemos
el bello lugar
do allí esperaré
a verlo llegar».
Oyendo esto Skirnir
sintiose feliz
pues pudo al hermano
de Freya servir.
Tomó su corcel,
marchose de allí
quería las nuevas
al buen van decir.
Llegaba el viajero,
veloz cabalgó
y al fin pudo verlo
el hijo de Njord:
«Eskirnir responde,
que se oiga tu voz,
pues quiero saber
si a Gerd tendré yo».
«Serán nueve noches
las que han de pasar
y entonces tan sólo
a aquella tendrás.
Los dos conocéis
el bello lugar
do la hija de Gymir
te quiere esperar».
Sintió entonces Freyr
inmensa alegría
sabiendo que a Gerd
al fin ver podría,
más pena en su pecho
aún el tenía
sabiendo que dura
su espera sería».

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