El Rol de LOKI en la MITOLOGÍA ODÍNISTA

    La mitología no es literal, sino que es la expresión simbólica
                   de la verdad primordial, y tiene muchos niveles

     hÉste no es un trabajo académico, ya que hace muchos años elegí el camino de la experiencia directa por sobre el estudio académico, de modo que no afirmaré ser un académico o un estudioso y por lo tanto no presentaré aquí un discurso escolástico. Digo esto desde el comienzo, para que el lector no lo vea como un intento de aquello, y para que no lo lea por lo tanto a través de un lente que no sería adecuado para tal enfoque.

     Tampoco presento esto como una hipótesis o teoría de la cual yo desee convencerlo a usted o que quisiera debatir, y verlo así sería dejar de percibir su intención y el posible experimentado saber de usted durante la lectura. Y aunque su contenido y tema tiene que ver con un aspecto de la Mitología Odinista, y por lo tanto está integralmente vinculado a dicha religión, no insistiré en que es una presentación religiosa, ya que eso puede depender en gran parte de lo que usted personalmente considere que es religión. Tomo la palabra «religión» para significar «aquello que conecta» (religare), que creo que es del latín. Entonces para mí, la religión abarca todas las cosas, como la cultura, la evolución espiritual, la herencia, las filosofías, la comprensión del lugar de uno en la creación, etcétera, de modo que no tengo una visión distorsionada del término, aunque no cabe duda de que hoy muchas personas tienden a «desconectarse» si ellas oyen mencionado el término «religión». Ellos pueden hablar y escuchar hablar felizmente de varias filosofías, cultura, formas populares, etc. (que, en mi opinión, son todas parte de la religión), pero ellos tienen una reacción negativa frente al término «religión».

     La razón para gran parte de esto creo que es el hecho de que para muchas personas la religión está relacionada con los credos que se originaron en Oriente Medio, y con la manera en que esos credos han sido y son todavía presentados: no tanto como caminos inspirados hacia una conciencia más alta, sino como listas de «pecados», experimentando el ser forzados a aceptar ideas que son obviamente defectuosas, etcétera. Entonces pienso que gran parte de la reacción contra el término «religión» es realmente una reacción emocional e intelectual contra las tres doctrinas del Medio Oriente que comparten el mismo dios despótico.

     Esta tendencia existe también en muchos que afirman seguir un impulso «pagano»; ellos también pueden estar en problemas para explicar que el Asatru no es una religión sino una forma popular o un estilo de vida que implica la creencia en dioses y diosas. Uso el término Asatru aquí porque son a menudo aquellos que se auto-identifican como Asatru quienes tendrán este pensamiento, mientras que los odinistas por lo general no tienen ningún problema en describir sus creencias como su religión. El Odinismo,  es la expresión moderna de la antigua sabiduría de nuestros antepasados indoeuropeos del Norte, como está expresada en los textos védicos y otros de la Antigüedad, y explica por qué naturalmente tomamos lo que puede ser llamado una postura Pan-Norte-Indoeuropea cuando se trata de asuntos que tienen que ver con la cualidad de nuestra gente.

     Como religión, el Odinismo tiene un panteón de dioses y diosas, y por supuesto una mitología. Ahora bien, mientras algunos pueden rechazar la noción de Dioses, nuevamente, aquello a menudo puede ser atribuído a una reacción contra el modo en que el dios de las religiones del Medio Oriente es presentado en sus «mitos» y por los seguidores de ese dios. Es justo y natural, sobre todo a la luz de la presentación común de «Dios» en el mundo occidental, preguntar de los odinistas:

 —¿Qué creen los Odinistas que son los Dioses y las Diosas?
—¿Son ellos seres sensibles reales?
—¿Son ellos personificaciones de las fuerzas de la Naturaleza?
—¿Son ellos los arquetipos Jungianos?
—¿Son ellos los diversos aspectos de usted mismo?
—¿Son ellos externos o internos?

Y  la respuesta por supuesto es: «Sí, ellos lo son».

     La religión entonces tiene múltiples capas, y naturalmente las enseñanzas de una religión y su mitología también se compondrán de múltiples capas. La mitología del Odinismo puede ser vista como referida a las realidades astronómicas, explicándolas con alegorías. Puede ser vista como referida a la encarnación de los individuos o incluso un solo día de una encarnación, o la de un pueblo o grupo de gente. Tiene muchos niveles en efecto.

     Como con la «religión» misma, la sofisticación de la mitología odínica es tal, que a ella puede tener acceso cada uno según su nivel de evolución personal. Y es este acceso directo, esta experimentada comprensión, el que tiene la verdadera importancia. En un nivel muy profundo, esto actúa como un camino dirigido hacia una conciencia superior y lo que puede ser llamado auto-realización, iluminación, conciencia de Odín, etcétera; el término no es lo importante sino la experimentación. Será en este nivel en el que se enfoca este artículo, y más específicamente en una figura alrededor de la cual hay mucha confusión, y cómo aquélla se relaciona con nuestro camino hacia una conciencia más alta.   Hay por supuesto mucho que obstaculiza este viaje, y todos tales impedimentos pueden ser remontados en último término a la figura de LOKI. Debido a las limitaciones de tiempo y espacio para este artículo, no seré capaz de entrar en grandes detalles, pero daré una visión general, ya que es muy importante que esta figura sea entendida, y si el lector está lo suficientemente interesado puede, usando esto como un tosco mapa, comenzar conscientemente su propio viaje a la Conciencia de Odín, y en cualquier caso obtendrá mayor provecho haciendo aquello, de manera que se mueva hacia arriba desde el entendimiento intelectual al conocer con la experiencia.

     Cómo abordamos y entendemos los mitos es por supuesto de la mayor importancia. Si bien ellos tienen, como hemos visto, múltiples capas, y de esa manera se refieren a muchas cosas, ellos no deben ser tomados en sentido literal. Puedo parecer majadero en aquel punto, pero no sólo es vital para entenderlos, sino que es también uno de los obstáculos más comunes encontrados. La tendencia «literalista» está de hecho mucho más extendida que lo que podría pensarse al principio. El error de literalizar la totalidad de los mitos es raro, pero lo que podemos llamar «literalismo selectivo» está actualmente muy extendido, y siempre el resultado es un bloqueo de los individuos en su evolución ascendente. Explicaré un poco más sobre este «literalismo selectivo». Nunca me he encontrado aún con un adulto que literalmente crea, por ejemplo, que el dios Thor es un tipo enorme con una abundante barba roja que vuela a través del cielo en un carro tirado por un par de cabras desafiantes de la ley de gravedad, o que literalmente crea que un par de gigantescos «lobos en el espacio» persigue las órbitas celestes del Sol y la Luna en una tentativa de hacer un bocado de ellos. En tales cosas, la gente fácilmente comprende que éstas son expresiones simbólicas. Pero me he encontrado con algunos que creen literalmente que Odín es un tipo anciano (aunque en notable condición) con una larga barba gris, sombrero grande y con un ojo menos, y con otros que toman los diversos cuentos de dioses y diosas como ocurriendo literalmente, como una especie de telenovela cósmica.

     Una consecuencia abiertamente negativa de esto puede ser vista en la gente que o bien justifica, o, en otros casos, alardea de su propia negatividad afirmando que ellos están emulando a los Dioses. He escuchado a gente que explica el engaño y la traición afirmando que ellos están emulando a Odín. He oído a gente que presenta su propio comportamiento palurdo, ignorante, ebrio y estúpido como una emulación de Thor. En éste y otros tales comportamientos negativos, en realidad, es la energía de Loki la que ellos han abrazado, no la expresión de los Brillantes.  Hay diversos motivos de por qué existe esta tendencia literalista, y mientras no tengo la intención de examinarlos todos aquí, pienso que será beneficioso mirar un par, de modo que en la identificación del problema seamos más capaces de refutarlos.

     Una causa principal es el hecho de que incluso entre los muchos que han rechazado la religión y las enseñanzas del judeo-cristianismo, ese credo que durante tanto tiempo y tan ferozmente dominó el mundo occidental, ellos todavía no han roto los grilletes de la mentalidad judeo-cristiana. Se trata de una mentalidad que se ha incrustado profundamente dentro de muchos, y que es reforzada por los medios de comunicación y las instituciones populares. Durante siglos, las formas más virulentas del judeo-cristianismo insistieron en la aceptación literal de su mitología (la Biblia). Cualquiera que ofreciera una interpretación más iluminada, o que desafiara la noción de que la mitología judeo-cristiana era literalmente verdadera, era tratado con salvajismo, con tortura y muerte. Tan poderosas y de tanto alcance eran las fuerzas del judeo-cristianismo, que incluso los hombres de conocimiento fueron intimidados y subordinados a ello. La medicina y las ciencias se deterioraron hasta la superstición, ya que no se soportaba que ellas ofendieran la tendencia literalista del establishment judeo-cristiano y la interpretación literal de su mitología.  Si personas altamente educadas e inteligentes fueron forzadas a seguirle la corriente a este literalismo, no es sorprendente que la gente sencilla, aquellos más preocupados por la supervivencia del día a día y que tenían poco, si es que algún, tiempo libre para filosofar, con el tiempo se asimilara al punto de vista predominante. Incluso a mediados del siglo XX, desafiar el mito de la creación de Adán y Eva del judeo-cristianismo como un acontecimiento no literal era susceptible de procesamiento judicial, e incluso hoy, millones de personas aparentemente inteligentes todavía tienen una creencia literal en cosas tales como «el Rapto de la Iglesia», etcétera. Entonces no es demasiado sorprendente que muchos que han rechazado el credo foráneo todavía tengan algo de su modo de pensar dentro de ellos. Y esta aceptación, o el ver los mitos como una verdad literal (incluso si se trata de un literalismo limitado), es una expresión de aquella persistente tendencia. Para algunos esto está en un nivel consciente, mientras para muchos se trata más de un nivel subconsciente.

     Otros elementos claves en este problema tienen que ver con el registro actualmente escrito de los Mitos Odínicos y, en cierta medida, con la manera en que ellos a menudo han sido estudiados. La mayor parte de la mitología sobreviviente fue registrada en forma escrita en un momento en que pocos realmente entendían la sabiduría interior de nuestra antigua fe ancestral. La época vikinga, le guste o no, no fue de ninguna manera una Edad de Oro para nuestra religión; de hecho, a pesar de muchas ilusiones populares sobre esto, fue en realidad algo de lo peor. Si hubiese sido de hecho un punto alto para nuestra religión orgánica natural y camino espiritual, entonces probablemente no hubiese sido subyugada sin el casi total exterminio del organismo de nuestra gente. Aunque los supresores judeo-cristianos fueron viciosos, bestialmente crueles y bien organizados, por lo general el «trabajo sucio» real fue realizado por elementos ya corrompidos dentro de nuestro propio grupo de gente, reclutados e inducidos a conducir el terror y la matanza. No fueron, por ejemplo, jefes militares semíticos los que prohibieron la práctica de nuestra religión en el reino Franco alrededor de 550 d.C. No fueron ejércitos ajenos los que desataron una ola de terror contra Frisia, sino Francos cristianos. No fue un pueblo extranjero el que engañó y luego mató a 4.500 sajones de la nobleza por rechazar convertirse a la religión foránea, sino elementos corrompidos de nuestros propios pueblos.

     No voy a enumerar las oleadas de tortura y exterminio emprendidas contra nuestra gente a través de Europa para obligarlos a doblegarse ante la religión ajena, pero aquéllas continuaron durante siglos y fueron conducidas por aquellos de nuestra gente que habían degenerado. Claramente en esos tiempos, cantidades suficientes de nuestra gente, sobre todo aquellos en posiciones de influencia y poder, y muchos de los que serían llamados Nórdicos, ya habían sido arrastrados tan lejos de la comprensión de la naturaleza de la realidad, como está expresado en los mitos arcanos de nuestra gente, que estaban maduros para la corrupción. Una cosa tal no puede suceder en una Edad de Oro. De ese modo, si bien hay muchos aspectos admirables de la Época Vikinga sobre los que podemos mirar atrás con orgullo, más definitivamente no fue una Edad de Oro para nuestra antigua religión. Pero fue en esa época que fue escrita gran parte de los mitos como los tenemos hoy.   Debería recordarse que parte del proceso de subyugación (a menos que el genocidio rápido sea el método elegido) implica el debilitamiento de los sistemas de creencia de los pueblos, el debilitamiento del amor y la confianza en sus deidades, y la destrucción de la sabiduría ancestral transmitida oralmente durante los siglos. Un credo que viene recién llegando casi siempre procurará hacer eso, y parte de ello incluirá distorsionar los medios populares de comunicación de dicha época. Los judeo-cristianos hicieron eso muy bien. Lo que ellos no pudieron destruír físicamente, lo procuraron corromper y subvertir. De ese modo los mitos fueron manipulados y alterados para calzar con el nuevo credo y los nuevos amos. Y debería recordarse que en ese entonces la mayoría de la población era incapaz de leer la tradición oral en verso o canciones, etc., si hubiera sido aquél el método elegido de transmitir el conocimiento. De aquellos que podían leer y escribir se pensaba que eran de alguna manera más conocedores, y ellos fueron los que presentaron la nueva propaganda, haciéndola de algún modo parecer más legítima. Un error, por supuesto, pero la Historia está llena de errores.

     Algunos de aquellos que presentaron el trabajo escrito, habían aceptado ya o estaban al menos bajo una fuerte influencia de la nueva religión foránea, y por ello adaptaron sus escritos como propaganda directa orientada a minimizar a las deidades autóctonas y sus atributos. Otros fueron quizá ambivalentes, pero con un ojo puesto en el progreso de sus carreras y en conseguir el favor del establishment ahora dominado por los cristianos, y evitando la persecución impuesta sobre aquellos que no se inclinarían ante el nuevo credo, se aseguraron de conseguir la aprobación de aquel establishment. Y no siendo ya entendida gran parte de la sabiduría contenida en los mitos y calificados éstos en muchos casos como mera superstición o cuentos para entretenerse, incluso si los escribas hubieran deseado presentar las enseñanzas inalteradas, ellos probablemente ni siquiera las hubieran entendido. Con poca o ninguna creencia en los «antiguos dioses» y con poco entendimiento, ellos habrían tratado los mitos como un simple material fuente para historias pintorescas. En otras palabras, dichos mitos no fueron ni siquiera escritos desde un punto de vista de explicar los misterios de la creación y el camino a la conciencia superior y al conocimiento último, sino para el entretenimiento. Esto es reconocido por muchos escritores académicos que se refieren al asunto.

     Algunos de los escritos considerados como «mitos» no son ni siquiera parte del conjunto original de mitos en absoluto, sino que fueron escritos con un propósito propagandista cristiano o de entretenimiento, y que usaron la mitología judeo-cristiana como su fuente, como los juegos de fantasía que usan imágenes de una variedad de mitos. El resultado final por supuesto fue lo que puede ser visto como una profanación y degradación de lo divino. La Naturaleza misma fue «des-divinizada», y las deidades, despojadas de sus poderes e imágenes divinas. Thor, por ejemplo, amado por el pueblo común, campeón contra el mal y destructor de ilusiones, fue degradado en los cuentos a ser poco más que un patán borracho, fácilmente burlado, una caricatura. El Allfather, representado como un traidor, una figura demoníaca, un mentiroso y un traidor. Odín, la energía de la voluntad pura hacia una elevación y una santidad superiores, fue arrastrado a ese bajo nivel. Freya, la fuerza divina del amor alegre y más, presentada como una especie de mujer lasciva y voluptuosa. En algunos casos, ellos no fueron ni siquiera presentados como seres santos en absoluto, sino como una banda de nobles troyanos fugitivos, desplazados, mentirosos y corrompibles.

     ¿Ve usted el daño que crea tal percepción de los mitos? Y sin embargo éstas son las fuentes que los «literalistas» contemplan y estudian, en un intento serio pero erróneo. Cuando la intención esencial de los mitos está tan escondida, ¿cómo puede uno ver el camino iluminado?.    Y cuando la supresión abierta realizada por parte de la religión ajena entrante finalmente disminuyó y los historiadores y otros académicos y eruditos pudieron estudiar nuestro pasado sin el miedo a la tortura y la muerte cuando examinaban los mitos, ellos dejaron de ver la verdadera naturaleza de éstos. En vez de eso, ellos los vieron como las extrañas (y a menudo primitivas y sencillas) creencias de un pueblo bárbaro que había pasado a la Historia. Ellos no los vieron como la expresión del camino espiritual autóctono para nuestro grupo de gente. Ellos no vieron cómo la sabiduría antigua es tan válida y vital hoy como lo era en aquellos siglos. Ellos no vieron la gran sofisticación que en efecto poseen. Ellos no vieron a dichos mitos como las enseñanzas de una religión viva y evolutiva sino como remanentes muertos de un tiempo pasado hace mucho. Así, con la mejor voluntad en el mundo, ellos también miraron con los lentes inadecuados. Aunque puedan ser provechosas estas fuentes —y deberíamos estar agradecidos de ellas— sus palabras dan una comprensión intelectual limitada, no el saber experimentado. Sin embargo, por cuanto el Odinismo es la manifestación moderna de la sabiduría eterna de los pueblos Norte-Indoeuropeos, podemos examinar los textos antiguos como los Vedas para encontrar los mensajes esenciales presentados en el mito odínico.

     Recuerde, la Mitología no es una verdad literal, sino la expresión simbólica y en distintos niveles de la verdad primordial.

     Puede parecer que nos hemos apartado un poco de la intención principal de este artículo: una percepción más clara de «Loki» en nuestra mitología, pero de hecho, es tal la penetrabilidad de la energía que Loki representa, que ha sido aludido en todas partes, ya que lo que Loki finalmente representa al nivel del mito del que estamos hablando aquí, es la ilusión. Loki es el poder de la ilusión. Es esta energía de la ilusión la que impide nuestra correcta percepción de la naturaleza de la realidad, y por lo tanto impide que logremos una conciencia superior, la conciencia de Odín, la iluminación odínica, o como quiera que uno pueda llamarla. Lo importante no es el término como tal, que puede o no ser un indicador del camino que usted recorrió hacia aquella conciencia superior; e incluso enfocarse en el término más bien que en el estado, puede ser visto como alguien obstruído por la ilusión.    Recordemos nuevamente que en este nivel de nuestras enseñanzas míticas estamos preocupados por comprender el ciclo del mito como un modo de entender nuestro propio ser, entender la «realidad esencial», y como un camino dirigido a la gran iluminación, un camino de sabiduría puesto en formato alegórico en el momento de la última «Edad de Oro», aquel tiempo cuando nuestros brillantes antepasados eran seres altamente desarrollados, verdaderamente comprendieron el «Werold» [= mundo], y es a ese entendimiento, aquella sabiduría y saber consciente, hacia los cuales estamos viajando lentamente otra vez. Contra ese camino está Loki, la energía de la ilusión y de todo lo que surge de ella. La figura de Loki puede ser comparada con la de Maya de las antiguas enseñanzas Indoeuropeas.

     La ilusión es un obstáculo insidioso y penetrante, y en último término es siempre negativa. Muchas veces podría no parecer ser directamente dañina; las «sensaciones» que produce a menudo pueden parecer ser agradables y, de hecho, a menudo son perseguidas como deseables. Nublado por la ilusión, uno puede creer que ellas se comportan en una manera positiva, cuando de hecho sus acciones son negativas. El dulce perfume, así como el detestable hedor, es el aroma de la ilusión, y su potencia no puede ser sobrestimada. Muchas veces esta energía lo engañará a uno para que se piense que se es «libre», que uno actúa dentro del propio libre albedrío. Pero en realidad las ilusiones atan con cadenas. Sean ellas de oro o de hierro, todavía son cadenas, y los pequeños placeres que a veces la ilusión puede parecer traer, son despreciables cuando se los compara con la felicidad divina que trae la conciencia superior. Un esclavo feliz, o incluso uno que no comprende que está en efecto esclavizado, es todavía un esclavo, y tiene negada la majestad plena de la libertad última. Es la ilusión la que estimula nuestros sistemas nerviosos cuando la experimentamos por medio de percepciones imperfectas. Ella es el impulso que nos lleva a perseguir lo que son en última instancia placeres menores y a permanecer ignorantes de la felicidad divina y la alegría pura. ¿Y cuánto sufrimiento lleva esta persecución del placer de la ilusión a los demás y a nosotros?.

     En los mitos, la figura de Loki está presente a través de todo el ciclo, y sólo es vencido en el Ragnarok [Crepúsculo de los Dioses]. Viendo los mitos al nivel de nuestra propia evolución personal y auto-realización, el Ragnarok es representativo de nuestra superación final de aquello que se interpone en nuestro camino hacia el logro de aquella evolución superior, de modo que vemos que sólo venciendo a aquel «enemigo» es que somos exitosos en ello.

     La naturaleza de Loki es posteriormente enfatizada y expuesta al considerar su «descendencia». Hoy ésta por lo general es dada como Fenris, el lobo monstruoso, Jormungandr la gran serpiente, Hel y Sleipnir.  En el más temprano y más puro de nuestros mitos populares, no creo que Sleipnir y Hel (o sus homólogos) estuvieran considerados como pertenecientes a la progenie de Loki, pero una mirada más detallada a por qué ése es el caso, es más apropiada para un artículo separado. Sin embargo, para el propósito de este artículo, y en gran parte porque muchas cosas fuera de Odinic Rite están bajo la influencia de la mitología alterada (como ya se detalló), ellos serán incluídos en la lista de su «descendencia». Sin embargo, aun cuando se los considere en esa posición, vemos una diferencia muy clara entre ellos y Fenris y Jormungandr, quienes son obviamente mucho más negativos. También deberíamos considerar la figura de Sigyn, presentada como su leal esposa. Posteriormente también miraremos los elementos del mito odinista de la creación, la noción de que Odín es un hermano de sangre de Loki, y la matanza de Balder, que fue dirigida por Loki. Al considerar estos personajes y situaciones, veremos cómo ellos también refuerzan la comprensión de que Loki representa la ilusión y sus efectos.

     Consideremos primero a Fenris: De algún modo, Fenris puede ser considerado como más abierta y obviamente peligroso para los Dioses que Loki. Ciertamente la ambigüedad que parece nublar la comprensión de Loki no está presente. (Pero esta ambigüedad por supuesto realmente demuestra el hecho de que Loki es la ilusión). Sin embargo a pesar del peligro abierto que representa Fenris, la fuente de aquellas amenazas es Loki. Al nivel del mito, estamos detallando con este trabajo que Fenris personifica al «ego falso» o «pequeño yo» que constantemente trabaja para impedirnos comprender nuestro «gran yo». En efecto, él procura devorar el conocimiento de nuestro «yo superior», de manera que la imagen de un monstruoso lobo voraz es muy adecuada. Después de todo, el pequeño ego es voraz, teniendo que forzar constantemente su ansía de reconocimiento, su satisfacción y pacificación a un primer plano. En la mitología, el peligro que Fenris representa es conocido mucho antes de que él alcance su fuerza plena.

     Si es visto más literalmente, puede parecer extraño que esta bestia no haya sido muerta antes de que ella hubiera crecido hasta su tamaño en que representa un peligro, sino que en cambio haya sido llevada a Asgarth. Pero esto muestra dos cosas de importancia aquí. Primero, puede ser visto como un lento descenso desde las Épocas Doradas, en cuanto tal peligro como el que el pequeño ego plantea es susceptible de ser controlado, ya que aquéllos son tiempos de un entendimiento y una evolución superiores. Pero también, y para nosotros en esta encarnación, esto indica cuán difícil realmente es matar al falso ego, cuán constantemente está con nosotros, intentando continuamente devorar nuestro yo superior. Incluso aquellos que tienen una extrema autodisciplina, que llevan a cabo intensas prácticas espirituales y de auto-realización, y que reconocen a nuestro dios como una naturaleza esencial (como lo hacen aquellos que moran en Asgarth), todavía estarán en peligro por causa de este «lobo». Esto requiere que un constante control mantenga a raya esa energía, para no hablar de vencerla y destruírla dentro de nosotros.

     Los Dioses, o las energías del desarrollo superior —si usted prefiere pensar en esos términos—, reconocen el peligro, y de ese modo lo llevan al reino de la conciencia superior y allí lo sujetan. En nuestras enseñanzas, este monstruo está sujeto por una cadena forjada por los oscuros elfos. Esto puede parecer un poco extraño también, por cuanto los oscuros elfos mismos, en este nivel, representan rasgos y energías negativos, sean ellos deseos sensuales incontrolados, deseos materiales, etc., pero, paradójicamente, son estas mismas cosas que surgen de la ilusión misma, las que «atan» o dan órdenes al falso ego. Vemos que no domesticado y suelto, este monstruo es una amenaza directa para el principio de Odín, la conciencia superior, y tiene que ser finalmente muerto antes de que sea alcanzada la comprensión plena de la Conciencia de Odín. ¿Y cuál es el gran miedo de hacer esto? Parecería que al vencer a este pequeño yo perdemos todo el sentido de nosotros mismos. Ésta es una ilusión, por supuesto, como cuando el pequeño yo es vencido; el yo mayor es entonces revelado y experimentado. Pero la ilusión es poderosa y penetrante, y su descendencia, el ego pequeño y no iluminado, es como un lobo monstruoso y voraz  que procura crecer hasta que amenaza con consumir todos los aspectos de nuestro ser superior.

     El segundo descendiente de la ilusión, o Loki, es presentado como Jormungandr, la Serpiente del Mundo, una criatura tan enorme que rodea el mundo material de Midgarth y lo sujeta con fuerza. Nuevamente, qué esplendidas imágenes, ya que Jormungandr es simbólico, en este nivel de los mitos, de los deseos materiales y la fuerza vital no canalizada o incontrolada que poseemos. El apego a estos deseos y una incapacidad, o incluso una voluntad en contra, para controlar la energía vital son otros tantos obstáculos más que nos impiden alcanzar la conciencia superior o súper-conciencia. La ilusión, nuestra percepción errónea de la naturaleza de la realidad, y el deseo de placeres aparentes y ganancias materiales que buscamos en el reino de Midgarth de la existencia que esto trae, nos ata firmemente a un nivel inferior de la realidad que el que podemos conseguir. Permanecemos ignorantes de una realidad más alta que podríamos alcanzar. Curiosamente, la fuerza vital en las tempranas enseñanzas indoeuropeas es representada como una serpiente (kundalini). El control correcto de esta fuerza conduce a una rápida evolución. Pero incontrolada, es un peligro y nos mantiene atados a bajos niveles de la realidad.

     La Diosa Hel a menudo es presentada como otro descendiente de Loki. Hel es el nombre de la Diosa que preside el brillante reino de los «muertos» que lleva su nombre. Su mismo nombre está relacionado con «heil», salud «brillante», etc. El reino de Hel es un lugar de aprendizaje y descanso, purificación y renovación entre encarnaciones. Una vez que es conseguida la iluminación superior o Conciencia de Odín, se acaba la necesidad de una encarnación al nivel del Midgarth, aunque algunos puedan decidir volver para ayudar a aquellos que están allí. Pero mientras aquel estado de iluminación no sea conseguido, el proceso de vida, muerte y renacimiento continúa.

     Por cuanto es en último término la fuerza de la ilusión la que impide el logro de aquella iluminación, existe en este reino una «necesidad» de purgación, descanso, aprendizaje y renovación; una necesidad provocada por o «nacida» de la ilusión, por así decirlo. Se puede ver cómo podría surgir, a consecuencia de un engaño deliberado o de un malentendido, la alegoría de Hel siendo una «hija» de Loki. Pero esta Diosa no puede ser considerada como un descendiente de Loki del mismo modo que Fenris y Jormungandr. La presentación de esta figura ha sido muy exagerada por algunos, y la similitud del nombre de esta Diosa Brillante con los reinos de castigo de la mitología judeo-cristiana ha sido enfocada en tratar de equiparar la noción odinica de la muerte con la judeo-cristiana, haciendo a la Diosa y a la muerte misma un acontecimiento probablemente aterrador. En el mito judeo-cristiano por supuesto, los muertos o van al Cielo como una recompensa por obedecer las órdenes de los dioses cristianos, según son comunicadas por la jerarquía cristiana, o al Infierno, el reino del castigo y sufrimiento eternos. Al buscar demonizar a la Diosa que es la Reina del reino de los muertos, está claro que se está haciendo una tentativa de equipararla con el sufrimiento.

     Aunque este artículo no esté destinado a mirar con ninguna gran profundidad el proceso de encarnación, vida, muerte, renacimiento y otros tales, vale la pena mencionar sólo un punto adicional acerca de la Diosa Hel. Ella es descrita como siendo mitad blanca y mitad negra o azul. Esto por supuesto, nuevamente, no debe ser tomado en sentido literal: es simbólico una vez más. Brevemente esto indica (entre otras cosas) los diferentes aspectos de la Diosa: el benigno y el colérico. El proceso de purificación entre encarnaciones puede en realidad ser duro y temible cuando el Destino (Wyrd) de alguien es examinado. Las ilusiones y la negatividad tienen que ser removidas. Pero si el viaje a Hel y el tiempo pasado allí son duros o no, NO es eterno.

     Sleipnir tampoco puede ser visto del mismo modo que Fenris y Jormungandr, ya que estos últimos guerran contra los Dioses, el estado más alto del ser, mientras que Hel y Sleipnir ayudan al avance de aquel estado superior. Sleipnir es aquel vehículo que trasciende todos los reinos, no ligado a ninguno, pero capaz de viajar con facilidad a todos. Esto demuestra que hay un camino y un modo de viajar a niveles diferentes de la conciencia. Sleipnir es el vehículo mítico por el cual todos los niveles de la realidad pueden ser experimentados, pero no mantenernos en esclavitud. Una vez más, se podría decir que la «necesidad» para esto sólo existe porque la ilusión nos impide comprenderlo, pero nuevamente Sleipnir no es un hijo de la ilusión a la manera de Fenris y la Serpiente del Mundo.

     Sleipnir es descrito como un caballo de ocho patas; esto tiene muchos niveles de simbolismo. Es interesante, aunque no sorprendente, notar que varios sistemas de yoga (una práctica, o prácticas, que surgió en los tiempos de nuestros antiguos antepasados Norte-indoeuropeos) tienen ocho pasos o caminos. Está el Kalachakra, o rueda del tiempo de ocho rayos de los hindúes, que es un símbolo de la creación perfecta. El número ocho tiene mucha significación en el hinduísmo (que, como el Odinismo, deriva de la antigua sabiduría presentada en los textos védicos).

     Dentro del budismo, existe el concepto de la rueda de ocho rayos y del camino en ocho pasos a la iluminación. De manera que otra vez vemos un camino a la conciencia superior. Odín viaja montando este mítico caballo, y una vez más vemos el simbolismo de un esfuerzo consciente por alcanzar niveles más altos de conciencia por la experiencia directa, y un camino / vehículo de ocho pasos, o, en este caso, ocho patas, para lograrlo.

     Otra figura que tenemos que considerar en relación a la energía de la ilusión o Loki es la de Sigyn, la cual es presentada como su esposa. Éste es su único papel en los mitos sobrevivientes. Su figura podría ser vista como más bien trágica, ya que aunque no malévola ella misma, en realidad su lealtad al malévolo Loki puede ser vista como derivada de un impulso noble. Ella le engendra a Loki dos hijos, ninguno de los cuales parece darle ninguna alegría, sino que son fuente de gran pena cuando ella presencia a uno de sus hijos matar al otro, ciertamente, una de las penas más profundas que una Madre podría sufrir. Además, esto es una consecuencia de los hechos de su «marido», que conducen a este trágico acontecimiento, y sin embargo todavía ella le permanece obediente.

     A pesar de terribles penas y privaciones que ella sufre a consecuencia de las acciones de su marido, ella permanece fiel a él, sirviéndole y tratando de protegerlo. Básicamente, en su servicio a Loki, ella sacrifica su potencial de vida y es una sirviente de la ilusión, no capaz de alcanzar su potencial más alto. Cuando Loki, como castigo por su papel en la matanza de Balder, es amarrado y se le ponen serpientes venenosas encima para gotear el dolor induciendo veneno en él, es Sigyn quien lealmente se sienta junto a él e intenta agarrar los goteos de veneno. Entre paréntesis, las serpientes a veces, en el mito y el folklore Norte-indoeuropeo, han sido simbólicas de la sabiduría. La sabiduría disuelve la ilusión, de modo que podemos ver el castigo de Loki en aquel contexto, y Sigyn, como alguien que está totalmente en las garras de la ilusión, hace todo lo posible para proteger aquella fuerza de algo que la erradicará, ya que perder sus ilusiones es un dolor que su pequeño ego no puede asumir. El veneno por supuesto también es simbólico del veneno de los hechos llenos de la ilusión que regresan como una consecuencia del Wyrd y causan dolor.

     Algunos eruditos han sugerido que ella es representativa de las cualidades admirables de una esposa leal. Sin embargo, al nivel del mito con el que estamos preocupados, el de los mitos que son un camino iluminado a la conciencia superior, ése no es realmente el caso. Sabemos que en este nivel Loki es simbólico de la energía de la ilusión y que toda la gente está sujeta a ella. Hasta que afrontemos nuestro propio Ragnarok donde finalmente rasgamos el velo de la ilusión y entendemos la verdadera naturaleza del multiverso, todos y cada uno de nosotros, en mayor o menor grado, somos empañados por la ilusión y debemos sufrir las limitaciones y penas que resultan de esto.

     A menudo, si somos capaces de mirar con claridad y honestidad desnuda las intenciones e impulsos que están detrás de nuestros pensamientos, palabras y hechos, podemos identificar dónde hemos caído víctimas de la ilusión y su descendencia. Aunque es difícil de vencer, al menos podemos comenzar el proceso por medio de un análisis honesto de nosotros mismos, nuestras motivaciones, etcétera. Muy a menudo por hacer esto identificaremos lo que eran realmente intenciones negativas, nacidas del egoísmo y las tendencias del «pequeño yo», el deseo de gratificar nuestros sentidos físicos o emocionales para hinchar al falso ego. A veces podemos ver esto fácilmente, pero tal es la potencia realmente insidiosa y penetrante de la ilusión, que muchas veces no podemos verlo. Cosas que parecen nacer de buenas intenciones (aunque ignorantes / equivocadas), incluso la compasión equivocada (o «compasión estúpida», como la llama el Dalai Lama), realmente sólo son otra ilusión que nos impide avanzar.

     Sigyn es simbólica de esta tendencia. Ella no es «mal intencionada», ella no actúa impulsada por la malicia o una negatividad consciente, sino que a pesar de todo ella es atraída por la ilusión y mantenida como su esclava. Ella ha abrazado la ilusión, engendró dos hijos de ella, el fruto de su ilusión. Y como todo tal fruto, al final resulta ser una fuente de pena y sufrimiento.

     Sigyn sin embargo rechaza dejar ir sus ilusiones, a pesar de los resultados devastadores que han llevado a su vida. Incapaz de aceptar que lo que ella se ha dado a sí misma es falso, procura proteger su ilusión a cualquier costo, encadenándose por lo tanto a ello en vez de permitir que sea disuelto. Ella está dispuesta a sacrificar su propio progreso y reconocimiento de su verdadera naturaleza para proteger la ilusión por la que ella se había definido. Aquí vemos cómo incluso la intención noble (y la lealtad es de intención noble), si está basada en la ilusión, conduce a un autoengaño y una manipulación por parte de energías negativas y hostiles. Vemos cuán difícil es aceptar que algo que podemos haber apreciado, nos es en realidad muy pernicioso y falso. En vez de aceptar aquel hecho, duro como pueda ser para nuestros «pequeños yoes», y por lo tanto aprendiendo y progresando, la gente así ilusionada rechaza afrontar aquel hecho, no lo aceptará y permanecerá ignorante. A veces, la gente se sentirá definida por su apego a algo, como si ella misma no tuviera ningún valor real sin ello. A pesar de toda la evidencia de que aquello a lo que se aferra es falso o dañino para ellos, y su descubrimiento de la verdadera naturaleza y valor de ellos, aún así no se atreverán a dejarlo ir; ellos temen que sin esa ilusión ellos sean de poco valor, no tengan ningún papel, ninguna definición, ningún lugar, y que sean realmente insignificantes. La insignificancia es un miedo del pequeño yo: el yo superior o más alto conoce su verdadera naturaleza y valor como ser divino y experimentando y experimentado por el multiverso en alegría.

     Sigyn personifica aquella tendencia. El hecho de que ella sólo sea mencionada como la esposa de Loki sin ningún rol además de ése, es indicativo del hecho de que ella sólo puede definirse por las ilusiones a las que ella se aferra. Si ella no fuese la esposa de Loki, ¿merecería una mención por derecho propio?; ¿se vería que ella siquiera existe?. De ese modo, ella permanecerá ligada a la ilusión no importa para qué, y abandonarla parecería dejar a Sigyn insignificante. Ella es una excelente representación de aquella tendencia a aferrarse a lo falso, a mantener un apego a cosas que son en realidad falsas. Si ella fuera capaz de abandonar su ilusión y permitir que sea disuelta por la sabiduría y la ley del Wyrd, ella descubriría de hecho su valor superior, su propio camino a la conciencia más alta, pero el símbolo que ella retrata es de alguien que no puede.

     Aprendemos con esto que aferrarse a la «ignorancia», que nos impide percibir la realidad última, no tiene que surgir de motivos abiertamente egoístas (aunque ellos sean motivos sutiles del pequeño ego), y no tiene que ser impulsado por la malicia, y sin embargo todavía esta ignorancia frena nuestro camino al conocimiento de la realidad superior, tan ciertamente como las acciones fácilmente reconocibles impulsadas por la malicia y las tendencias egoístas. En el mito, acerca de su protección de Loki, hay momentos en que el cuenco que ella ha colocado para protegerlo del veneno que gotea se llena y amenaza con derramarse en su «ilusión», y ella se marcha realmente, pero tal es el desorden que se crea cuando la ilusión comienza realmente a disolverse, que ella se apresura a devolverse para vaciarlo y proteger sus ilusiones otra vez. Las contracciones de Loki en tales momentos son descritas como que ellas «sacuden la tierra». En otras palabras, aquellos que son como Sigyn pueden intentar a veces abandonar las ilusiones que ellos abrazan y protegen, pero cuando el mundo, la «tierra» de ilusión que ellos han creado comienza a ser «sacudida», ellos no pueden resistirlo, tan atados a ello están, que ellos vuelven corriendo a ella y la refuerzan cuando parece amenazada con la desintegración. Para vencer la ilusión debemos estar preparados para soportar el choque y desesperación que la «des-ilusión» a menudo trae al principio.

     Ya que se ha señalado el castigo que Loki recibió por su papel principal en la muerte de Balder el hermoso, sería beneficioso investigar el núcleo de este mito, por cuanto es otra clara enseñanza acerca de cómo la ilusión impide nuestra evolución ascendente hasta la Conciencia de Odin. Asumiré que aquellos que leen están familiarizados con los detalles de este mito, de modo que no lo repetiré con detalle. Baste decir, al nivel de las enseñanzas míticas con las que estamos tratando, que Balder es representativo de la Humanidad y el individuo, de la realidad esencial «divina» del yo, y del alto destino de cada individuo como una manifestación de lo «divino». Balder es el hijo más querido de los Dioses, una expresión del amor del multiverso a nosotros, como una entidad viva, como la creación sensible de aquella entidad que se experimenta a sí misma. Somos los amados hijos de las energías superiores que nos trajeron a la existencia, y dentro de nosotros mora la fuerza divina. Balder llega a estar preocupado por sueños de malos presagios y muerte, una alegoría de muchos niveles (como en todos los mitos) del descenso desde una «Edad de Oro» sin preocupaciones, donde existimos en un nivel más alto, a los niveles materiales más groseros; y con aquel descenso, que se debe al surgimiento de la energía de la ilusión, experimentamos miedos, y la ilusión ha alimentado deseos que amenazan nuestra elevación a un estado superior de conciencia.

     Frigga, una fuerza de amor divino intenta proteger a Balder de estos daños, pero es sólo mediante nuestro propio vencimiento que nosotros podemos derrotar realmente y hacernos inmunes a estas cosas. La energía del amor divino procura ayudarnos y llevarnos hacia arriba, pero somos nosotros mismos quienes debemos responder a aquella cariñosa ayuda. Ella sola no puede elevarnos: sólo nuestros esfuerzos finalmente pueden. Frigga, buscando proteger a Balder, ha obtenido una promesa de todas las cosas de no dañarlo nunca, exceptuando por supuesto a Loki y la planta muérdago. De una u otra manera, el muérdago fue visto como inocuo, de manera que no podía representar ningún peligro. Y entonces pareció que Balder era invulnerable; y como un deporte bien intencionado, los Dioses lanzarían toda suerte de cosas sobre él, ya que ellas no tenían ningún efecto dañino. Loki sin embargo, sabiendo que el muérdago no se comprometió a no hacer ningún daño a Balder, hizo un dardo de ello y lo dio a Hother (el hermano de Balder) para que lo lanzara. Él dirige la puntería de Hother y el dardo mata a Balder.  El hecho de que Hother sea descrito como ciego en esta etapa del ciclo del mito es simbólico de la «ceguera» del pequeño ego. Sin la intención de dañar, el pequeño ego aún así está cegado por la ilusión y orientado a hacer cosas que involuntariamente traen un gran daño. En un estado de ceguera, la ignorancia de la verdadera naturaleza de la realidad, incluso sin mala intención, aquella ignorancia o ceguedad a pesar de todo matará al «yo superior» y de esa manera nos impedirá alcanzar el nivel superior de conciencia que podemos llamar Conciencia de Odín o iluminación u otros términos tales.

     Como ya se dijo, lo importante no es el término sino el estado y el logro de ello. Así, «asesinado» y no elevado al estado superior, Balder debe residir en Hel hasta el vencimiento final de la ilusión y sus fuerzas en el Ragnarok (el logro de aquel estado superior). Una vez que esto ha sido conseguido, Balder vuelve con esplendor. A Hother también se le restaura su vista (es decir, la ceguera de la ilusión se va, y su velo es levantado). Pero hasta que la ilusión sea derrotada, esto no puede ser conseguido, y entonces Balder debe permanecer en los reinos de Hel, o ligado al ciclo de la encarnación. Como simbólico de nosotros, de la Humanidad, se nos enseña el potencial de entendimiento y experimentación de lo divino dentro de nosotros, de la auto-realización, por así decirlo, pero hasta que la ilusión, Loki, sea derrotada, esto no puede ser conseguido, y somos incapaces de morar en el reino de la sabiduría y la realidad últimas, y somos incapaces de alcanzar la Conciencia de Odín, que es nuestro destino.  Cuando comenzamos a acercarnos al final de este escrito, pienso que será beneficioso disipar otros dos asuntos que crean confusión alrededor de la figura de Loki. El primero es el resultado de la insinuación, dentro del ciclo del mito, de la «propaganda negra» ya mencionada, la degradación de las divinidades de nuestro pueblo. El segundo es un error cometido por algunos que miraron nuestro mito con los ojos de alguien que los ve como algo muerto para disecar y ver en una manera puramente académica y no a partir de una inspiración experimentada y de un vínculo directo a la sabiduría que reside en nuestro ser esperando su redescubrimiento.

     Trataré primero con la tentativa de degradar nuestras deidades. Hay algunos que declaran que Loki es el hermano de sangre de Odín y por lo tanto tiene que ser respetado. Con imparcialidad, aquellos que presentan esto son por lo general aquellos que asumen una visión más literalista de los mitos y están enfocados en la letra del «saber» (lore) más bien que en su espíritu. Hay una gran diferencia en aquellos que se acercan al «saber», estando algunos estáticos y congelados en un período del pasado, y siendo por lo tanto de poco valor hoy fuera de un interés histórico, y estando otros preocupados por el conocimiento trascendente que algo (no todo) de dicho saber contiene.

     Ya que este punto de vista literalista no es realmente de ninguna profundidad esencial, recuerde: «La mitología no es literal sino una expresión simbólica de diversos niveles de la verdad primordial y un camino a una conciencia más alta y una sabiduría experimentada». La principal razón de la inclusión de esta afirmación es ser de beneficio para aquellos que están interesados en comprender el Odinismo como una vibrante fe ancestral de nuestra gente, y para aquellos que conscientemente se están despertando a ello. Digo «conscientemente despertados» porque en realidad el yo esencial de la gente Norte-indoeuropea ya tiene este despertar en su mismo ser, aunque su mente «cada día consciente» pueda no haber tenido acceso todavía a ello. De esta manera, esto proporciona un camino directo para que ellos lo emprendan en vez de gastar tiempo y energía en desvíos tras rastros falsos.

     Esta afirmación [de que Loki es muy cercano a Odín] es encontrada en sólo uno de los mitos, el de Lokasenna [poema del Edda poético]. Si esta afirmación fuera verdadera, entonces tal sería su significado que aparecería en muchos otros, pero sólo se encuentra en esa única obra. Tampoco aparece en la extensa lista de nombres de Odín por los cuales él puede ser conocido, y no es lógico creer que una cosa tan significativa no hubiera sido aludida en ninguno de los muchos nombres que se le dan a Odín. Muchos de ellos se refieren a aspectos mucho más obscuros del ser y atributos de Odín, de manera que podemos estar seguros, si él fuera en efecto el hermano de sangre de Loki, de que al menos un nombre correspondería a esto y, como se dijo, tal hecho sería mencionado en otros mitos.

     Que el Lokasenna no fuera ni siquiera parte del ciclo original del mito, ha sido demostrado por diversos académicos y eruditos, estando H. R. Ellis Davidson entre los más célebres de éstos. Tales académicos descubrieron que se trata de una adición muy tardía, y por lo tanto es realmente sólo un «cuento» más bien que un mito. Sabemos entonces que fue compuesto en un momento en que la creencia en los Dioses era, a lo sumo, frágil y ambigua; un momento en que el judeo-cristianismo estaba en un ascenso feroz y su influencia y práctica destructivas estaban desenfrenadas. La sabiduría antigua de nuestra gente, como simbólicamente está colocado dentro de los mitos, en gran parte ya no fue entendida más, y los propagandistas de la religión entrante del Oriente Medio estaban en su máximo flujo. Y su propaganda escrita y hablada fue totalmente apoyada por la «policía del pensamiento» y los reforzadores de la ley, que desencadenaron una brutal represalia sobre cualquiera que se atreviera a resistir la invasión. Todo esto apoyado y patrocinado por un «Estado» corrupto pero poderoso. Como se mencionó antes, cualquier «eskaldo» [Skald = poeta] que hubiera querido hacer progresar su carrera, o incluso permanecer vivo, ciertamente no hubiera deseado presentar la verdadera sabiduría odínica o las deidades autóctonas salvo como personajes débiles y profundamente defectuosos.

     La religión orgánica natural de nuestra gente (hoy llamada Odinismo) fue denigrada; se hizo mofa de las energías y personajes Sagrados y Divinos, despojados de su divinidad y presentados como caracteres superfluos y venales, que eran a menudo de algún supuesto origen mundano. El Lokasenna es la obra donde esta inversión, esta reversión de la verdad, es vista más abiertamente. Es desafortunado que algunos no hayan entendido que esto no era parte del ciclo real del mito, y así básicamente han gastado mucho tiempo en estudiar minuciosamente sus posibles sentidos, cuando en realidad no hay nada para considerar como parte del Odinismo. Ha sido, y lo sigue siendo para unos, una ruta alternativa llena de espinas que los aparta del camino iluminado a Asgarth.

     Es entendible que algunos sean engañados de esta manera, porque mucha de nuestra mitología parece haber sido destruída u ocultada. Entonces es para tal gente a menudo un caso de «aferrarse a cualquier cosa» el que parece estar relacionado con nuestra religión. Pero ahora, cuando profundizamos nuestro camino, es importante que este supuesto mito sea comprendido como un ejemplo de propaganda maliciosa escrita como entretenimiento, con la intención de denigrar y obscurecer la profunda sabiduría de nuestros antepasados y las sagradas divinidades de nuestra unidad de gente. Podemos ver hoy cuántas películas populistas de «Hollywood» presentan la propaganda como entretenimiento, sin ningún respeto en absoluto por la verdad real. Ellos tienen una agenda, y este supuesto mito también tenía una agenda negativa.

     Y entonces vemos en este Lokasenna un claro objetivo de burla y de presentar a las deidades de la religión autóctona como indignas de respeto, confianza, amor, etc. Presentar a Odín, el Jefe de los Dioses, como un hermano de sangre de una energía negativa, no sólo lo vilipendia sino que socava la ya debilitada lealtad a él y la confianza sentida por muchos antaño. Nuestros antepasados tomaban la hermandad de sangre muy seriamente, una indicación de que incluso si ellos hubieran olvidado el mismo misterio real de la sangre, de todos modos se mantendría al menos su importancia. Esto era un lazo especial, una obligación sagrada si prefiere, de modo que si Odín se uniera así con un ser o energía totalmente lleno de traición, esto daría el mensaje de que él también era traidor. Qué pedazo tan inteligente de propaganda. Pero para aquellos que todavía desean aferrarse a esta noción, al menos véanla como otro ejemplo de la naturaleza insidiosa y penetrante de la ilusión, afín a Fenris, o más específicamente por qué Fenris no fue destruído sin tardanza antes de que él creciera hasta hacerse peligroso, sino que en cambio fue llevado a Asgarth. Esto muestra cómo la energía de la ilusión está constantemente con nosotros, incluso cuando intentamos consciente y diligentemente conseguir un progreso espiritual. Esto es una amenaza constante hasta que sea finalmente neutralizada por nuestro Ragnarok, cuando entonces avanzamos a un nivel más alto.

     El acontecimiento final que detallaré en este escrito tiene que ver con el mito odínico de la creación, y con el error que unos cuantos cometen al colocar a Loki en éste. Nuestro mito de creación, en tanto concuerda con la creación de nuestros míticos primeros antepasados, relata en el Voluspa:

Entonces surgieron de la multitud
de dioses fuertes y generosos en casa.
Ellos encontraron la tierra vacía de fuerza,
a Askr y Embla vacíos de destino.
Ellos no tenían espíritu ni sus cinco sentidos,
ningún calor, ningún movimiento,
ningún color saludable.
El espíritu lo dio Odin,
el sentido lo dio Hoenir,
el calor lo dio Lodur y el color saludable.

     Como cada uno de los mitos, el propio mito de la creación es un asunto para la contemplación por derecho propio, pero este artículo se encarga sólo de la disipación de la falsa idea de que de vez en cuando surge como una nociva inflamación el que Loki desempeñó algún papel en ella.

     Algunos escritores académicos, como H. A. Bellows, han teorizado que el personaje más bien misterioso de Lodur es de hecho Loki bajo un nombre diferente. Esta teoría, mientras que es posible que sea académicamente inteligente, por supuesto surge de una mente que trata la sabiduría viva de nuestra fe ancestral como algo ahora inerte y para ser observado en aislamiento de la conciencia experimentada, y aquello es falso.

      Lodur, siempre que es mencionado en nuestros mitos, es siempre un ser positivo y benévolo. Su regalo a la primera pareja mítica de nuestra gente es el «calor» y el «color saludable». Lodur es un dios del fuego en un aspecto y nivel, estando su mismo nombre unido al «Lodern» alemán, que significa «arder», como fue notado por Jacob Grimm entre otros. Loki también tiene un aspecto de fuego en un nivel, y esto condujo con el tiempo a una confusión de los dos. Los Skaldskaparmal solidificaron esta confusión cuando cambiaron el trío de dioses creadores desde Odín, Hoenir y Lodur, a Odin, Hoenir y Loki. En algún verso eskáldico, a Loki se le da el nombre de «el amigo leal de Hoenir», pero tales escritos son tardíos y no de antaño ni del tiempo del entendimiento. Es por supuesto ridículo asignar las cualidades obviamente benefactoras de Lodur a Loki. Aunque ambos sean, en un nivel, seres de fuego, debe ser entendido que Lodur es un dios del «fuego beneficioso», mientras Loki es una fuerza del fuego destructivo y pernicioso. De ninguna manera en absoluto es Loki un amigo de los dioses, mucho menos un «amigo leal». Desde su mismo inicio él trabaja para destruír a dioses y hombres. Los regalos de Lodur son por supuesto totalmente positivos, pero Loki, como la ilusión que es ignorancia y de la cual finalmente sólo fluyen daños (y la tardanza para alcanzar la conciencia superior y el vagar en la niebla de la ilusión es un daño) sólo da negatividad.

     Es inconcebible que los mitos originales, que se remontan a los más antiguos tiempos indoeuropeos, asignaran a una entidad /figura simbólica tan negativa un papel en la manifestación sobre Midgarth de la sagrada energía de los Altos Dioses. Ningún «regalo» que la ilusión/Loki da es jamás esencialmente bien intencionado, siendo el regalo mismo concebido desde una posición de ilusión. Loki, la «vergüenza viviente para cada uno» no es una deidad benévola más que si fuera un engañador (trickster) jovial que fue un poco demasiado lejos, como algunos han teorizado equivocadamente. Loki no debería ser equiparado con el Trickster que los indios nativos norteamericanos tienen en su saber, como algunos intentan hacer. Ni tampoco él es una contraparte del Norte del «diablo» judeo-cristiano. Como se ha demostrado, Loki es, en este nivel del mito, la ilusión, como se dijo antes, comparable a Maya.

     Sin embargo, tanto Lodur como Loki tienen un aspecto de fuego en un nivel, y probablemente debido a la semejanza de nombres, durante un gran período de tiempo desde la primera concepción de nuestros mitos en tiempos prehistóricos, y con la posterior pérdida de los significados más profundos y de la conciencia de la esencia de nuestro mito, es comprensible cómo surgió esta confusión y se pensó erróneamente que los dos eran el mismo ser/energía. En efecto, Lodur y Loki son «opuestos», siendo el primero representativo del fuego y el calor beneficioso e iluminador, y el segundo la personificación del aspecto destructivo del fuego.

     Debe ser recordado que Heimdal también tiene un aspecto de un beneficioso dios del fuego, y a través de todos los mitos es un enemigo implacable de Loki. En el Ragnarok, son ellos los que se encuentran en combate y se «matan» el uno al otro. Heimdal también está profundamente implicado con nuestra creación bajo el disfraz de Rig, el creador del orden social, maestro de runas (misterios), etcétera. Todavía a menudo decimos «Júntense, ustedes, hijos de Heimdal» cuando interpretamos una historia o procuramos dar una guía. Las similitudes entre Lodur y Heimdal son claramente grandes, y es de hecho Heimdal y no Loki quien es el mismo ser divino que Lodur. Desde nuestro inicio somos una expresión de lo divino, del ser superior, y nuestro yo esencial no tiene ninguna ilusión. Al vencer aquella energía, entenderemos otra vez a nuestros seres esenciales y la verdadera naturaleza de la creación.

     Al concluír, yo esperaría que usted haya encontrado esto interesante, pero, más importante aún, beneficioso. Como dije al comienzo, éste no es un trabajo académico, ni una hipótesis, sino una obra de experiencia odínica, y puedan todos ustedes, como fuere que perciban la religión, experimentar la alegría divina del multiverso.

     Aunque alrededor de nosotros, al nivel de la realidad del Midgarth, arrecie la tempestad de la ilusión, y el impulso para el ser noble parezca ahogado en los impulsos negativos ignorantes de esta época, aunque Jotuns y bestias parezcan dominar, con el tiempo, y cuanto tal tiempo y tantas encarnaciones pueda tomar como sea necesario, aquéllos también serán disueltos. E incluso hoy en esta época de visión atenuada, cuando el velo de la ilusión parece envolver el mundo, dentro de todos nosotros, aún así nuestra esencia mora en la Edad de Oro, y es hacia ella que podemos viajar.

Sig y Wunjo, Wunjo Sig. Om Omi Odín Om.–

por Heimgest DCG

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