equipo de investigadores del Museo Universitario NTNU de Trondheim, en Noruega, que examinaban al microscopio un artefacto marrón informe y sin brillo se llevó una grata sorpresa cuando descubrió que lo que estaban observando con tanto interés era un fragmento de tela de lana bordada de más de mil años de antigüedad conservada en un broche hecho con concha de tortuga. «Los que trabajamos con textiles nos alegramos si encontramos un trozo de tela de un centímetro por un centímetro. En este caso tenemos un remanente textil de casi once centímetros Además, desenterrar bordados es algo completamente único», cuenta entusiasmada la arqueóloga Ruth Iren Øien. De hecho, el hallazgo ha sido tan sorprendente que Øien apenas podía creerlo. «Los tejidos bordados de la época vikinga son algo que solo conocemos de unas pocas tumbas opulentas, como Oseberg y Mammengraven en Dinamarca», comenta la investigadora.
UNA TUMBA VIKINGA
El broche con el textil fue descubierto en una tumba femenina en Hestnes, en el condado de Trøndelag, durante unas excavaciones llevadas a cabo en 2020. La tumba está datada aproximadamente entre 850 y 950 d.C., a mediados de la era vikinga. La mujer fallecida fue colocada en una cámara funeraria de madera cubierta con un túmulo alargado. Las fosas de cámara de este tipo son inusuales en el centro de Noruega. «Las fosas de cámara están muy extendidas en Birka, en Suecia, y en las antiguas áreas danesas: Dinamarca, incluida Scania (actual Skåne), el sureste de Noruega y Hedeby en la Alemania actual», explica Raymond Sauvage, arqueólogo y director del proyecto de excavación de Hestnes.
La mujer fallecida fue colocada en una cámara funeraria de madera cubierta con un túmulo funerario alargado. Las fosas de cámara de este tipo son inusuales en el centro de Noruega.
El ajuar funerario también era poco común. La mujer fue enterrada acompañada de un broche de tres lóbulos, algo bastante raro en Noruega ya que este tipo de adorno es más típico en las antiguas áreas danesas. También fue enterrada con varios cientos de perlas en miniatura, algo que aparece en muy pocas tumbas noruegas. «Las perlas estaban concentradas sobre su hombro derecho, pero no sabemos si constituían un collar de perlas o eran otra cosa. Un hallazgo de Hedeby con perlas similares se ha interpretado como un bordado realizado con perlas, y es muy plausible que ocurra lo mismo aquí», según Sauvage.
PRODUCTOS DE MUCHO VALOR
Sin embargo, los textiles son el hallazgo más extraordinario de la tumba. Los arqueólogos creen que han encontrado los restos de ocho elementos textiles diferentes en la tumba: seis piezas de tela de lana y dos de tela de lino. Los tejidos varían en calidad, estructura y apariencia, y tenían una larga duración en el tiempo. «Hacer suficientes textiles para vestir a una familia durante un año requería un año-persona completo de horas de trabajo. Es cierto que no era muy común tener ropa nueva todos los años, y mucha de ella se transmitía», comenta Øien.
Los arqueólogos creen que han encontrado los restos de ocho elementos textiles diferentes en la tumba: seis piezas de tela de lana y dos de tela de lino.
Por ejemplo, tejer velas para un barco en ese período requería la lana de unas dos mil ovejas. Era algo muy caro. En otras palabras, el hecho de que la mujer de la tumba de Hestnes estuviera acompañada de tantas piezas de ropa significa que con total seguridad perteneció a la élite. «Supongo que los textiles de la tumba eran tan valiosos como los demás objetos que fueron enterrados junto a ella, si no más», opina la investigadora.
De hecho, es muy inusual encontrar tantos tejidos bien conservados en una tumba, lo que ha proporcionado a los investigadores muchas pistas para saber cómo era el atuendo de la mujer en el momento de ser enterrada a pesar de su actual estado. «Imaginamos que llevaba un delantal, que se abrochaba con broches de tortuga. Debajo del vestido probablemente llevaba un sark o una camisa de lino o lana fina. Sobre sus hombros probablemente llevaba una capa con elementos decorativos bordados. La capa parece haber sido forrada con una fina tela de lana y a lo largo del borde podemos ver restos de un trenzado estrecho. Esta trenza podría haber servido para fortalecer el borde, pero también tenía una función decorativa», teoriza Øien.
Los arqueólogos también han podido estudiar los colores de la ropa. «Bajo el microscopio podemos ver que algunos de los hilos de bordado tienen una pigmentación diferente a la de la tela que está debajo. Esto puede deberse a que los tipos de fibras utilizados en los hilos de bordar se vieron afectados de manera diferente por el paso del tiempo que las fibras en la tela. Esperamos que más análisis nos proporcionen algunas respuestas». La investigadora añade que analizar el color de los textiles prehistóricos representa todo un desafío, ya que fueron teñidos con pigmentos naturales procedentes de plantas y sin productos químicos. Los colores se han filtrado al suelo durante los últimos 1.100 años. «Sin embargo, algunos colores son más fáciles de rastrear que otros, como el índigo, que crea una tonalidad azul», añade.
Los arqueólogos también han podido estudiar los colores de la ropa. «Bajo el microscopio podemos ver que algunos de los hilos de bordado tienen una pigmentación diferente a la de la tela que está debajo. Esto puede deberse a que los tipos de fibras utilizados en los hilos de bordar se vieron afectados de manera diferente por el paso del tiempo que las fibras en la tela. Esperamos que más análisis nos proporcionen algunas respuestas». La investigadora añade que analizar el color de los textiles prehistóricos representa todo un desafío, ya que fueron teñidos con pigmentos naturales procedentes de plantas y sin productos químicos. Los colores se han filtrado al suelo durante los últimos 1.100 años. «Sin embargo, algunos colores son más fáciles de rastrear que otros, como el índigo, que crea una tonalidad azul», añade.
Analizar el color de los textiles prehistóricos representa todo un desafío, ya que fueron teñidos con pigmentos naturales procedentes de plantas y sin usar productos químicos.
Aunque identificar los colores de los textiles puede ser complicado, los investigadores creen que en realidad es posible averiguar de dónde proviene la lana de uno de los textiles. El remanente está tan bien conservado que los arqueólogos esperan poder realizar un análisis de isótopos de estas fibras. «Los isótopos son variantes del mismo elemento y cambian según las fuentes de alimentos y entre diferentes ubicaciones geográficas. Por lo tanto, analizar los isótopos de la lana podría decirnos si el tejido procede de ovejas locales o es importado«, concluye la investigadora.