Widukind (siglo VIII después d. C., modernizado Wittekind) fue caudillo sajón pagano, concretamente un duque sajón entre los señores de Wigmodia y Sturmia, al noroeste de Westfalia. Además de ser el principal opositor de Carlomagno durante las Guerras de Sajonia, representó la pugna medieval entre el paganismo del norte de Europa y el truculento proceso de cristianización llevado a cabo por el imperio carolingio. En épocas posteriores, Widukind se convirtió en un símbolo de la independencia de Sajonia y en una figura de leyenda.
En el año 782, cuando Carlomagno organizó Sajonia como una provincia de su reino y ordenó la conversión de los paganos al cristianismo, en respuesta, los sajones iniciaron una violenta revuelta contra los francos, y Carlomagno ordenó decapitar a cerca de 4.500 sajones en la Masacre de Verden. Con el paso del tiempo, Widukind se convirtió en un símbolo de heroísmo, de defensa de las creencias tradicionales germánicas, de resistencia ante la imposición de la religión extranjera cristiana e independencia sajona y en una figura legendaria.
Su nombre: Lobezno
El nombre Widukind es claramente un kenning (noruego antiguo e islandés moderno). Esta figura retórica poética propia de la lengua germana y sus derivados nórdicos es un tropo literario compuesto (normalmente con dos palabras) que recurre al lenguaje figurativo evitando el uso de un monosílabo de significado concreto, estableciendo la asociación a éste por contigüidad. Se considera con unanimidad que el kenning Widukind significa lobo o más concretamente lobezno, animal de gran valor simbólico entre los pueblos germanos, que bien se ha asociado a la guerra así como a la muerte. Una gran parte de los nombres propios germanos tienen su origen en un kenning.
Su vida
Se sabe muy poco sobre la vida de Widukind. Todas las fuentes que nos hablan de él provienen de sus enemigos, los cronistas francos cristianizados, que lo retrataron negativamente, acusándolo de “insurgente” y de “traidor». Fue mencionado por primera vez en el año 777, y más tarde en la Crónica de Widukind von Corvey, por haber sido el único de los nobles sajones que no compadeció en la corte convocada por Carlomagno en Paderborn para establecer el vasallaje de la Marca de Sajonia. En cambio, se quedó con el noble danés Siegfried (Sigurd Ring posiblemente), hijo de Goimo y pariente de Ragnar Lodbrok (se desconoce el parentesco). En el año 778, Widukind lideró batallas contra los francos, mientras Carlomagno estaba ocupado en España. Desde 782 hasta 784, incitó anualmente nuevos levantamientos que fueron ampliamente respaldados por la población. Mientras Widukind era considerado el líder de la resistencia sajona por los francos, su papel exacto en las campañas militares se desconoce. A pesar de que Widukind se alió con los frisios, y de que los ataques durante el invierno entre 784 y 785 fueron exitosos, Widukind y sus aliados, sin el respaldo final de los daneses, fueron forzados a retroceder más allá del río Elba.
En el año 785 y por razones nunca esclarecidas, Widukind accedió a entregarse a cambio de una garantía de que su familia no sufriría ningún daño. Widukind y algunos de sus aliados, con la excepción de los daneses y de los señores de Wigmodia, fueron bautizados en Attigny en el año 785, con Carlomagno como padrino.
No hay fuentes sobre la vida de Widukind después de su bautismo, ni sobre su muerte. Se cree que fue encarcelado en un monasterio, destino similar al de otros gobernantes depuestos por Carlomagno, pero el rastro de su figura desaparece de las escasas crónicas que, en siglos posteriores, exaltan la rebeldía pagana del duque de Wigmodia y su denostada lucha por la libertad.
Solamente después de su derrota, Europa fue cristianizada por la fuerza; sobornos, amenazas, engaño, traición, tortura, lavado de cerebro y asesinato. Los cristianos talaron nuestros bosques sagrados y quemaron nuestros templos, y fueron incluso beatificados por ello. Luego construyeron sus propios templos (alias iglesias) sobre los lugares sagrados europeos, en donde solían estar nuestras arboledas sagradas y templos, para asegurarse de que ningún templo pagano fuera construido de nuevo allí, y que ningún trabajo arqueológico se llevara a cabo.
Una figura histórica a través del tiempo
Desde el siglo noveno, Widukind fue idolatrado como un héroe mítico, y comenzó a ser recordado erróneamente como Rey de Sajonia. Alrededor del año 1100, se levantó una tumba en su nombre en Enger; excavaciones recientes han encontrado que el contenido de la tumba data de hecho de la Edad Media, pero es imposible decidir si el cuerpo es de Widukind. Cuando en el siglo X los reyes de Sajonia (de la dinastía otomana) sustituyeron a los reyes francos en el Este de Francia (última generación del Sacro Imperio Romano Germánico), estos reyes se decían con orgullo descendientes de Widukind, lo que da una idea del rango de héroe medieval que ya detentaba entonces su recuerdo: los cronistas de Matilde, la esposa del rey Enrique I, se vanagloriaban de que ésta fuese descendiente lejana de Widukind.
Anecdóticamente, una fuente de fines del siglo XVI (Chronica von dem Großmächtigsten ersten Keyser Carolo Magno, Hamburgo, 1593) describe el físico Widukind de la siguiente manera: «Una nariz larga y recta, de ojos temerarios, por eso uno era azul y el otro negro. No tenía barba, pero su cabellera era rubia y desordenada. Amó y venció muchas veces, y resistió a Carlomagno durante más de veinte años…»
La masacre de Verden
En el año 782, en torno a 4.500 líderes sajones fueron decapitados por practicar el paganismo, y no aceptar, al menos de manera oficial, su conversión al cristianismo y estar bautizados. Se dijo que el río Aller bajaba rojo con su sangre. Los motivos de Carlomagno eran mostrar su odio y establecer el terror contra aquellos que quisieran permanecer fieles a la antigua religión ancestral germánica.
En 1935, comenzó la construcción de Sachsenhain, un monumento formando por 4.500 grandes piedras en Verden en conmemoración de la Masacre. Cada piedra procedía de una de las 4.500 poblaciones de Baja Sajonia en memoria de cada uno de los asesinados por la cristiandad.
Y como colofón, otro disparate de la historia que vuelve a repetirse, en la actualidad, el emplazamiento que en su día se construyó para rememorar a todos nuestros héroes y mártires paganos, en su lucha por nuestra libertad, pertenece ahora a las Juventudes de la Iglesia Protestante. Otra vez han querido robarnos a nuestra memoria, aunque los Odinistas del siglo XXI no lo permitiremos. Revertiremos la injusticia de hoy para que nuestros hijos tengan un mañana.
¡HONOR Y GLORIA A NUESTROS HÉROES!