Cuando el ser humano se siente inseguro en una situación, busca instintivamente signos exteriores que le brinden confianza. Psicológicamente, brinda a dichas señales el valor de una especie de garantía de que el peligro será conjurado y todo saldrá bien. Por este motivo, incluso hoy en día, las profesiones que implican un elevado grado de incertidumbre inducen en quienes las practican el empleo de elementos mágicos en los que apoyar la confianza en el éxito. Nada tiene de extraño que, en estas situaciones, se recurra a todo tipo de amuletos, que muchos llevan ocultos bajo la ropa o a la vista.
En las culturas de la antigüedad esta necesidad era mucho más acuciante. El mundo era un lugar peligroso e imprevisible, lleno de fuerzas misteriosas, que requería de forma permanente atraer la buena fortuna y mantener a raya la desventura. Los germanos crearon las runas. El hecho de que éstas fueran signos que componían su alfabeto o futhark es significativo, porque la escritura tuvo consideración mágica y sagrada en todos los antiguos sistemas de creencias. Y por eso mismo, la magia también es un idioma universal.
Algunas runas eran especialmente usadas como talismanes. Por ello, dichas figuras se grababan en joyas o en trozos de hueso –para protegerse o cargarse de energía–, o en las armas que llevaban guerreros o comerciantes –para apoyar su valor en el combate o en la empresa–, así como en la entrada de la casa o en la roda del barco, con el fin de evitar ataques y naufragios. También se hacían combinaciones, mezclando distintas runas que se complementasen entre sí para lograr un objetivo determinado, como ocurría con las hugrunir o runas asociadas a la memoria y la locuacidad. Éstas se dibujaban en las things o asambleas para promover el don de la expresión verbal. Los vitkis o maestros de runas también llevaban estas hugrunir tatuadas en el pecho y en todas sus pertenencias.
Otras tenían finalidad medicinal, como las runas lime, usadas para combatir ciertas enfermedades, o las biarg para facilitar los partos. A las ale se les atribuía el poder de deshacer los hechizos femeninos y las brun protegían a los navegantes. Algunas combinaciones se escribían de derecha a izquierda, lo que suponía una inversión del significado original de las runas que tenía la función de desencadenar los aspectos negativos de las mismas con fines agresivos.
Como puede observarse, se trataba de un sistema altamente especializado. Por ejemplo, las runas troll, consistentes en secuencias de tres runas thurisaz, se usaban para acceder a la comunicación con otro tipo de seres. También estaban las curiosas fretrunir o pedo, que se dibujaban con sangre, en grupos de treinta, con la finalidad de provocar malestares físicos a alguien.
Ciertas runas y códigos rúnicos estaban destinados a los muertos y se grababan en la cara interna de las losas. En alguna de estas se llega a especificar que ni la piedra ni las runas han sido nunca expuestas a la luz del sol. También se escribían palíndronos en algunas tumbas, tal vez con la intención de distraer al posible fantasma que de ella surgiese y que, supuestamente, se pasaría el tiempo intentando descifrar un signo que no tenía ni principio ni fin, al estilo de la ornamentación a base de nudos y seres entrelazados, característica del arte vikingo y también del celta. En este sentido, podría constituir una táctica para despistar al difunto e impedir que molestara a los vivos, o al menos en poner obstáculos a su inquietante deambular por el mundo.
Complementarias a las runas eran las «ruedas de protección» o conjuros con dibujos y formas simétricas, que podían llevarse sobre la ropa o grabarse en las puertas de las casas. La mayoría de ellas tenían una función protectora, como los verndarrun (un anillo central del que parten cuatro ejes que terminan en sendas horquillas), cuya variante más conocida es el aegishjelmur, que servía tanto para proteger las propiedades como para desviar cualquier infortunio y propiciar la buena suerte. También podía tomar la energía negativa que le llegaba a alguien desde el exterior y devolverla a quien la originó.
Otro símbolo mágico era el thundur, que recogió en su libro Jon Arnason, primer recopilador de leyendas y cuentos populares de Islandia, o el Valnutt, un triple triángulo que se identifica con Odín. A su vez, las runas y códigos rúnicos Svart, eran usados con fines necrománticos.
Un artículo espectacular, mis alumn@s de runas me suelen hacer la pregunta de qué tatuarse, y les pasaré vuestro artículo.
mil gracias!!