LOKI: EL EMBAUCADOR

En la mitología, el folklore o la religión germánica, se nos aparece el Trickster. Loki es el dios timador de la mitología nórdica, llamado «Dios astuto», «Herrero mentiroso», «Transformista», «El astuto», «Viajero del cielo», «Caminante del cielo» y «Mago de las mentiras». De los «Eddas») podemos sacar los rasgos fundamentales de su compleja personalidad, en la que destacan el ingenio, la astucia, la amoralidad, el desconocimiento de los límites, la metamorfosis y la capacidad de destrucción.

Hijo de una unión proscrita, un gigante y una diosa, Loki es una figura de atenuada maldad, que con sus trampas, engaños o bromas molestaba o ponía en apuros a los dioses y luego los ayudaba. Loki pasa de ser un alegre compañero, al que los dioses recurren cuando se ven en apuros, algo sinvergüenza, muy deslenguado y bastante proclive a hacerse con los bienes ajenos, a convertirse en el instigador del asesinato del mejor de los Asees o dioses. Al final de los tiempos, se enfrentará a ellos a muerte.

Tiene la habilidad de cambiar su apariencia, se transforma en salmón, caballo, pájaro, mosca, incluso llega a cambiar de sexo y quedándose embarazado. Es el inventor de la red de pesca, recupera el martillo de Thor robado por el gigante Thrym, roba el oro y el anillo del enano Andvari (cauteloso), usando trampas y engaños.

Representa una mezcla de personalidad pícara e irresponsable y una dimensión cósmica por la tragedia que desata: con el más grave de sus engaños llevó a la muerte al mejor de los dioses, a Balder, hijo de Odín. Por ello fue castigado hasta el ocaso de los días atado a una roca de la que le cae veneno de serpiente a la cara retorciéndose de dolor hasta que se libere de sus cadenas para luchar contra los dioses en la batalla del fin del mundo o Ragnarök. Pero, entonces, Loki no estará solo sino junto con las demás fuerzas del caos.

¿Fuerza de la naturaleza? ¿Espíritu burlón? ¿demoníaco y asesino? ¿O simplemente caos, a la vez, fértil y destructor, como la propia Naturaleza, que no sabe de leyes, y sin el que el orden no existiría? En inglés, designa al que trabaja con trucos, el que dirige al otro a un modo equivocado de pensar o le hace ver al otro, cosas que no son. Para los franceses es el «farceur», el farsante; en portugués es el «malandro”, el tramposo; el engañador o «ingannatore»(en italiano), el excéntrico o el travieso (en ruso, трюкач, шалун), en alemán es el pícaro (Schelm) y el estafador (Gauner), pero también el sinvergüenza (Halunke) y timador (Bauernfänger). En español además de todo eso, es el embaucador, el burlador… Su mayor representación mítica es Hermes.

A pesar de todos estos apelativos negativos, derivados de un lenguaje consecuencia de una conciencia moral, es el personaje fundamental, más rico y más importante de la cultura, porque representa el movimiento, la libertad y la realidad.

El Trickster ha ejercido gran fascinación desde siempre y es universal, se encuentra presente en todas las culturas y mitologías. Parece haber sido la figura mitológica principal del mundo paleolítico de la historia. Un tonto, y un tramposo cruel, lascivo, y el epítome del principio de desorden; sin embargo, también es el dador de cultura. (Joseph Campbell «Las máscaras de Dios») Puede ser hombre, mujer, animal, espíritu, dios, diosa o bestia antropomórfica, hace trucos, desobedece las normas y las reglas de comportamiento, está siempre en movimiento y tiene una sexualidad desbordante.

Su característica principal es su ambigüedad, participan de dos naturalezas diferentes (divino y humano, humano y animal, celestial e inframundo…) Son seres ambivalentes, ya que presentan en su naturaleza dos sentidos opuestos, el bien y el mal, el orden y el caos; omnipresentes en todas las culturas y aspectos; y tragicómicos.

LOKI COMO REVERSO DE ODÍN

La religión germánica tiene una mitología con un dios estafador, tiene otros dioses que han creado la perfección, pero es precisamente el Estafador el responsable de los cambios -o errores – que han causado el enredo a veces deplorable y el desorden a veces alegre del mundo tal y como es.

Es un estafador ambiguo, personificación de la astucia, es un artista en juegos de manos y tramposo, de curiosidad presuntuosa por la que se mete en cosas de las que carece de un conocimiento verdadero, por lo cual se expone a su propio ridículo. Roba el fuego y se quema los dedos. Ingenioso, aunque cae en sus trampas. Es subversivo, interrumpe convecciones, transgrede porque cruza límites prohibidos aún sin tener valores u objetivos para ello. Él es Dios, pero Dios en el borde, de los desvergonzados, no sanciona el sexo. Él es una caja de mentiras, pero de mentiras sin malicia, miente a fin de cubrir sus robos – robos hechos por simple apetito o por pura diversión– o simplemente engaña a la gente, trama historias, o remueve las cosas. Es un artista de la fabulación, sus mentiras son creativas, encantadoras y alegres

Por su audacia y astucia, el Estafador también puede ser un héroe. Ser ambivalente, enigmáticos y ambiguo. El Estafador puede ser dios creador (demiurgo)o héroe, dios y/o mensajero; tonto o astuto, o ambas cosas a la vez. Es una divinidad caótica, a la vez buena y mala, una forma de mediador entre lo divino y lo humano, es gracioso y cruel, por ello suele ser el más humano de los dioses. Creador y destructor, dador y negador, engañador y engañado … Se guía por instintos o impulsos incontrolables. Irresponsable, ni bueno ni malo, a la postre es responsable de ambas cosas. No posee valores ni morales ni sociales, ni moraleja, está a merced de sus pasiones y apetitos, y de sus acciones nacen todos los valores …. Rompe y desafía las reglas de los dioses y de la naturaleza, a menudo con enfrentamientos, con maldad o por simple travesura, siempre en forma de broma o robo, y casi siempre, aunque de manera involuntaria, con efectos positivos.

Puede variar de forma, cambiar de género o transmutarse. Es diverso y polimorfo ya que puede transformarse en distintos animales y volver a humano. «Un ser bestial, humano y divino.»

La paradoja del mito de El Estafador es que se convierte en Salvador-héroe, dos ciclos de una misma evolución, de un aprendizaje, aunque algunas culturas han dado importancia más un papel que otro. Así, una de las distinciones más importantes es que podemos ver en el Loki germánico una apertura a la vida de la multiplicidad y a las paradojas, en gran medida ausente en la tradición cristiana de Europa y Norteamérica de clara narrativa moral, más proclive a separar el bien del mal. De hecho, en muchas culturas el dios burlador, debido a su ambigüedad, a su uso del engaño y causar el mal, aunque de forma complementaria a la parte del bien, ha sido identificado por la visión judeo-cristiana occidental con la figura del demonio.

LOKI COMO TRASFONDO DE LA SOMBRA

Muchas tradiciones nativas celebran payasos, tricksters, como cualquier tipo de contacto sagrado. Los pueblos han celebrado a los tricksters en muchas culturas por temor de que estos se enojen. Esta figura divina encarna el lado heterodoxo de lo sagrado, es el «simia Dei,» el mono o bufón imitador de Dios, (el hijo que emula al padre, que copia deliberadamente a Dios) medio-divino y medio-animal, bromista y mentiroso. Podemos ver al trickster o «bribón divino» es un espejo del espíritu, un «speculum mentis«. Al ser una divinidad caótica, buena y mala, es mediador entre lo humano y lo divino. Pasa de la irrisión a la seriedad más absoluta. Morir, renacer, viajar al más allá y contar son algunos de sus atributos; es indispensable a la sociedad, sin él, carecería de alma.

La imagen de estafador sostiene una conciencia de la incertidumbre radical en que vivimos. Los eventos de la existencia son sólo arreglos temporales, la vida es como un milagro que se hace en contra de todas las predicciones. El arquetipo de el Estafador, reconocido y desarrollado por Carl Gustav Jung, es la existencia de lo inesperado que aparece en cada sociedad humana, a veces totalmente reconocido, a veces temido y escondido. Es la parte enfrente del orden – la parte enfrente de todo: él puede darlo la vuelta.

Él es el Hombre Verde, el Bufón, el payaso, la bruja o el mago, Mercurio – puede cambiar de formas, saltar los límites, el Tonto con el potencial a veces para hacerse un sabio. El trickster trastorna la normalidad y el orden jerárquico. Él o ella es el Curador Herido. Él puede que cambie algo el mundo esperado, y por lo tanto es un agente de transformación. Reconoce algo sobre el Universo que está más allá de nuestra conciencia habitual, un superior e imposible a la creatividad doblegada.

La noción de los Arquetipos desarrollado por Jung está profundamente en la historia humana. Ellos están sobre el crecimiento de toda la vida a partir de su principio en inconsciencia – es decir no en conciencia consciente – y sobre las fuerzas que nos afectan poderosamente, aunque como la gente lo veamos como comparativamente racional. Mitos e historias en cada sociedad muestran modelos similares de percepción del mundo, y nosotros ahora entendemos que éstos son nuestra psicología temprana. Jung escribió que no deberíamos olvidar que ‘el mundo existe sólo porque las fuerzas contrarias están en sostenido equilibrio. ’el racional, lo esperado y seguro es compensado por el irracional, totalmente inesperado y por caos.

Estos arquetipos profundos expresan algo de las fuerzas en el universo que son complejas. Jung creyó que el Estafador es el arquetipo que está muy cerca del orígen de la especie humana, una estructura de antigüedad extrema, pagana y con una importancia primaria radical al chamanismo.

El estafador es ‘un precursor del “redentor”, y como él, inmediatamente, Dios, hombre y animal. Él es ambos, infrahumano y sobrehumano, bestia y figura divina, y cuya característica más alarmante es su inconsciencia. » Él es torpe y carece de más sabiduría que la instintiva. Jung creyó que estas señales, son verdaderas de su naturaleza humana ‘que no está tan bien adaptado al ambiente como un animal, pero en cambio, tiene la perspectiva de un desarrollo mucho más alto de conocimiento basado en una impaciencia considerable a aprender … » Esta fuerza trabaja en el borde, en los límites entre cielo y tierra, entre lo conocido y desconocido, extendiéndolos y cruzándolo. Esta fuerza puede ser espantosa, cruel y antisocial. El estafador «es la figura en el mito que amenaza con apartar todos los mitos» Él es ‘un estado eterno de mente’ que recela todo lo eterno, arrastrándolos de sus vedados divinos para ver como ellos caen en este mundo atrapado por el tiempo. Por eso, él no es popular entre los poderes de la tierra, o con los elementos conservadores de cualquier nación o de religión, es la ambigüedad, donde el bien y el mal queda superado, es la otra cara de la moneda, el caos. Jung desarrollará posteriormente el concepto del «niño interior»:

              El Trickster es una especie de individualista solitario que contempla las    instituciones como entidades extrañas. No deja a nadie indiferente, el humor es su arma predilecta incluso aunque pueda ser cruel. La antropología revela que “nosotros tenemos un niño en nosotros mismos” y que los numerosos pueblos han experimentado este hecho.

En el trickster se presenta la existencia de un proceso que nos remite a un arquetipo presente en cada ser humano. El bribón divino es la pequeña criatura mítica de leyendas, pero también un componente de nuestra alma. Sin embargo, la noción de Trickster y de “niño divino” no se recubren más que parcialmente. En cierta manera el Trickster es el doble, la ambivalencia, la parte de la Sombra del “niño divino “. La luz y la sombra, en suma.

              “La sombra tiene algo de inferior, primitivo, inadaptado y desgraciado, pero no absolutamente malo. No hay luz sin sombra y totalidad física sin imperfección. La vida no necesita para su apertura la perfección sino la plenitud. Sin imperfección no hay progresión ni ascensión” (C.G. Jung. “El alma y la vida”)

Jung descubrió también su concepto de individuación. El trickster es tan diverso, tan polimorfo que es a veces difícil conservarle una individualidad real. Es al término de este aprendizaje que se hará un ser humano, lo que no era, o no siempre, al principio. Y esta última noción es importante porque evoca una evolución, un paso al estado de adulto, al de hombre o de mujer madura. Se trata de un ser brusco y astuto, lleno de inocencia y codicia, que infringe todas las reglas, comete todas las torpezas, activa todas las catástrofes y cae en todas las trampas, incluso las aquellas que él mismo tendió. En cierto modo, el trayecto del trickster es el de un aprendizaje por lo absurdo.

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