“Matrix es un sistema, Neo. Un sistema enemigo, pero cuando estás adentro, ¿qué ves? Hombres de negocios, maestros, abogados, carpinteros. Las mentes de la gente que queremos salvar, pero hasta no salvarla, esta gente está en el sistema y, por lo tanto, es enemiga. Tienes que entender que muchos no están listos para ser desconectados. Y muchos están tan habituados, dependen tan desesperadamente del sistema que pelearán para protegerlo…”
-Morfeo, Matrix, 1999.
La mayoría de la gente hoy en día no puede convertirse al Odinismo. Lamentablemente, la mitad nace con un coeficiente intelectual menor a cien y, por lo tanto, en este estadio del renacimiento del Odinismo, no podría entender algunos de los problemas que se presentan en hoy en día. Otros están por encima de la media, pero por alguna razón u otra no han podido recibir una buena educación. Aun así, también hay almas relativamente nuevas que necesitan vivir más vidas para poder valorar las cuestiones espirituales más profundas. Muchos otros están corrompidos, aquellos que buscan la riqueza material por medio del servicio de la fuerza de la entropía; que en nuestra religión se ven personificadas por Loki. Por lo tanto, hay que recordar que nadie volverá al Odinismo hasta no estar listo. Para la mayoría de nuestra gente, esta disposición vendrá de forma natural, cuando las ideas y los valores Odinistas formen parte de la corriente principal de la sociedad en la que vivimos. Para ese entonces, el Odinismo será tan natural como claro, esta es la razón por la cual los Odinistas no evangelizamos ni misionamos. Sin embargo, hay una razón moral por la que no intentamos persuadir a otros. A esta instancia, muchos no están listos para enfrentar la realidad. Algunos de los nuevos Odinistas que están tratando de volver a su fe ancestral apenas comprenden tan solo algunos aspectos. Otros pueden ver más allá, pero en muchas ocasiones desperdiciarán nuestro tiempo y energía haciendo preguntas interminables que ellos mismos pueden resolver. Como señaló Nietzsche en “Así habló Zaratustra”: “No se habían buscado aún a ustedes mismos: cuando me encontraron a mí. Así es como proceden todos los creyentes, por eso es que vale tan poco toda fe. Ahora les ordeno que me extravíen a mí y que se encuentren a sí mismos”.
Incluso Odín, que es el dios que mejor expresa la naturaleza del deseo de sabiduría de los hombres, a lo largo de las eras, no lo sabe todo. Es por eso que la búsqueda Odinista es una búsqueda de sabiduría y conocimiento. Nosotros, simples humanos, sabemos mucho menos que Odín.
En consecuencia, como Odinistas, no nos erigirnos como gurús o rabinos o imanes y mucho menos como papas, ya que todos estamos en esta búsqueda, todos aprendemos y todos compartimos nuestro conocimiento. A diferencia de las religiones del Medio Oriente, el Odinismo no posee dogmas fijos. Por ello, jamás podría convertirse en una religión mistérica y de salvación, lo cual no significa que no tenga estándares. El máximo estándar es el conjunto de leyes que se derivan de los aspectos más elevados de nuestra propia naturaleza, producto de la intervención de los dioses; a diferencia de las estructuras que se han aplicado de manera arbitraria contra nuestro ser más profundo impuesto por una religión proveniente del desierto que logró ganarse a la turba criminal del Imperio Romano que estaba colapsando bajo el peso de la inmigración masiva e inadecuada. Por encima de todas las cosas, el Odinismo es una religión dirigida a la acción, no a la discusión. Es una inspiración para accionar y no una justificación para rituales oscuros o discusiones y charlas. Nunca será simple porque es una reverencia madura, heroica y apasionada por la vida misma; y la vida es incierta y peligrosa. Aquellos que puedan enfrentar este desafío serán el puente al hombre futuro que profetizó Nietzsche. Aquellos que no lo logren, formarán parte de la mayoría de las especies que han existido en algún tiempo en este planeta y ahora están extintos. Recordemos una leyenda normanda. Según Dudo de Saint-Quentin, se les preguntó a los hombres que servían al jefe escandinavo, Rollo, en la conquista de Normandía el nombre de su líder y la respuesta fue: “Ninguno, somos todos iguales”. En el mundo que los Odinistas ya están ayudando a crear y que nuestros descendientes heredarán, aún hay mucho por descubrir acerca de nuestra espiritualidad. En ese sentido, somos todos iguales. Debido al interregnum cristiano nuestra comprensión del Odinismo sigue completa.
Todavía estamos en la etapa inicial de la edad moderna del Odinismo. En las siguientes generaciones nuestro conocimiento habrá aumentado de manera exponencial. Sería imprudente que cualquiera reclame tener un conocimiento superior. Sin embargo, ahora sabemos dónde buscar; en el pasado de nuestro pueblo, de nuestra naturaleza intrínseca presente en el universo y en nuestro futuro prometedor.