En el presente artículo se analiza, si el apocalipsis de la mitología nórdica o “Ragnarok» es realmente el final de los tiempos o del mundo; en la medida en que este cataclismo no afectaría a todos los seres del universo por igual, incluidas las principales divinidades. Por ello, intentaremos dar una interpretación del papel simbólico y clave que juega el Ragnarök en el universo mental escandinavo.
“Recuerda al gran combate, el primero del mundo,
cuando a Gullveig[1] traspasaron con lanzas…
tres veces la quemaron tres veces renació…
Heid[2] la llamaban allí donde iba
la sabia adivina, hacía conjuros…
Arrojó Odín un venablo a la hueste,
fue el gran combate primero en el mundo;
roto quedó el muro del fortín de los Ases,
con sus artes, los Vanes dominaron el campo.
Se reunieron los dioses, todos, en asamblea,
y tomaron consejo los sagrados dioses:
¿Quién mezcló veneno en el aire todo…?
se han roto juramentos, palabras y promesas,
los firmes acuerdos que entre ellos había».
Edda Poética[3], Voluspá, 21 a 26.
Aunque pueda, a priori, resultar sorprendente por su contenido, estos versos recogidos en el críptico y enigmático poema éddico de la Voluspá[4], representan el principio del fin del mundo en la religión nórdica. Esta afirmación se sustenta sobre la base de una mentalidad compleja que trasmite, desde ese momento, la secuencia de unos elaborados mitos estructurados bajo los siguientes parámetros: el tiempo, los pactos—juramentos—perjurios, el Destino y el Ragnarök. Así, las estrofas arriba recogidas nos hablan del primer enfrentamiento bélico entre las dos familias de dioses, los Ases[5] y los Vanes[6], denominado “la primera guerra del mundo”[7] y que simboliza, después de una primera “edad de oro” atemporal en la que los dioses vivían en paz[8], el principio del tiempo histórico mitológico[9], tras la llegada inmediatamente anterior de las Nornas[10], potencias trascendentes que rememoran –en esencia, Urdr[11]– la antigua concepción indoeuropea por la que “destino y tiempo se confunden”[12]. En efecto, estas dos nociones asimiladas a las Nornas, se entrelazan e imbrican en este universo mental nórdico, al iniciarse con su entrada en escena, el “Tiempo”, a la vez que inexorablemente se inaugura el «Destino» por ellas fijado y que resulta ineluctable para los mortales.[13]
Y es en este contexto en el que los dioses no escapan a la fatalidad[14], pues la ruptura de un juramento o acto de perjurio, con toda probabilidad inducido o ejecutado por el ambiguo Loki[15], ha sido la causa de la “primera batalla del mundo” -véanse los dos últimos versos de la Voluspá recogidos arriba-; provocada por la codicia o lujuria que aparece simbolizada en la misteriosa hechicera Gullveig. El significado de esta acción debe entenderse, en el marco ético-religioso de la mentalidad de los antiguos escandinavos, como el «incumplimiento de un pacto»; hecho decisivo que determina la pérdida del orden del universo que ellos deben garantizar y, por lo mismo, del equilibrio entre el orden-desorden, elementos constitutivos primordiales de este universo ideológico que, al ser quebrantados, trasgreden la condición sine qua non para mantener la paz en el mundo. Ni siquiera la tregua pactada a continuación[16] podrá subsanar el agravio cometido: se ha infringido el orden moral, se ha atentado contra «lo sagrado» que ellos mismos encarnan, de manera que el perjurio es imperdonable, al ser concebido en el ámbito ético de los germanos como un crimen execrable circunscrito al «derecho sagrado»[17]; en otras palabras, este complejo mental sacraliza un acto que en la esfera social era sancionado legalmente; pero dicha acción, al ser perpetrada por los dioses, lleva implícitas terribles consecuencias que van más allá del irremediable castigo.
En efecto, los dioses protectores del orden jurídico han conculcado este espacio a ellos consagrado[18]al faltar a su palabra, dado que las conductas humanas o divinas descansaban sobre la idea esencial de un “pacto” con “lo sagrado” y, con su proceder, han ido contra su propio «Destino», concebido por los antiguos escandinavos como el «único verdadero Dios nórdico»[19], en la medida en la que rige el encadenamiento de los sucesos que han de experimentar los dioses, los seres humanos y el cosmos, de modo inevitable; concepción ésta que para los escandinavos implicaba la convergencia de múltiples connotaciones. Así, esta noción del «Destino» tiene su punto de partida en una «fuerza vital», concedida desde mismo momento del nacimiento por las dísir[20]o por las Nornas, denominada «megin»[21] y que es inmanente a los dioses, humanos y objetos. Esta fuerza sagrada personal expresa no sólo la aptitud ante el «destino» que debe ser asumido, en tanto que es algo que está por hacer y que ha sido fijado por las Potencias, sino también la voluntad de realizarlo, con lo que este “don” o megin posibilita la integración en «lo Sagrado» y, por lo mismo, el establecimiento indisoluble de un “pacto” con las Potencias de todos los elementos del universo, incluso, entre las Potencias entre sí. De esta manera, aptitud y voluntad serán conceptualizadas a nivel ético como el “honor”[22], en la medida en que es un valor sacralizado, otorgado para mantener un comportamiento o conducta correcta para la consecución irrevocable del “Destino”. Por todo ello, atentar contra la dignidad de alguien, cometer perjurio o faltar a la palabra dada, entre otras infamias, significa romper el «pacto», es ir contra el Destino, lo que supone injuriar a las Potencias, a “lo Sagrado”; acciones todas ellas que “deshonran” y “desacralizan” al que las comete, pero también a su familia, e inclusive, a toda la colectividad[23]. Esta situación sólo puede repararse por el “derecho de venganza”[24], pero en la dialéctica destino-honor-venganza el acto de perjurio perpetrado por los dioses es un delito voluntario que no permite la expiación, pues los garantes del orden jurídico han roto el compromiso de mantener el orden del mundo; la condena es inapelable para ellos y todo el universo por ellos organizado; la conciliación con el orden moral solo puede ser restablecida por una catarsis total; condición insalvable que anuncia un desenlace final: el Ragnarok.
Aquí se sitúa el inicio del «tiempo histórico mitológico» o como R. Boyer denomina «temporalidad»[25], caracterizada por presentar una historia mítica, irremediablemente fatídica, encaminada a la preparación de todos los elementos del universo al Ragnarök. De hecho, la mayor parte de los textos de las Eddas relatan, en este sentido, un discurso establecido bajo dos parámetros esenciales: por un lado, los mitos vinculados a los dioses del orden y del caos protagonistas del apocalipsis, se articulan bajo la constante del conflicto y del equilibrio, al mismo tiempo que los resultados de estos enfrentamientos, se adecúan a las necesidades del destino final para que la muerte y la destrucción sean inevitables; mientras que por otro, el impulso irresistible de averiguar y adivinar el «futuro», aunque incluso los dioses lo conozcan con antelación, conduce a que insistentemente se narre “lo que ha de suceder”, como expresión elocuente de la inexorabilidad del «Destino».
Si seguimos ambos parámetros, la muerte premonitoria de Baldr[26] señala el inicio del infortunio al que está sometido el mundo; así, su mito recogido en varias versiones[27], comienza con los sueños que el propio dios tiene presagiando su final: asesinado involuntariamente por su propio hermano ciego Hödr, al que Loki engaña para cometer el homicidio, los intentos por devolverle a la vida resultan infructuosos, pues las insidias del «dios del Mal» invalidan cualquier opción para salvarle. Vali, otro hijo de Odín, dará muerte a su hermano Hödr; mientras que sobre Loki, los dioses ejecutarán un terrible castigo[28], pero nada modificará el curso de los acontecimientos que están por llegar, permanecerá atado hasta que, liberado de sus ligaduras, abandere las fuerzas del desorden o del mal en el cataclismo final . Por otra parte, la muerte de Baldr es necesaria, pues tiene que resucitar junto con Hödr después del Ragnarök para presidir el nuevo mundo regenerado[29]. En el universo escandinavo antiguo este mito ilustra la impotencia de los dioses frente al Destino; de hecho, Odín conoce el desenlace final de su hijo Baldr y nada puede hace para remediar esta fatalidad[30]. Efectivamente, Odín[31], es considerado un dios mago en estado puro: gran necromante, aparece en constante relación con el mundo de los muertos[32]; pero es igualmente, dios del saber poético, del conocimiento sagrado –las runas- y de la magia[33], no aprende jamás: él sabe; así ridiculiza y traiciona a los gigantes a los que interroga para conocer el futuro[34]. Pero aun siendo el “Dios del Saber Supremo”, consulta a Mimir para que le instruya sobre lo que va acontecer; por ello, debe reclutar con ayuda de las Valquirias, sus mensajeras, un innumerable ejército de imprescindibles einherjar para habitar el Valhala[35]34; donde pasaban el día luchando a muerte entre ellos (Hjadningar o batalla eterna) para resucitar cada tarde: todo se va preparando para el combate final, pues desde allí saldrán para luchar en el Ragnarok. Y es precisamente, al llegar ese momento, cuando Odín deba enfrentarse al lobo Fenrir[36], al que pudo haber matado con anterioridad, pero la excusa era que estaba encadenado en uno de los “lugares de tregua” donde estaba prohibida la lucha y, aún más, la muerte: de nuevo se manifiesta esa característica de la mentalidad nórdica, por la que los dioses no pueden ir contra su propio Destino, el Ragnarök. Igualmente, vinculado a este mito aparece el dios Týr[37], cuyo heroísmo salvó al mundo del caos, representado por Fenrir, pues el lobo le dejó manco como pago del pacto incumplido[38]; esta mutilación voluntaria de Týr asegura el mantenimiento del equilibrio y el orden del mundo pero, también, sirve de excusa para asegurar la consumación del Destino del dios en el Ragnarök.
En esta misma línea, Thor[39], el “Dios de los Vikingos”, aparece luchando en todos sus mitos contra todo tipo de gigantes, los representantes del caos. Dos de los más célebres relatos son aquéllos que le enfrentan con la serpiente Midgardsormr[40], antagonista del dios en el Ragnarök. Uno de ellos es el mito de “Thor en Utgard[41] -“Residencia de los Gigantes”-, lugar al que al llegar, su rey Utgarda-Loki (“Loki del Recinto Exterior”), un gigante-mago, se burla de Thor y pone a prueba su capacidad para superar alguna destreza; así, le reta a levantar su gran gato gris del suelo, después de haberle hecho tomar un brebaje, pero aunque casi lo logra, no lo consiguió; al despedirse al día siguiente, el gigante le dice que la pócima le había provocado alucinaciones y que el gato era, en realidad, Midgardsormr. El otro mito, “Thor e Hymir”[42], narra cuando ambos salen a pescar y, una vez mar adentro, el gigante le indica al dios que no siguiese porque se encontraría con la Serpiente del Midgard, pero Thor siguió, echó el anzuelo y la serpiente lo agarró; a punto de matarla con su martillo, Hymir, aterrorizado, cortó el sedal y el monstruo se escapó. Así pues, en ninguna de las dos ocasiones pudo acabar con su adversaria en el Ragnarök, por lo que comprobamos una vez más cómo, mientras que las divinidades consiguen mantener el equilibrio orden-desorden del universo; el desenlace de sus acciones está predestinado para enfrentarse en la batalla final.
Igualmente podemos encontrar en Freyr[43]42, divinidad con una fuerte popularidad entre los vikingos, que uno de sus mitos se construye bajo los mismos presupuestos que acabamos de comentar. Así, en el Skirmisför o “Viaje de Skírnir”, Freyr se enamora de la gigante Gerdr, con la que consiguió casarse gracias a su mensajero Skírnir, a quien tuvo que regalar su caballo y su “valiosa espada” para lograrlo; pues solamente ella accedió al compromiso cuando el emisario, bajo amenaza de muerte con la espada a su padre, el gigante Gymir, logra convencer a Gerdr. De nuevo, se reproduce la pérdida de algún elemento imprescindible para las fuerzas del orden con un objetivo final, pues Freyr se enfrentará al gigante Surtr, “El Fuego”, en el Ragnarök.
Finalmente, Heimdallr[44], uno de los dioses nórdicos más antiguos y enigmáticos, tenemos noticias de su rivalidad con Loki por un poema del poeta islandés Úlfr Uggason, titulado Húdsdrpá (s. X d.C.), en el que ambos luchan en Seingastein (“Roca del Océano”) metamorfoseados en focas; la razón del enfrentamiento, no mencionada por el poeta, sólo es recogida por Snorri en su Skáldskaparmál, 8, argumentando que sería por el collar de Freyja, el “Brisingamen”; pero la contienda queda en tablas, ya que ninguno alude al vencedor. Este hecho es especialmente significativo al representar una perfecta síntesis de antónimos: Heimdallr debe batirse a muerte con Loki en el Ragnarök. Por último, la participación del «As Blanco» en la batalla final resultará vital, debido a su capacidad para escuchar, incluso, lo que carece de sonido y poder ver a más de trescientas leguas de distancia, de día o de noche; él será el encargado de avisar a los dioses y a los hombres, cuando desde el Himinbjörd[45] sople su cuerno Gjarllarhorn (“Ruidoso”), como anuncio del inicio del combate supremo, tras la llegada de las fuerzas del Mal.
Pues bien, desde la perspectiva analizada, todo lo que empieza tiene un final, en la medida en que el destino establecido desde el nacimiento debe cumplirse y, por lo mismo, el anuncio sistemático del fin del mundo desde el inicio del tiempo histórico mitológico, no deja de ser el eje vertebrador de la especulación teológica nórdica. Por ello, una vez establecidas las divinidades binarias elaboradas por parejas antagónicas, se atisba que va a llegar el esperado “Destino de las Potencias” o Ragnarök[46], a partir del mismo instante en que la völva anuncia en la Voluspá –la fuerza arrolladora y la belleza primitiva de todas las estrofas del final de los tiempos son indescriptibles- que en el Nastrond[47], en el reino de Hel[48], vio un movimiento convulsivo de densas corrientes venenosas por las que atraviesan los cadáveres de “hombres perjuros”, a los que el dragón Níðhöggr lame continuamente (estrofas 38-39): ha hecho su entrada el tiempo de la muerte como presagio ineludible de lo está por venir.
En efecto, llegará el Fimbulvetr, un invierno violento y espantoso con nieves continuas que durará tres años, sin verano por medio; tres gallos, Fjalarr, Gullinkanbim y «otro gallo granate» cantan desesperadamente desde Hel para que se despierten los hijos de Odín; mientras que Fenrir, o Garmr en la Voluspá[49], rompe con ira exacerbada sus cadenas; un arrebatador cataclismo tiene lugar: el Sol y la Luna desaparecen al ser devorados por los lobos que les habían perseguido desde sus orígenes[50]; el mundo se resquebraja, la ética del honor se disuelve y las familias lucharán entre sí por avaricia[51]49. El árbol del mundo Yggdrasill[52] tiembla al soltarse todas las fuerzas del Mal que habían estado sujetas por los dioses: Midgardsormr, la gran Serpiente del Mundo, surge del mar precipitándose con tanta furia que al agitar con tal fuerza las aguas, provoca maremotos que inundarán la tierra y liberarán al barco Naglfar[53], en el que el gigante Hrym y un ejército de monstruos y gigantes venidos del Muspell, avanzarán desde el este pilotados por Loki que lleva el timón, una vez liberado de sus ataduras:
«Hrym llega del este Llevando su escudo,
Se encrespa Jörmungandr Con furor de trol,
La sierpe azota el mar El águila gañe Desgarra los muertos, Se suelta Naglfar.
Llega un barco del este, Vendrán por el mar
Las huestes del Muspell, Loki es el piloto; Llegan los Trols
Todos con el Lobo
El hermano de Býleistr; Loki; Marcha el primero».
(Voluspá, estrofas, 50 y 51)
A ellos se les une desde el sur el “Gigante de Fuego” Surtr, con su espada resplandeciente, cabalgando al mando de sus huestes que, según la versión de Snorri, son también los hijos de Muspell[54]; mientras que camino del Asgard, a su paso por el Arco Iris Bifröst, éste se romperá:
«Surtr llega del sur, Abrasa las ramas, Fulgura la espada
Del dios de los muertos, Las montañas chocan,
Los monstruos se derrocan, Pisan las vías de Hel,
Y el cielo se raja».
(Voluspá, estrofa 52)
Todas las fuerzas del Mal, Loki, Surtr, Hrym y sus huestes, acompañadas del lobo Fenrir y de la serpiente Midgardsormr, se dirigen hacia el llano Vígríd[55]; Heimdallr al verles y oírles llegar, soplará con ímpetu su cuerno Gjallarhorn para convocar a los dioses a una asamblea, mientras que Odín pedirá consejo a la cabeza de Mimir, pero ya es demasiado tarde; este es el último combate de los dioses contra las fuerzas del desorden. El «Dios de los Ejércitos», Odín, saldrá armado del Valhala junto todos sus einherjar, avanzando hacia Vígríd en compañía de los Ases; allí la lucha será a muerte: Odín combatirá con Fenrir, pero el lobo lo devorará; aunque después su hijo Vidarr[56] le vengará, aniquilando al carroñero; Freyr lucha contra Surtr, pero nada puede hacer, le falta su espada mágica al haber tenido que dársela a Skírnir para conseguir a Gerdr; Thor y Midgardsormr se matarán el uno al otro, pues aunque él consigue terminar con ella, cae sobre el dios el veneno que suelta la serpiente y muere. Snorri añade a estos enfrentamientos, otros dos más que no figuran ni en la Voluspá, ni en el Vafdhrunismál; así, se mezcla la lucha de Týr y el perro-lobo Garmr, en la que como habíamos comentado antes[57], todo parece indicar que es el propio Fenrir; de hecho, hemos de recordar que Týr ofrece su mano al lobo como garantía de un pacto, por lo que su relación encaja perfectamente con las parejas adversativas que se han ido estableciendo en función de la batalla suprema; en ella, se matan el uno al otro, pero sólo tendría sentido en la versión de Snorri, al estimar que Garmr es un perro, ya que de lo contrario difícilmente podría haber matado al As cuando, supuestamente, ya habría sido exterminado por Vidarr; sin embargo, de ser el lobo de la Voluspá, es decir, Fenrir, nada impide que primero hubiera acabado con Týr, para después enfrentarse con Odín. Lo mismo sucede con Loki y Heimdallr, enemigos por antonomasia, sólo Snorri menciona el fatal desenlace de sus destinos, ambos se matan mutuamente en esta batalla final. Los dioses y sus enemigos sucumben en el combate supremo; en ese instante, el “Fuego”, representado por Surtr, se expande por toda la tierra provocando una terrible devastación (Voluspá, 57).
Sin embargo, el Ragnarok, no supuso el «final de los tiempos», no al menos de todos los tiempos: el Destino de las Potencias, es el fin del tiempo histórico mitológico vinculado a los dioses partícipes en el mantenimiento del equilibrio constante entre las fuerzas del orden y el caos; sus acciones imperdonables sólo pueden ser purgadas con una catarsis, pero no con una destrucción total del mundo; así, en palabras de R.I. Page, el Ragnarok significa «el fin del régimen de los antiguos dioses»[58] pero no «el fin del mundo». Por ello, el «tiempo» se anticipa de nuevo, se sabe que todo no ha terminado: el fuego, como elemento purificador, es el remedio que lleva a una «regeneración universal»[59], una «nueva edad de oro», ennoblecida y dignificada. Ahora la nueva pareja humana estará formada por Lif («Vida») y Liftrasir («Colmado de Vida») que sobreviven al cataclismo escondidos en el bosque de Hoddmímir -una hipotaxis de Yggdrasill para esta ocasión- nutriéndose del rocío matinal; de ellos descenderán los nuevos pobladores del mundo; es decir, la nueva vida comienza en el árbol cósmico, sobreviviente del Ragnarök a pesar de su derrumbamiento, como símbolo de «la reserva de la vida por venir»[60]. Asimismo, el mundo naciente brota del mar, los campos germinarán sin ser sembrados y las enfermedades se curarán. Los Ases que sobreviven[61], se reencuentran en Ídavellir («Planicie brillante»), allí rememorarán los grandes acontecimiento que han ocurrido y descubrirán en la hierba las maravillosas tablas de oro que de nuevo les pertenecerán, probablemente como un rasgo de la vida inocente que habían tenido en la noche de los tiempos, durante la edad de oro anterior[62] y que ahora, volverá a repetirse pero glorificada. Además, especialmente significativa es la vuelta a la vida de Baldr y su hermano Hödr, como señal de que el mundo de los muertos ha sido salvado[63].
El Ragnarök, el último combate entre los dioses del orden y las fuerzas del Mal, establece la idea arcaica de un fin general, lleno de múltiples cataclismos, por lo que se ha pensado que esta versión devastadora se tramaría en connivencia con la literatura apocalíptica típica de la Edad Media a la entrada de un nuevo milenio, momento en el que se está produciendo la conversión de Islandia al Cristianismo; sin embargo, la regeneración universal que le sigue, no sólo no es una versión del mundo anterior, sino que además, no deja de ser la expresión de una idea vertebrada sobre la evolución cíclica del universo, fundamentada bajo el mito del eterno retorno[64] y, por lo mismo, vinculada al antiguo fondo común indoeuropeo[65]; de manera que esta visión escatológica hundiría sus raíces en una especulación religiosa muy arcaica[66]. Así, en el nuevo mundo paradisiaco los seres humanos no pasarán penalidades y sólo los dioses «puros», (Baldr, Hödr, Vidarr, Vali, Módi, Magni) reinarán. En su nueva vida, les acompañarán los hombres leales que habitarán en el Gimlé («Protegida del Fuego»), una sala hecha de oro donde serán felices para siempre.
Se ha querido hacer una comparación con el apocalipsis cristiano y el nuevo reino que surgirá después; sin embargo, las diferencias son mayores que las coincidencias. Hemos visto que los dioses escandinavos no son ni creadores, ni eternos, ni inmortales; están marcados, al igual que los seres humanos, por su “destino” al que no pueden eludir; mientras que el dios bíblico es creador y eterno, con la capacidad de inducir una destrucción total. Asimismo, tras el apocalipsis nórdico, no se establece la idea de un juicio final en el que se dirime la posibilidad de acceder a dos mundos, un cielo para los justos y un infierno para los malvados, como en la especulación cristiana; probablemente se haya podido pensar así por parte de algunos estudiosos, si tomamos como referencia el texto de Snorri en el Gylfaginning 52, en el que Gangleri, le pregunta a Þriði sobre el destino de los hombres después del Ragnarök:
«Habrá muchos lugares buenos y muchos malos. El mejor está en Gimlé, en el cielo, y se beberá allí magníficamente, y los que quieran disfrutarán en el palacio que llaman Brimir, que está en; kolnir. Hay también un palacio grande y horrible, cuya puerta mira al norte y que está hecho con los esqueletos de las serpientes, y las cabezas de las serpientes miran hacia dentro de la casa y escupen veneno, de forma que por las salas corren ríos de veneno. Esos ríos han de vadearlos los que rompieron juramentos y los asesinos. Y aún es peor en el Hvergelmir».
En primer lugar, Snorri realiza una adaptación libre de la Voluspá que, en esta ocasión, saca fuera de contexto, pues las estrofas 37 y 38, en las que se hace alusión a estos dos lugares, respectivamente, no están vinculadas con el nuevo reino, sino con el inicio del Ragnarök; cuando la völva vislumbra los mundos de los enanos, los gigantes y Hel:
«Había en el norte En Nidavellir Una sala de oro
De la estirpe de Sindrín (un enano) Otra se alzaba
Allá en Okólnir Era del troll
De nombre Brimir (un gigante)». (Estrofa 37)
«Una sala vio Lejos del sol
En la Náströnd, (sala de Hel) Sus puertas al norte,
Fluía el veneno Por sus lumbreras Hecha la sala
Con huesos de serpiente». (Estrofa 38)
Y, en segundo lugar, Snorri Sturluson, a pesar de sus intentos por racionalizar la tradición pagana, no deja ser un autor cristiano; es más, quizás la influencia de la nueva religión se haya dejado sentir incluso en la propia Voluspá, pues en su penúltima estrofa (65), se menciona que «Vendrá entonces el reino en el juicio final // llegará poderoso, quien todo lo rige»; sin embargo, difícilmente sería necesario ningún veredicto, pues en la versión escandinava antigua podríamos interpretar, en mi opinión, que solo existiría un paraíso: el infierno, simbolizado en el dragón Níðhöggr, no se perpetua, sino que desaparece en la estrofa 66, siguiente y última de la Voluspá:
«Llegará volando El oscuro dragón, La sierpe brillante, Desde el Nídafjöll;
Llevará en sus plumas Los muertos a Nidhug. Allí se hundirá».
De manera que, con toda probabilidad, los dos únicos versos de los que consta la estrofa 65 del poema, serían «una interpolación cristiana posterior»[67]; de hecho, aparecen intercalados entre la descripción del cielo o sala dorada Gimlé (estrofa 64, comentada más arriba) y la desaparición del infierno; sin ninguna otra mención a la supuesta actuación sobre las normas del dictamen de «El que todo lo rige»[68], por lo que el discurso resulta presumiblemente incoherente.
El resultado de todo este proceso, que empieza por la primera guerra entre Ases y Vanes y acaba en el Ragnarök, es el estado de plenitud y felicidad al que todo hombre aspira. Estuvo «In illo tempore», al principio de todas las cosas y volvió después del Ragnarök. El nacimiento, la muerte y la regeneración es parte de la vida misma, aquí es concepto de enfermedad, degeneración, dolor es atribuido a un alejamiento de la sacralidad en el hombre, pero no desde una óptica sobrenatural o mejor dicho, «supranatural», no es como consecuencia de un «pecado original» ni incluso como consecuencia del «karma» producido por las sucesivas vidas por la que pasa el alma «Hugr», es una lucha vital entre orden y caos que irremediablemente consume al cuerpo físico, pero no a esa alta alma.
Desde una óptica metafísica podríamos considerar al Ragnarök como el instante supremo de la muerte personal, el desenlace de una vida que ha consistido en una lucha por la supervivencia, donde la persona se ha conducido de una u otra manera, la hora de su destino ha llegado, en esa lucha última contará con sus propios recursos almacenados a lo largo de su existencia, sus Dioses luminosos y sus monstruos mas secretos lucharán entre sí, su alma luminosa contra su sombra física. El Odinismo no es fatalista, en nuestras manos tenemos el poder de volver a vivir un mundo nuevo después de la muerte, pero con los pies en este mundo y siendo conscientes de nuestra propia existencia.
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– Myth and Religion of the North, Londres 1964.
[1] Nombre que significa «Embriaguez de oro»; véase la voz Gullveig en, LECOUTEUX, C.: Petit dictionnaire de mythologie allemande, París 1991, 108.
[2] “Hechicera”, véase el apelativo Heid, para denominar igualmente a Gullveig en ibídem, 108.
[3] Las fuentes principales para el estudio de la mitología germano-escandinava o nórdica son, junto con las Sagas, las Eddas, obras medievales islandesas donde quedó recogida su tradición religiosa antigua. Por un lado, contamos con la Edda Mayor o Edda Poética, escrita entre 1210-1240, está compuesta por un grupo de poemas trasmitidos por una larga tradición, de hecho se mezclan obras precristianas –algunas quizás del s. VII d.C.- con otras del s. XIII d.C.; de temática religiosa o heroica su valor fundamental radica en la capacidad que tuvieron los islandeses de reunir y fijar por escrito lo que había constituido la historia mítica del mundo nórdico antiguo. Por otro lado, hay que añadir la Edda Menor o Edda de Snorri Sturluson, autor islandés que a principios del s. XIII d. C., recopila los relatos míticos fundamentales de la religión nórdica.
[4] Denominado en castellano “La profecía de la Vidente”, este poema es considerado una de las más espléndidas joyas de la poesía medieval; escrito hacia el año mil y perteneciente a la Edda Poética, recoge la historia mítica del mundo, desde el caos inicial a la regeneración universal, pasando por el Destino de las Potencias o Ragnarök; por lo que representa un documento de primera magnitud para el estudio de esta religión. El relato es presentado por una völva (profetisa o vidente) en trance; de ahí, el lenguaje oscuro y esotérico de la composición, así como la visión prodigiosa y sobrecogedora de la creación del mundo y, más aún, de la catástrofe final.
[5] Divinidades que tienen como misión mantener el equilibrio perpetuo entre las fuerzas del orden – representadas por ellos- (BOYER, R.: Yggdrasill. La religión des anciens Scandinaves, París 1992, 113- 129)- y las fuerzas del desorden que recae en los gigantes -potencias maléficas (Ibidem, 129-135)-. Viven en el Asgard y entre otros Ases, destacan Odin, Thor, Baldr, Týr, Heimdallr, etc; véase la voz Ases, con las correspondientes fuentes y bibliografía en SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa Mitología Universal, en ALVAR, J. (dir.), Madrid 2000, 89; también LANCEROS MÉNDEZ, P.: «Ases y Vanes: estructura y dinámica de la mitología nórdica», en SOLARES, B.: Los lenguajes del símbolo: investigaciones de hermenéutica simbólica, Antropos, Barcelona y UNAM, México 2001, 143-192.
[6] Es la otra familia de dioses asociada a la fertilidad y prosperidad agrícola y cazadora; véase ibídem, 143-192; así como la voz Vanes, sus fuentes y bibliografía en MARTÍNEZ MAZA, C.: Diccionario Espasa Mitología Universal, en ALVAR, J. (dir), Madrid 2000, 943.
[7] Las teorías ”históricas” que analizaban el mito como una dura batalla entre la población autóctona del norte Europeo –Vanes- y la llegada de indoeuropeos –Ases-, han sido invalidadas por la arqueología, al no encontrarse restos de una incursión traumática para el período de las invasiones –tesis defendida por SCHULTZ, H.: The Prehistory of Germanic Europe, New Haven-Londres 1983; MAYORY, J.P.: In Search of the Indo-Europenas. Language, Archeology and Myth, Londres 1989, y OSTMO, E.: «The Indo-European question in a Norwegian perspective: A view from the wrong end of the stick? », en JONES- BLEY, K. and HULD, E.M. (eds.): The Indo-Europeanization of Northern Europe, Washington 1996, 128-145. Por otra parte, DUMÉZIL, G.: Los dioses de los indoeuropeos, Barcelona 1970, y DE VRIES, J.: L’univers mental des Germains, París 1987; a partir del análisis comparativo, argumentaban que enfrentamientos semejantes se reflejan en otras mitologías indoeuropeas. En mi opinión, el planteamiento de R. Boyer me parece más sugerente, al examinar el mito de esta larguísima lucha entre las dos familias divinas, como el reflejo ideológico-religioso de la existencia de divinidades «superiores», sabias y activas, los Ases, enfrentadas con las “inferiores” o Vanes, primitivas y contemplativas; pero el resultado del enfrentamiento no admite vencedor, ya que los atributos de ambas divinidades son elementos constitutivos de la psique humana; véase BOYER, R.: Yggdrasill…, 198-199. También desde una perspectiva filosófica del valor simbólico de Ases y Vanes, véase a LANCEROS MÉNDEZ, P.: «Ases y Vanes…, 143-192. Este mito aparece recogido en diferentes testimonios, junto con las estrofas de la Voluspá expuestas al inicio del trabajo; es mencionado en la Heimskringla de Snorri, Ynglingasaga, 1-2-4-5; la Edda de Snorri, Skáldskaparmál, 2 y en Saxo Gramático, Gesta Danorum, I, 7.
[8] Edda Poética, Voluspá, 7-8.
[9] Este “tiempo histórico”, sólo puede ser entendido como un período de duración indeterminado, pero caracterizado por el inicio de las vicisitudes de todas las entidades mitológicas, en particular, las referidas a los mitos de los dioses, responsables de la alteración del orden del mundo; sobre esta idea, véase, BOYER, R.: Yggdrasill…, 200-201.
[10] Término que significa «susurrar o hacer saber en secreto» y con el que se designa como colectivo a las tres vírgenes o gigantes que fijan y velan el «Destino de los mortales» (Voluspá, 19); son consideradas generalmente como entidades crueles, pues sus sentencias irrevocables suelen ir acompañadas de un destino desdichado; sus nombres son, respectivamente: Urdr (pasado), Verdandi (presente) y Skuld (futuro), trío asimilado a las Moiras griegas y a las Parcas romanas por influjo grecolatino, pues parece ser que en principio fueron muy numerosas; véase el estudio fundamental de STRÖM, F.: Diser, nornor, valkyrjor, Estocolmo 1954; igualmente, entre otros véase, BOYER, R.: Le monde du double. La magie chez les anciens Scandinaves, París 1986, 100, 137 y 146; idem: Yggdrasill…, 215-218; PAGE, R.I.: Mitos nórdicos, Madrid 1999, 58-59; SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 665 y BERNÁRDEZ, E.: Los mitos germánicos, Madrid 2002, 152-154.
[11] Todo parece indicar que la idea de «destino» entendida como algo fijado, modelado o creado, en vinculación directa con las Nornas, haría referencia casi exclusivamente a Urdr, cuyo terminología derivaría del antiguo alemán wurt y del antiguo inglés weyrt, que en ambos casos significa «destino», lo que aseguraría su extraordinaria autenticidad y antigüedad frente a las otras dos de creación más reciente; de hecho, el nombre Urdr también hace referencia a la “Fuente de Urdr o del destino” en la que ellas habitan bajo una de las tres raíces del árbol del mundo, Yggdrasil (Edda Poética, Voluspá, 19); mientras que el nombre de las tres aparece únicamente en la Edda Poética, Voluspá, 20 y en la Edda de Snorri, Gylfaginning, 15; véase para el valor y la antigüedad de Urdr, BOYER, R.: Yggdrasill…, 217.
[12] Véase BOYER, R.: Yggdrasill…, 217.
[13] La omnipresencia de lo sagrado. Se consideraba que la dignidad humana provenía de su continuidad con los dioses, culminando en el hombre la naturaleza emanada de los Inmortales. La continuidad de la naturaleza divina se extiende a los animales, a las plantas y al conjunto de la naturaleza, comprendidos en ello también los minerales y los objetos inanimados. Una de las antiguas concepciones sobre el origen de la humanidad identifica a la primera pareja humana con los vegetales. Muchos animales, en particular las aves, han sido consideradas como las mensajeras de los dioses. Las corrientes de agua son divinizadas: son dioses en Grecia y en Roma, diosas en la India. Esta sacralización universal es una de las principales características del paganismo germánico
Georges Dumezil, descubrió importantísimos paralelismos entre el Ragnarök nórdico y el Crepúsculo de los dioses del hinduismo. Según las sagas y la poesía escáldica de los pueblos nórdicos, Loki y sus criaturas, el lobo Fenrir, la serpiente de Midgard y Hel, se abalanzarán contra los dioses y aparecerán como los vencedores. Al final, el lobo Fenrir deberá abrir su hocico gigantesco, su mandíbula superior alcanzando el cielo. Está a punto de engullir al mundo, cuando surge Vidar. Un pie sobre la mandíbula inferior del lobo, su brazo tendido hacia la superior, destruirá ese hocico monstruoso. Gracias a él, un nuevo mundo vivirá. Su dios supremo será un hijo de Odín, Balder, el ser más bello y más sabio, del cual nuestro tiempo se privó por la perfidia de Loki. Entonces, gracias a Balder, la justicia reinará sobre la Tierra. Georges Dumezil establece una analogía entre Vidar y Visnú. El día en que, según los hinduistas, Balí logró conquistar al Mundo y a expulsar a Indra, Vishnú se presentó bajo la forma de un enano, y le pidió al vencedor adquirir el espacio que podría cubrir en tres pasos. Bali aceptó. Pero Visnú en esos tres pasos recorrió la tierra, al aire superior y el cielo, y así, Indra recobró su posesión del mundo. Concluye Dumezil, por tanto, que los indoeuropeos creían que gracias a dioses como Vishnú o Vidar, no estaban abandonados a los monstruos o a la Nada. Que no había ninguna desesperación en ese Crepúsculo de los Dioses que imaginaban los indoeuropeos. Pues, significaba por el contrario la espera de un mundo mejor. Solo se trataba de un mal momento que era preciso sobrellevar antes de ese Edén futuro.
[14] Los dioses germano-escandinavos no son ni eternos, ni inmortales, su “destino” es establecido desde su nacimiento, al igual que ocurre con el resto de los seres del universo.
[15] Dios perteneciente a la familia de los Ases pero, también, es el padre de las “fuerzas del caos”: el lobo Fenrir, la diosa Hel -el infierno- y la serpiente del Midgard, Midgardsormr; hecho que le convierte en la figura más contradictoria de todas las divinidades nórdica: por su ascendencia, debería ser una de las fuerzas del orden pero sus acciones le convierten en el dios del Mal. Por ello, representa la antítesis de Týr, dios de la guerra y el derecho –nociones indisolubles-, pues Loki carece de honor y ley, conceptos trascendentales enmarcados en el ámbito de «lo sagrado», de manera que le convierten en el artífice o inductor al perjurio y a la ruptura de los pactos de los Ases a través de la trampa o el engaño; quizás, como apunta BOYER, R.: Yggdrasill…, 134, Loki podría ser el elemento del equilibrio imprescindible en un mundo regido por la ley, el orden y el derecho; dado que en este universo mental los principios fundamentales son dicotómicos, construidos por pares adversativos. Finalmente, el papel clave de Loki en el Ragnarök, como baluarte de las fuerzas del desorden, será expuesto más adelante; sobre la figura de Loki, véanse los estudios específicos de DE VRIES, J.: The Problem of Loki, Helsinki 1933; idem: Altgermanische Religionsgeschichte, 2 Vols., Berlín 1956-1957; SCHIER, K.: Balder, Loki, Heimdallr, Lund 1969; DÚMEZIL, G.: Loki, París 1984; STRÖM, F.: Loki, Göteborg 1956; así como los de BOYER, R.: Yggdrasill…, 130-135; PAGE, R.I.: Los mitos nórdicos…, 41-43, 47-51, 53-55 y 67-68; MARTÍNEZ MAZA, C.: Diccionario Espasa…, 551 y BERNÁRDEZ, E.: Los mitos germanos…, 243-270; véanse igualmente su fuentes en, Edda Poética, Voluspá, 35; Lokasenna (“Los sarcasmos de Loki”); Edda de Snorri, Gylfaginning, 32 y Skáldskaparmál, 33 y 44.
[16] La versión de Snorri en su Edda, Skáldskaparmál 2, recoge un armisticio de los dioses que tiene como garantía crear con la saliva que escupen en un caldero a Kvasir, un ser humano de sabiduría infinita; asimismo, en la Heimskringla, Ynglingasaga, 4, Snorri señala que se llega a la paz con el intercambio de rehenes, entre Ases y Vanes. Sobre este tema véase, en general DE VRIES, J.: Altgermanische…; DAVIDSON H. E.: Gods and Myths of Northern Europe, Harmonds; orth 1964.
[17] Sobre la traslación de los códigos de leyes humanos a las reglas contractuales divinas, véase BOYER, R.: Yggdrasill…, 113, 219-220.
[18] Todos los días, los Ases van a juzgar en el “árbol sagrado” Yggdrasill; véase Edda Poética, Grímnismál (“El discurso de Grimnir”), 29 y 30; de ahí que, al quedar vinculados “el derecho” y “lo sagrado” en el lugar físico y a la vez simbólico representado por Yggdrasill, los dioses han desvirtuado la función que les ha sido encomendada.
[19] BOYER, R.: Yggdrasill; 213.
[20] Divinidades femeninas habitualmente nombradas como colectivo -el singular «dís» significa «diosa»-, eran potencias del “destino” por lo que, en ocasiones, llegaron a confundirse con las Nornas (Helgakviða Hundingsbana I, estrf. 2-4; cfr. BOYER, R.: Yggdrasill…, 216; asimismo, por su carácter tutelar unido al individuo, la familia o el clan (Sigrdrífumál, estrf. 9; cfr. Ibídem: 182), resulta a veces difícil distinguirlas de la fylgia (las fylgiur en plural) o espíritu que protege y acompaña a la persona desde su nacimiento; sin embargo, las dísir son fundamentales en el momento del natalicio porque el recién nacido era consagrado a ellas, como Potencias que le van a dotar, a “dar”, un carácter peculiar y distintivo a su “destino”, es la llamada máttr ok megin, el poder y la capacidad propia de un ser humano de éxito o victoria; sobre esta noción, véase ibídem, 218); sobre las dísir , véase entre otros, STRÖM, F.: Diser…; ídem: Nordisk Hedendom, Göteborg 1993, 190-195; DE VRIES, J.: ; La religión de los germanos; , en PUECH, H.C. (ed.): Historia de las religiones, trad. esp., Vol. III, Madrid 1977, 66-108 y DAVIDSON, H.E.: Roles of the Northern Goddess, Londres-Nueva York 1998, 180-185.
[21] Como acabamos de señalar en la nota precedente, esta idea trascendental queda vinculada implícitamente con el «destino», entendida según STRÖM, F.: Nordisk…, 69; como una «fuerza inherente a seres u objetos, que les da un poder preciso y la posibilidad de realizar su destino”; cfr. BOYER, R.: Yggdrasill…, 196.
[22] Sobre el derecho a este “honor” que posibilita la pertenecía a «lo Sagrado» y, por lo tanto, entendido como principio moral e ideológico que guía el comportamiento personal, véase, ibídem: 218.
[23] Una valoración del concepto de megin y sus implicaciones en la ética y la metafísica del universo mental y religioso de los escandinavos, se encuentra magistralmente comentada en ibídem: 113, 196-197 y 218-220, quien además hace especial hincapié sobre la vinculación existente entre megin y la noción de heil (sacralidad), inmersa en las reglas contractuales germano-escandinavas entre los hombres y sus jefes o soberanos; de forma que los «pactos» humanos y divinos quedan integrados en la esfera de «lo Sagrado».
[24] Para el derecho romano, jamás el «deber», de la venganza es un instrumento reparador de una ofensa, véanse los distintos mecanismos de actuación y condenas en ibídem: 218-220.
[25] Este autor determina esta calificación al proponer que desde ese momento se inicia « le temps, celui des errements humains, et n’importe la longueur de la durée, n’importe que l’on soit averti ou ignorant, il lui faut une consommation; Le monde humain, temporel est condamné; Le destin, maintenant invisceré, reste irreversible.» BOYER, R.: Yggdrasill…, 201.
[26] Su nombre significa «Señor», hijo de Odín y de Frigg, era el más bello, sabio y el mejor de todos los dioses; véase Edda de Snorri, Gylfaginnig, 22; asimismo, véanse entre otros para Baldr a FRAZER, J.G.: «Balder el Magnífico I-II», La rama dorada, VII, Madrid 1930; TURVILLE-PETRE, G.: Myth and Religion of the North: The religión of Ancient Scandinavia, Londres 1964, 117-118, 122 ss.; SCHEIR, K.: Balder…; PAGE, R.I.: Los mitos nórdicos…, 47-53; BOYER, R.: Yggdrasill…, 123-128; BRASTON, B.: Gods of the North, Londres 1980; LINDO; , J.: Murder and Vengeance amog the Gods. Baldr in Scandinavian Mythology, Helsinki 1997; SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 123; BERNÁRDEZ, E.: Los mitos germánicos…, 279-281; MU; OZ ACEBES, F. J.: ; El Dios que muere en la mitología germánica: Estudio, fuentes e interpretaciones en torno a Baldr; , Ilu 8, 2003, 81-92, y LIBERMAN, A.: ; Some Controversil Aspect of the Myth of Baldr; , Alvíssmál 11, 2004, 17-54, en línea (http:; ; userpage-fu- berlin.de; -alvismal; alvinh.html).
[27] Edda Poética, Voluspá, 31-32 y 62 y, Baldrsdrumar (Los sueños de Baldr); Edda de Snorri, Gylfaginning, 49 y 53; Skáldskaparmál, 5; Saxo Gramático, Gesta Danorum, II, 1 y Segunda Conjuración de Merseburg.
[28] A pesar de huir a la montaña y pasarse el día convertido en salmón, Loki es pescado por Thor; a continuación los Ases le llevan a una cueva, le encadenan y la diosa Skadi ata sobre su cabeza una serpiente cuyo veneno gotea sobre su cabeza, mientras Sigyn, esposa de Loki, sostiene una jarra donde cae el líquido mortal, pero cuando se llena, al ir a tirarlo, el veneno le gotea sobre la cara y se retuerce de dolor, de tal manera, que la tierra se mueve y produce terremotos; véase, Edda Poética, Voluspá, 35 y Edda de Snorri, Gylfaginning, 50.
[29] Respecto al mito de la muerte de Baldr y su papel en la mitología nórdica, véase uno de los trabajos más recientes en MU; OZ ACEBES, F. J.: ; El Dios que muere; ., 81-92, donde el autor expone un elenco de las distintas fuentes arqueológicas, literarias y toponímicas que hacen referencias a esta divinidad; a la vez que lleva a cabo una revisión de las distintas interpretaciones sobre la muerte y resurrección de Baldr en autores como G. Frazer, J. De Vries, G. Dumézil o J. Lindo; , entre otros. Por otra parte, este autor concluye que el mito de la muerte de esta divinidad nórdica no parece haberse gestado por influencia del cristianismo, pues todos los indicios que ofrecen las distintas fuentes indicarían un antiquísimo origen pagano.
[30] En el Baldrsdraumar de la Edda Poética, después de comentar Baldr con los Ases el terrible sueño que había tenido, Odín viaja al mundo de los muertos y convoca a una vidente muerta para que le explique lo que va a suceder y, aun sabiéndolo “no puede ir contra el Destino”.
[31] Dios supremo del panteón germano-escandinavo, pertenece a la familia de los Ases de la que es el más antiguo, junto con Týr. De carácter extremadamente versátil, es considerado una divinidad cruel, cínica y misógina, así como uno de los representantes de la traición; “Dios de la Victoria” y no de la guerra, su personalidad sufrió múltiples transformaciones con el tiempo, hasta alcanzar la supremacía del panteón que, al parecer, le correspondía a Týr. Sus hijos son Thor, Baldr, Hödr, Vidarr y Vali, entre otros, todos ellos tienen papeles claves vinculados al Ragnarök; véase sobre Odín, entre otros, DE VRIES, J.: Altgermanische….; DUM; ZIL, G.: Les dieux des Germains, París 1959; TURVILLE-PETRE, G.: Myth and Religion…; DAVIDSON, H.E.: Gods and Myths…; idem: Scandinavian Mythology, Londres-Nueva York 1975; idem: The lost beliefs of Northern Europe, Londres 1993; BOYER, R.: Yggdrasill…, 136-162; STEINLAND, G.: Eros og dod i norrone myter, Oslo 1997; DUBOIS, T.A.: Nordic Religions in the Viking Age, Filadelfia 1999; JON, A.: ; Shamanism and the Image of the Teutonic Deity, Odinn; , Folfiore 10, en línea [haldjas. folklore.ee; folklore; vol10; teuton.htm], 1999; PAGE, R.P.: Los mitos nórdicos…, 35-41; SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 675-676; BERNÁRDEZ, E.: Los mitos germanos…, 195-210.
[32] Un mito relata cómo encanta la cabeza del gigante Mimir (Memoria) y le da vida: a ella le consulta siempre sobre lo que ha de ocurrir. Mimir representa no sólo la memoria del pasado, sino también el conocimiento del futuro, es decir, toda la sabiduría concentrada en un tiempo global; véase, Edda Poética, Voluspá, 28; Sigrdrífumál; Heimskringla de Snorri, Ynglingasaga, 4 y 7.
[33] Como “Dios de los Colgados” –Hangaguh-, Odín confiesa estar suspendido durante nueve noches en el árbol del cosmos Yggdrasill, para obtener el secreto de las runas; véase, especialmente todo el Hávamál de la Edda Poética. Igualmente, tiene el don de la videncia, simbolizada por el hecho de ser tuerto y, por consiguiente, es un “dios-chamán”, debido a la mutilación iniciática a la que se somete para obtener la sabiduría, véase, Edda Poética, Voluspá, 27-29. Ambos hechos, no hacen sino confirmarle como el «señor de la magia” del seidr, ritual por excelencia de éxtasis y trance; gracias a ello, podía saber el destino y las cosas aún no sucedidas; véase, Heimskringla de Snorri, Ynglingasaga, 7.
[34] Véase el Vafthrúdnismál (El Discurso de Vaftrúdnir) de la Edda Poética, poema de preguntas y respuestas entre el gigante y Odín.
[35] Morada de Odín (“Señor del Valhala”) compuesta por quinientas cuarenta estancias y sus correspondientes puertas. Esta mansión constituye el lugar mítico al que acuden los einherjar o “Combatientes únicos” muertos en batalla convocados por él. La ayuda de las Valquirias (“La que Elige los Muertos del Combate) es fundamental, pues su función consistía en hacer caer a los elegidos por Odín; así como servir la comida y la bebida del banquete diario ofrecido por el “Dios de los Ejércitos” a sus guerreros; véase, Edda Poética, Grímnismál, 21-25, 36; Voluspá, 30, 33; Edda de Snorri, Gylfaginning, 36, 38-41; así como la voz Valhala en SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 941.
[36] Lobo mítico, hijo de Loki, cuyo mito narra que, alimentado por los Ases, creció tanto que decidieron atarle, con la excusa de que se trataba de una prueba de fuerza, pero después de haber roto dos grilletes, los enanos fabricaron uno tercero muy fino, pero mágico, por lo que Fenrir, al sospechar del engaño, exige que un dios ponga la mano dentro de sus fauces cuando fuese encadenado; Týr se ofreció y el lobo al luchar, le arrancó la mano. A continuación, los dioses le atan y le colocan en la boca una espada más allá del paladar; así permanecerá hasta que se desate al llegar el Ragnarök. Según la fuente de Snorri, en el Gylfaginning 33, cuando Gangleri pregunta por qué no mataron los Ases al lobo, si esperaban daño de él, Hár responde: “En tanto que respetan su santuario y sus lugares de tregua que no quisieran ensuciarlo con la sangre del lobo, aunque digan las profecías que será quien mate a Odín”; véase también, Edda Poética, Voluspá, 44, 49, 51-56; así como la voz Fenrir en, SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 334.
[37] Týr es el “Dios de la Guerra Justa “o «Pueblo en Armas», entendida como el ejercicio de un derecho y, además, una divinidad antiquísima descendiente del gigante primigenio Ymir, aunque Snorri en el Skáldskaparmál, 9, le menciona como hijo de Odín. No obstante, todo parece indicar que fue el dios supremo en los primeros tiempos, sin embargo, posteriormente quedó desplazado por Odín; véase, Edda Poética, Hymiskvida, 4. 33; Lokasenna, 38, 40; Sigrdrífumál, 6; Edda de Snorri, Gylfaginning, 24; Skáldskaparmál, 9; así como los estudios de DUM; ZIL, G.: Gods of the Ancient Northmen, ed. E. Haugen, Berkeley 1973; TURVILLE-PETRE, E.O.G.: Myth and Religion…; BOYER, R.: Yggdrasill…, especialmente, 114-118; MARTÍNEZ MAZA, C.: Diccionario Espasa…, 927, y BERNÁRDEZ, E.: Los mitos germanos…, 273-275.
[38] Véase, supra n. 35.
[39] 38 “Dios del Trueno”, hijo de Odín y de Jörð, está casado con Sif, con la que tiene dos hijos, Magni y Modi -imprescindibles al final del Ragnarok- y una hija, Trurd. «Dios de la Guerra», está constantemente en movimiento, viajando, por lo que representa el espíritu agónico de la mentalidad escandinava. Posee tres objetos que simbolizan su fuerza: un cinturón de fuerza, unos guantes de hierro y el martillo Mjölnir que simboliza la violencia a la vez que la protección; véase, Edda Poética, Hárbardzjód (“Canto de Hárbard”); Alvíssmál (“EL Discurso de Alvís”); Hymiskvida (“Cantar de Hymir”); Trymskvida (“Cantar de Thrym”); Edda de Snorri, Gylfaginning, 21, 44-47; así como los trabajos de DE VRIES, J.: Altgermanische; ; TURVILLE- PETRE, E.O.G.: Myth and Religion…; DAVIDSON, H.R.: Gods and Myths…; idem: Scandinavian….; y más recientes de, BOYER, R.: Yggdrasill…, 118-123, PAGE, R.I.: Mitos nórdicos…, 14-46; SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 891 y BERNÁRDEZ, E.: Los mitos germánicos…, 213-242; entre otros.
[40] 39 “Serpiente del Recinto Central” o “Midgard”, lugar intermedio en el que habitan los humanos; véase, BOYER, R.: Yggdrasill…, 194-195, y SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 606.
[41] 40 Edda de Snorri, Gylfaginning, 46.
[42] 41 Edda Poética, Hymiskvida; Edda de Snorri, Gylfaginning, 48; véase la voz Hymir en SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 440.
[43] 42 “Señor”, dios perteneciente a la familia de los Vanes, es hijo de Njórd y hermano de Freyja; los tres fueron intercambiados a la familia de los Ases como rehenes, después de la primera batalla del mundo entre los Ases y los Vanes. Es una divinidad antiquísima vinculada a la Fecundidad-Fertilidad y el culto a los muertos; véase Edda de Snorri, Gylfaginning, 24, 37, 51; Skáldskaparmál, 15 y 44; Heimskringla de Snorri, Ynglingasaga, 4 y 10; Edda Poética, Skirmisfor; Grímnismál, 43; Lokasenna, 35-36; asimismo, véase especialmente, TURVILLE-PETRE, E.O.G.: The Cult of Frey in the Evening of Paganisme, Londres 1935; así como, BOYER, R.: Yggdrasill…, 169-175; SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 345, y BERNÁRDEZ, E.: Los mitos germánicos…, 192-193.
[44] “Resplandeciente”, “El As Blanco”, es una divinidad perteneciente a la familia de los Ases de la que es su guardián, por eso vive en el Himinbjörg (“Monte del Cielo”), al lado de Bifröst (“El Arco Iris”), el puente que enlaza la tierra con el cielo. Nacido de nueve madres, uno de sus escasos mitos le convierte en el “Padre de la Humanidad”, al ser considerado el progenitor de los distintos estamentos sociales: nobles, libre y esclavos; véase, Edda Poética, Voluspá 1, 46; Grímnismál, 13; Hyndluljóð, 35-37; Lokasenna, 48; Edda de Snorri, Gylfaginning, 50; así como, en particular PERING, B.: Heimdallr, Lund 1941 y SCHIER, K.: Balder…; junto con STEINSLAND, G.: Eros og dod…, 125; BOYER, R.: Yggdrasill…, 220-222; MARTINEZ MAZA, C.: Diccionario Espasa…, 396; BERNÁRDEZ, E.: Los mitos germánicos…, 277-279, entre otros.
[45] Del nórdico antiguo, castillo celestial es, en la mitología nórdica, la morada del dios Heimdall. Himinbjörg aparece en la Edda poética, Edda prosaica y Heimskringla de Snorri Sturluson, en todas las fuentes se vincula el lugar con Heimdall. Según la Edda poética, Himinbjörg se emplaza donde finaliza el Bifrǫst y se encuentra la bóveda celestial.
[46] Desde un punto de vista terminológico que, se ha confundido Ragnarök «Destino de las Potencias o de los Dioses» (derivado de ragan—genitivo plural de Reginn, utilizado para definir a los dioses como poderes organizadores y –rök que significa, hado o suerte) por Ragnarökkr «Crepúsculo de los Dioses», (la palabra rökr significa crepúsculo), a lo que la obra de Wagner el Götterdämmenrung, «El Ocaso de los Dioses», ha contribuido negativamente. Respecto a las fuentes principales para la catástrofe final, contamos con el espléndido poema de la Edda Poética, Voluspá, 36- 58; Vafthrudnismál, 17-18 y 44-55 y la Edda de Snorri, Gylfaginning, 51; igualmente, véase de forma especial a MARTIN, J. S.: Ragnarök, Assen 1972; así como a BOYER, R.: Yggdrasill…, 201-204; SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa; , 766; BERNÁRDEZ, E.: Los mitos germánicos…, 298-302.
[47] «Playa de cadáveres», es una de las moradas del Infierno y el lugar más septentrional y alejado del sol en este mundo; a ella iban todos los que habían cometido perjurio que, como hemos visto, es el peor de los delitos; véase la voz Náströnd en SIERRA DEL MOLINO, R. M.: Diccionario Espasa…, 640.
[48] «Disimuladora», es la «Diosa de los Infiernos» y también el lugar en el que habitan los muertos. Hija de Loki y la gigante Angrboda, es una de las representantes del Mal; véase especialmente, DAVIDSON, H. R. E.: The road to Hel, Cambridge 1943; así como, BOYER, R.: Yggdrasill…, 131,141 y 202-203; SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 397; BERNÁRDEZ, E.: Los mitos germánicos…, 85-86.
[49] En la Voluspá, 44, Garmr es el lobo que rompe las cadenas «Garm aúlla ante Gripahell (“roca aulladora», la entrada del infierno) // romperá los nudos, y correrá el lobo»; mientras que Snorri dice que «entonces se soltará el perro Garmr que estaba atado ante el Gripahell»; BOYER, R.: Yggdrasill…, 202: considera que se trata del mismo monstruo.
[50] El (La) Sol (género femenino) y La (El) Luna (género masculino), según relata Snorri, son perseguidos por dos lobos desde el momento de su formación hasta el Ragnarök, cuando serán engullidos por aquéllos; véase, Edda de Snorri, Gylfaginning, 12.
[51] “Lucharán los hermanos, y se habrán de matar; los primos hermanos cometen incesto; terrible es el mundo, hay gran adulterio; días de lanzas y espadas, se raja el escudo; días de tormenta y lobos, se hunde el mundo, no habrá hombre alguno que a otro respete.”, Voluspá, 45.
[52] «Corcel de Yggr o de Odín», fresno que representa el principio unificador y distribuidor del cosmos, su papel en el Ragnarök es trascendental, pues bajo su sombra se salva la única pareja de seres humanos. Yggdrasill simboliza la fuente de la vida, del conocimiento y del Destino; véase, Edda de Snorri, Gylfaginning, 15-16 y 51; Edda Poética, Voluspá, 2, 18, 46; Grímnismál, 25-26, 31-36; Hávamál; Vafþrúðnismál; Fjölsvinnsmál y Svipdgsmál; así como especialmente, BOYER, R.: Yggdrasill…, 195, 203-204, 207- 222 y 234: quien lleva a cabo de forma exhaustiva un escrupuloso estudio sobre el papel y la simbología del árbol cósmico; SIERRA DEL MOLINO, R. M.: Diccionario Espasa…, 980; BERNÁRDEZ, E.: Los mitos germánicos…, 290, 296-297.
[53] “Barco de las Uñas”, es el barco de los muertos hecho con sus uñas; Gylfaginning, 51; Voluspá, 50; véase la voz Naglfar en SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 634.
[54] “En este torbellino se rajará el cielo y de él vendrán los hijos de Muspell. Surtr cabalga primero, y hay delante y detrás de él un fuego abrasador. Su espada es muy buena, reluce con más brillo que el sol”, Gylfaginning, 51. No obstante, «hijos de Muspell», es un término que se utiliza para identificar que el fin del mundo nórdico, se realizará a través del fuego; cf. SIERRA DEL MOLINO, R.M.: Diccionario Espasa…, 629.
[55] Gylfaginning, 51; Vafðrüdnismál, 18.
[56] “Dios Silencioso”, hijo de Odín y la gigante Gridr; según Snorri, Gylfaginning 51, y el Vafþrúðnismál 53, él tiene el zapato más fuerte del mundo, con el que destroza la mandíbula del lobo dándole muerte; mientras que en la Voluspá, 55, le hunde un puñal hasta el corazón; véase la voz Vidarr en MARTÍNEZ MAZA, C.: Diccionario Espasa…, 950.
[57] Véase supra n. 47.
[58] PAGE, R.I.: Mitos nórdicos…, 67.
[59] Todo el tema de la “regeneración universal” está igualmente recogido en la Voluspá 59-66 y el Vafþrúðnismál 45-51 de la Edda Poética y el Gylfaginning 52-53 de la Edda de Snorri; véase en particular, el apartado dedicado a este aspecto por BOYER, R.: Yggdrasill…, 204-207.
[60] BOYER, R.: Yggdrasill…, 214.
[61] 60 ; estos serán, por un lado, los hijos de Odín, Vidarr y Vali , junto con los hijos de Thor, Modi y Magni que recibirán el martillo de su padre Mjölnir; esta información aparece recogida en la Edda Poética, Vafþrúðnismál 45; por otro lado, también sobreviven Hoenir y Lodurr, los hermanos de Odín, véase, Edda Poética, Voluspá 63.
[62] PAGE, R.I.: Mitos nórdicos…, 66.
[63] Edda Poética, Voluspá 62; BOYER, R.: Yggdrasill…, 205; sin embargo, LIBERMAN, A.: Some Controversial Aspect; 49, argumenta que Baldr, en tanto que sería un dios de carácter ctónico, en la tradición escáldica islandesa habría permanecido en Hel para siempre y no habría habido entonces una “Second Coming”.
[64] ELIADE, M.: Historia de las creencias y de las ideas religiosas, II, Madrid 1979; DE VRIES. J.: L´univers mental… y BOYER, R.: Yggdrasill…
[65] El carácter autóctono, original y único del Ragnarök, ya fue magistralmente manifestado por MARTIN, J.S.: Ragnarök…
[66] De hecho, Odín, divinidad que sufre múltiples transformaciones desde su constitución inicial, va coloreando su esquema base de acuerdo con los estímulos que le suministra el contexto cultural en que se inscribe; así se produce la recreación de su figura, con lo que pasa de ser un dios no sólo vinculado a la magia y a la sabiduría –el dios-chamán-, sino que además, será el símbolo del triunfo como “Dios de la Victoria”; por eso, su final no encaja en el Ragnarok: muere sin conseguir vencer a su enemigo, con toda probabilidad porque Fenrir sería realmente el adversario de Týr, el primero y más antiguo “dios supremo”; síntoma indudable del arcaísmo del apocalipsis escandinavo.
[67] BERNÁRDEZ, E.: Snorri Sturluson. Textos…, 114, n.47.
[68] STEINLAND, G.: Eros og dod…, 124, y BERNÁRDEZ, E., Los mitos germánicos…, indican la posibilidad de que se tratara de Heimdallr.
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