«Y entonces comencé a escuchar la poderosa voz de Odín y los cuervos en las nubes, el rugido de los ocho cascos de su caballo Sleipnir, llevando su caza salvaje incansable, con un estruendo que pareciera que el mismo mundo fuera a sucumbir».
Ernust
En muchos pueblos, los más ancianos contaban que, algunas noches se podía oír e incluso ver a través de los bosques y campos, volando a toda velocidad lo que se denominó “la gran caza”, a veces “la caza”, “caza salvaje” o “caza fantástica”. Dependiendo de la ubicación, la composición de la caza puede variar, pero en general, había una jauría grande e impresionante, la cual precedía-en un ambiente de locura y desesperación- a una hueste de cazadores montados a caballo… A veces, estos jinetes eran esqueletos o seres de cadavéricas formas, mientras que sus caballos eran generalmente brillantes y escupían fuego. A veces, el objetivo de esta terrorífica hueste equipada ferozmente resultó ser casi siempre un ciervo. Todo se desarrollaba en un estruendo terrible y aterrador, azuzada por los ladridos de los perros, los sonidos de los cuernos y los sonidos de los disparos. No hace falta decir que los que, por desgracia, se encontraban en su camino en la noche con esta gran cacería, no era para ellos motivo de satisfacción. Podrían sentirse felices de seguir todavía vivos después de haber presenciado tal experiencia.
Una de las cazas salvajes mas famosa es la caza infernal de Bohan (Bélgica). Se ha informado de muchos autores de libros de folklore y guías turísticas, y la descripción que dan es suficiente para lo que se ha indicado anteriormente. Pero ¿qué pasa con la caza salvaje?, merece especial atención lo que ocurrió cerca de allí, en un lugar llamado “el bosque de Arturo”. De hecho, en un estudio reciente sobre el fundamental l mito de la gran caza, se observó que uno de los nombres imprescindibles de este último en amplias zonas de centro-europa, era el Rey Arturo: es la caza o caza Arturo.
En este caso, estos nombres no son difíciles de reconocer porque se limitan a citar el nombre Arturo, una figura legendaria que ha incorporado el mito. Por contra, es de interés señalar que la prodigiosa cacería de Bohan, la gran cacería, tiene lugar cerca de un lugar llamado Bosque Arturo, y que por todo el territorio se reproducen estas actividades nocturnas bajo otros nombres, denominando el mismo fenómeno. Podemos deducir que no es específico de los legendarios bosques de las Ardenas. Por ejemplo, en este caso, fue un cazador maldito que vivía en Bohan, un mal señor que existió realmente en el siglo XVIII, y que por la noche salía a expiar sus fechorías. Sin embargo, la difusión amplia las historias de las cacerías en toda Europa, especialmente en el oeste y el norte frustra cualquier interpretación local o regional y no ofrece ningún testimonio en contrario, ya que nos encontramos frente a restos dispersos de un mito fundamental.
¿Que es lo que en última instancia evoca la gran cacería? El recuerdo de los Dioses más importantes de la antigua religión nórdica y germánica. Odín o Wotan, por su propia naturaleza, no pudo sobrevivir en el cristianismo sino bajo una forma muy específica: un cazador fantástico. En su excelente libro sobre los dioses y la religión de los alemanes, el profesor Derolez también afirma claramente: «Pensamos tal vez, que nos encontramos con la última aparición de las huellas de Odín de una manera clara y definitoria, a nivel global europeo, donde resurgen por todos los rincones del continente, el recuerdo del antiguo Dios de la guerra y la magia «. Sin embargo, no hay ninguna mención específica del dios Odín, convertido por la iglesia en un “demonio”. De hecho, las historias mitológicas relacionadas con ella son numerosas y muestran diferentes roles. De estos, dos son particularmente importantes y podrían haber sobrevivido en la cacería salvaje.
En efecto, hay que recordar que en el mundo germánico antiguo, el destino más feliz podría ser asignado en la vida de un guerrero, era que el día de su muerte, ya sea en el campo de batalla, ya sea en la vida civil, portase las armas en la mano. El alma del guerrero era conducido luego por una Valkiria y llevados a esta especie de paraíso militar que era el Valhalla. Allí reinaba Odín, que se encontraba a la cabeza de un ejército de almas de espectrales guerreros muertos. Se ha visto en la caza salvaje el recuerdo y la supervivencia del mismo mito del Walhalla, un ejército que nunca murió bajo la sombra de la cruz, la pervivencia de una fe mas allá de los crímenes y torturas cometidas en nombre suyo, durante 2000 años de persecución y destrucción. Por ello no es sorprendente que a menudo describan a los caballeros que le acompañen o incluso conducen ellos mismos la gran cacería como fantasmas o esqueletos o cadáveres. En resumen, una primera interpretación, y tal vez más exacta, tendría gran cacería fantasma este batallón de soldados nórdicos, liderados por Odín sobre toda la tierra.
Pero puede haber otra interpretación, y en cuanto a mí, yo lo prefiero. En efecto, no hay que perder de vista, como se ha señalado, que Odín es ante todo un Dios viajero, ningún elemento de la vasta naturaleza es ajena a él. Él cabalga en las nubes, galopa por los caminos y se sumerge bajo las olas. En el fondo de los mares o sobre las montañas mas escarpadas, él siempre busca la sabiduría. Su vida es una búsqueda perpetua. Porque la sabiduría no es estática, sino que está en continuo movimiento. El espíritu de Odín nunca está en reposo. Su aliento está con el viento, ya sea en forma de brisa muy ligera o fuerte ráfaga. Es él el que hizo temblar los árboles; su espíritu revolotea entre las hojas muertas arrastradas por la tempestad. Hemos de apresurarnos para tomarlo, entenderlo y sincronizarnos con Él. La gran cacería es el recuerdo mítico de nuestro pueblo en la existencia del dios Odín, siempre en busca de un mayor conocimiento o una comprensión más profunda de la naturaleza. En verdad, además de representar la deidad pagana, simboliza también el espíritu que la encarna – a saber, el cuestionamiento perpetuo y ese deseo de aprender y descubrir innato en nuestra naturaleza humana. Motivo por el que fue atacado de una manera sistemática por el totalitario cristianismo intentando arrasar cualquier vestigio suyo.Así que en esta la leyenda se guarda y conserva el recuerdo de la antigua religión, la religión de nuestros antepasados.
Pero el mito ha sobrevivido y el Espíritu no está muerto. Y pronto los espectros de la gran cacería podrían tener nuevos guerreros que se les unan en el gran combate que se avecina, en plena posesión de sus fuerzas y luchar, comandados otra vez por quien nunca murió: por Odín, nuestros héroes y antepasados.
Ay! y nos olvidamos de la Santa Compaña en Galicia, territorio visitado con frecuencia por los Vikingos, y donde poquitos de ellos se asentaron. Mi segundo apellido es gallego, pero de origen totalmente germánico. Y hace unos años leí un libro sobre la Santa Compaña escrita por un historiador, aunque no recuerdo el nombre. Pero como siempre, los cristianos lo demonizaron. Y aún hay testimonios reales y actuales de que la Santa Compaña sigue su camino en Galicia.
Mary