Identificado un castillo del gran rey suevo Teodomiro en A Coruña: en riesgo por un proyecto eólico
Los arqueólogos encuentran el lugar exacto de la famosa fortaleza del siglo VI, declarada BIC pero cuyo emplazamiento era un enigma, en el municipio de Oza-Cesuras.
Uno de los escasos vestigios históricos que han sobrevivido de la época de Teodomiro, destacado rey suevo de la Gallaecia del siglo VI, se encuentra en riesgo de destrucción por un proyecto eólico en Monte do Gato, en A Coruña, que contempla la construcción de seis parques con cuarenta aerogeneradores. Se trata de una fortaleza erigida hace 1.500 años para controlar el territorio y que acaba de ser localizada por el arqueólogo Antón Malde y su equipo en una elevación perteneciente al municipio de Oza-Cesuras, en la comarca de Betanzos.
El castillo de Teodomiro ha podido situarse gracias a las imágenes obtenidas con herramientas de teledetección aérea como el LiDAR y a una prospección sobre el terreno. Los trabajos arqueológicos han confirmado la presencia de una cerca elipsoidal compuesta por sillares regulares de más de un metro de ancho. Los restos, de los que se tenía constancia a través de fuentes documentales —gracias a un decreto estatal—del denostado régimen franquista— del 22 abril de 1949, que se aprobó para proteger a todas las fortalezas nacionales independientemente del estado de conservación en el que se encontrasen, la «torre» está declarada como Bien de Interés Cultural—, se encuentran cubiertos por una densa capa de vegetación.
Antón Malde, director de las investigaciones, explica que la intervención, con el beneplácito de la Xunta de Galicia, fue impulsada por la Asociación de Vecinos San Vicente de Fervenzas, copropietarios de una parte comunal de Monte do Gato. En la zona, enmarcada en la Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo, existe un significativo movimiento de rechazo al proyecto eólico ante las pérdidas patrimoniales y paisajísticas que pueda provocar. La primera persona en alegar contra uno de estos parques de las empresas Greenalia y Galenergy fue la bióloga Mónica Fernández-Aceytuno, que además ha sido protagonista de un hallazgo fortuito en el municipio de Coirós: dos mámoas inéditas, dos túmulos funerarios de época megalítica característicos de Galicia, que no fueron recogidos en la memoria arqueológica..
«El castillo de Teodomiro es una fortaleza que está controlando el camino que iba desde A Coruña, ese gran puerto que tiene la Torre de Hércules, que pasa por las cercanías de Betanzos y que continúa hacia Ciadella, un campamento romano [a unos 25 kilómetros] en el que luego se asentaron los suevos, y hacia Lugo, que además de ser capital conventual tuvo una importante población sueva. Se erigió en un emplazamiento estratégico de control de un punto intermedio de esta vía», explica el arqueólogo, señalando que el bien se encuentra en la zona central de uno de los parques proyectados y que por lo tanto deberá ser modificado. El informe con los resultados ya está en manos de la Xunta.
En época tardoantigua, el reino suevo de Gallaecia se extendió desde Palencia hasta Coímbra. Teodomiro, uno de los soberanos más destacados, reorganizó el territorio en parroquias y estableció trece diócesis frente a las dos que había hasta su llegada al trono, las de Braga y Lugo. Además de reinar, gobernó a la Iglesia, convocando los concilios y nombrando a los obispos; y mantuvo una gran relación con bizantinos y francos, gracias a la cual logró repuntar la economía local conectándola con el Mediterráneo y el resto de Europa.
Sin embargo, la información que se tiene de este periodo es muy escasa y procede principalmente de fuentes indirectas, por lo que el estudio del castillo puede arrojar una luz fundamental. Malde señala que primero sería necesario realizar una limpieza de la maleza, para lo que ya están buscando financiación, y luego se podría plantear una excavación si se dan las condiciones.
«La infraestructura, más grande o más pequeña, tuvo que tener un peso simbólico importantísimo. En todo el entorno hay un montón de topónimos que hacen mención a torre y castillo«, dice el arqueólogo. «La conclusión a la que hemos llegado analizando estos topónimos y su posición topográfica es que formaban parte del territorio del castillo. Es decir, que la fortaleza no se circunscribe únicamente a los restos visibles, sino que hay una serie de elementos a su alrededor que estaban relacionados con ella». Esa área de amortiguamiento de un BIC también está protegida por ley.
Máxima expansión del reino suevoRed de caminos
Pero si el hallazgo del castillo de Teodomiro entre el rico patrimonio natural, arqueológico y cultural de Monte do Gato es de gran relevancia, la misma consideración otorgan los expertos a la posibilidad de documentar una extensa red de caminos históricos. Algunos de ellos tienen una «evidentísima» relación con los túmulos prehistóricos que abundan en la zona. También se ha encontrado uno de los antiguos caminos de Santiago, que permitía el trayecto desde Sobrado dos Monxes, Aranga e Irixoa, y una red de sendas que se dirigía a la zona de Ciadella. «La importancia que tiene es que pueden estar relacionados con este mundo tardorromano y suevo», asegura Malde.
Tras comprobar en campo la presencia de este patrimonio, el arqueólogo se muestra rotundo: «La síntesis es que la red de caminos es muy sensible y no puede soportar el paso de maquinaria pesada, eso supondría la pérdida irremediable de documentos históricos importantísimos». Aunque su prospección se ha centrado en el ámbito de la fortaleza de Teodomiro y las vías de comunicación, Malde y sus colaboradores han identificado varias mámoas inéditas más que actúan como marcadores territoriales.
A principios de junio, cuando la Xunta autorizó los trabajos de prospección para localizar la torre de Teodomiro, el conselleiro de Cultura Román Rodríguez avanzó que, de encontrase cualquier resto, se paralizaría el proyecto eólico y la Dirección General de Patrimonio adoptaría las medidas correctoras necesarias para una adecuada conservación y protección de los vestigios.
El arqueólogo Antón Malde, satisfecho por la rigurosidad de los trabajos, incide en que esta mina de información sobre la misteriosa Galicia sueva no puede ser enterrada por aerogeneradores. «Es de una frivolidad muy grande que por una iniciativa empresarial de gente sin arraigo ninguna en esta zona se hubiera podido perder un documento histórico de esta importancia», zanja, recordando que se pueden conciliar los proyectos industriales con la preservación del patrimonio. «Lo que sabemos de este momento es a través de los que van a venir después, los visigodos, que en su división administrativa van a hacer alusión a Teodomiro».