Muchas veces, cuando empezamos un camino espiritual pagano, ya sea en solitario o en comunidad, solemos ansiar rápidamente imbuirnos en nuestros símbolos de poder y conocer tantas historias de los dioses y los héroes como podamos. Esto es muy positivo y necesario para estar en comunión con los dioses , y para nuestra propia autoafirmación como paganos orgullosos, que quieren vivir su espiritualidad redescubriendo sus raíces nativas. Pues somos cultos politeístas y de carácter ancestral, pero también somos animístas. Ese debería ser el factor mas determinante a la hora en la que el pagano se relaciona con su entorno, en este caso la naturaleza, pues no puedes honrar aquello a lo que no respetas.
El Asatrú tiene una visión completamente antagonista tanto del mundo,como del cosmos y del papel de la naturaleza, a la visión Abrahámica, de la cual, tristemente, ha germinado el materialista mundo moderno, que no es mas que una bola de barro, donde montañas, arroyos, piedras, animales, arboledas, mares, plantas y todo lo que se encuentra en la tierra, está desprovisto de alma, vida, o mas función que servir al género humano. Así como el cosmos y las estrellas son una suerte de fuerzas ciegas, o un simple “bonito espectáculo”, o en el mejor de los casos un lienzo para profecías. No, el Asatrú es contrario completamente a esta visión; las cumbres y los regatos, así como los bosques y sus plantas y árboles tienen vida, están provistos de alma y son ungidos con las fuerzas divinas. Se consideran sagrados, como hogares de elfos, hadas, landvættir… Nuestro propio cosmos, el Yggdrasill, es el mismo concepto de la vida: el árbol, no hay mayor símbolo de vida que ese. En nuestro caso, un enorme ser vivo que se retro-alimenta; eso para nosotros es el cosmos. En otras palabras; es imposible caminar por una senda como la nuestra sin buscar una conexión con la tierra, y honrarla debidamente, lo que en los tiempos que corren solo puede entenderse como la defensa del planeta y sus espacios naturales, así como un enfrentamiento directo a la sociedad del consumo y el progreso, que día a día destruye hectáreas de suelos autóctonos, envenena nuestras aguas y el aire, extermina a las nobles bestias que pueblan Miðgarðr.
Este texto es un alegato de que no podemos permanecer pusilánimes ante tal “barbarie civilizada”. Si pretendemos honrar la tierra como paganos que somos, debemos tomar conciencia de esta realidad. En cada acto pasivo, desde tomar medidas responsables en casa, a la negación del consumo y a su alineación (esto ya no solo por la tierra, si no por tu autoafirmación e independencia como individuo) hasta, por supuesto, la defensa activa de la tierra y de sus espacios. Como ejemplo de tal hipocresía: paganos honrando a los elfos, a Frey y a Jörd, etc… en sus casas (y por las redes), mientras talan un bosque cercano para hacer una autopista, y ellos de brazos cruzados. Espero no necesitar explicar ya por que esto es directamente absurdo. No debemos de tener miedo ni pereza, o una actitud pasiva, a tomar posiciones activas en estas luchas, pues son inseparables de nuestra fe. El coraje es una gran virtud fundamental del Asatrú, enfoquemos nuestro coraje a algo ya no solo justo y noble, si no necesario.
Mas allá del carácter efusivo de estas lineas, ahora mismo estamos tratando un verdadero drama global, del que no va haber vuelta atrás, ¿ que digo?… Gran parte del daño ya es irreparable, y quien no se oponga sincera y frontálmente será un cómplice; el deshielo del ártico, el bosque de Hambach en Alemania con cientos de especies únicas en Europa, el proyecto de el oleoducto, en Dakota del norte, con la lucha de los Sioux contra su construcción, los incendios en toda nuestra península, (intencionados, que no nos engañan) como cuando en el pasado 2016, aquí en Galicia se quemaron 20.000 hectáreas de bosques autóctonos (igual que a muchos Gallegos, me tocó estar en mas de un incendio),esto fue muy lucrativo, tanto para aquellos que plantan eucalipto como aquellos que recalifican, casos podría poner miles pero en el fondo es el mismo. Somos cómplices y espectadores de un drama que marcará por siempre, no solo a las siguientes generaciones del género humano, si no a toda forma de vida. No quiero que leas esto y te achaque el pesimismo, o ideas nihilistas, mezcladas con sentimientos misántropos. Eso no vale de nada, te amargas y no eres efectivo para plantarle cara, quiero que estas lineas sean un llamamiento a la lucha y al compromiso, a la organización en comunidad y la acción.
Recordemos la tala del árbol sagrado, asociado como Irminsul por las tríbus sajonas, a manos del santo cristiano Bonifacio, la destrucción del roble de Donar (Þor), a manos de Carlo Magno, así como con múltiples bosques, también sacralizados. O el echo de que tras la ya finalizada cristianización de Escandinavia, desde el poder, hubiera un intento por acercar a la población a urbes amuralladas alto-medievales.
Aquellos que nos han querido, y nos quieren someter, o simplemente borrarnos de la historia, siempre han atacado a nuestra comunión y conexión con lo natural, pues ahí se encuentra nuestra fuerza, nuestros dioses y nuestro consuelo.
Como veis, esta no es una lucha moderna, si no que es transversal a toda nuestra historia, tomemos el relevo.
Hail Jörd
Hail Frey
Hail Odinn
Hail a todos los paganos y los que luchan por la tierra