Sólarljóð
La canción del Sol
Este es un poema realmente singular, su autoría es, en algunos manuscritos, asignada a Saemund, se pudiera haber llamado Una voz de entre los muertos, dado que toma la forma de un sueño, en los que se supone que un padre fallecido para hacer frente a su hijo de otro mundo. Los primeros 7 estrofas parecen poco relacionada con los siguientes, que, en cuanto a las demás consiste en aforismos con ejemplos, algunas muy parecidas a las de la Havamal. En las últimas se relata la última enfermedad del hablante que supone su muerte, y las escenas de su alma, que pasa a través del camino a su hogar definitivo.
La composición exhibe una extraña mezcla de cristianismo y paganismo, de donde parece que la religión propia del poeta se encontraba en un estado de transición. De las alusiones al paganismo es, sin embargo, se observa que son principalmente a las personas y las acciones de las cuales no hay ningún rastro en la mitología Odínica, como es conocido por nosotros, y son posiblemente los frutos de la imaginación del poeta. El título del poema es, sin duda derivada de la alusión al Sol a principios de la 39_45 estrofas.
- Aquel hombre cruel quitaba los bienes y la vida a los hijos de la tierra; nadie pasaba seguro por su camino.
- Muy frecuentemente comía solo, y nunca convidaba a nadie a participar de su comida, a no ser que un huésped cansado y poco rico llegase a su casa.
- El hombre cansado tenía sed y hambre, decía; y fingía por miedo, creer al que en otro tiempo había sido malvado.
- Daba de comer y beber al viajero cansado, y esto con franqueza. Como le parecía miserable, le asistía con bondad y pensaba en Dios.
- El viajero se levantó: su alma era mala; no recibía con gratitud lo que se le daba. Su pecado era orgulloso, y asesinaba a los que dormían, este hombre hábil y prudente.
- Cuando se despertó herido mortalmente, rogaba al Dios del cielo que viniera en su auxilio; pero tuvo que confesar su pecado, que le había dejado sin defensa.
- Ángeles santos vinieron del cielo y llevaron su alma. Ella vivirá eternamente una vida pura con el Dios omnipotente .
- La riqueza y la salud no dependen de ningún hombre, aun cuando esté en la prosperidad. Las cosas que menos se esperan, suceden & muchos; nadie es dueño de su propia paz.
- Unnar y Saevalde no pensaban que la prosperidad cesaría para ellos; ahora están desnudos, todo se les ha quitado, y andan por los montes como bestias salvajes.
- El predominio de la voluptuosidad ha causado bien de penas; los tormentos proceden frecuentemente de las mujeres. Aunque el Dios omnipotente las haya creado esbeltas, no por eso dejan de estar llenas de malicias.
- Svafad y Skarthedin eran amigos íntimos; no podían estar separados, hasta que se agriaron por una mujer; estaba destinada a hacerles daño.
- La blanca joven los hizo indiferentes a los juegos y & los serenos días; todo lo habían olvidado, menos su blanco rostro.
- Las noches sombrías se les hirieron tristes, porque no podían dormir tranquilos un instante. Esta pena hizo nacer el odio entre amigos fieles.
- Casi siempre es severamente castigado el orgullo; se batieron por aquella hermosa mujer, y perecieron ambos.
- He observado en verdad que ningún hombre debía de ser temerario; la mayor parte de los que lo son se apartan de Dios.
- Rodoe y Veboje eran ricos; creían obrar bien; ahora presentan alternativamente sus heridas al fuego.
- Estaban satisfechos de sí mismos, y se creían superiores a todo; pero el Dios omnipotente dio otro curso a su destino.
- Eran voluptuosos, tenían oro con profusión; ahora son castigados, y marchan entre el calor y el frio.
- Nunca tengas confianza en tus enemigos, a pesar de su lenguaje lisonjero. Si prometes algo bueno, será un aviso para otros.
- Esto es lo que sucedió a Soerle cuando se entregó en poder de Vigolf; fue infeliz por habar pensado bien de los asesinos de su hermano*
- Les concedió la paz por grandeza de alma; ellos prometieron oro en cambio; fingieron reconciliarse, bebiendo juntos; sin embargo, de ellos vino la traición.
- Habiendo concurrido a caballo el día siguiente a Rygiardel, hirieron con la espada al que estaba sin defensa, y dejaron que se le fuera la vida.
- Arrastraron su cadáver por una senda desierta y le arrojaron en un pozo; ellos querían ocultarle, pero el Señor los vio desde el cielo donde mora.
- El Dios verdadero permitió al alma de Soerle volver a su morada; en cuanto a los asesinos, creo que sus tormentos duraron largo tiempo.
- Intercede con los ángeles de la guarda, que hablan con el Señor, a fin de que estén favorablemente dispuestos para contigo; la semana siguiente todo te saldrá a deseo.
- No envenenes la acción de la cólera haciendo aún más daño; apacigua a quien hayas afligido; sé bueno para con él esta es la curación del alma.
- Es preciso rogar a Dios, que ha criado al hombre, para que los acontecimientos de nuestra vida sean dichosos. Muchas penas serán impuestas al que haya odiado a su padre.
- Pedid con fervor lo que os falte; nada tendréis sin pedirlo; pocas personas adivinan las necesidades del que calla.
- Yo fui llamado temprano, pero llegué tarde & la puerta del juez; yo me apresuraba, porque se habían hecho promesas a los solicitadores.
- Culpa es de los pecados si dejamos con pesar la morada de la tristeza; cualquiera que haya obrado bien, nada teme; bueno es ser inocente.
- Los hombres de espíritu ligero semejan a los lobos; di hombre que anda por una senda de fuego carece de reflexión.
- Te he dado aquí, en número de siete, consejos dictados por la sabiduría; grábalos en tu alma, no los olvides nunca; te serán útiles.
- Voy a referirte cuán dichoso fui en la morada de la tristeza, y con cuánta pena marchan los hombres hacia las sombras.
- La fortuna y el orgullo extravían a los hombres cuando corren tras de la riqueza. El oro brillante se convierte en un largo dolor. ¡Ha engañado a tantos la riqueza!
- Me pareció, porque yo estaba poco instruido, que el hombre se alegraba con un gran número de cosas. El Señor ha dotado la patria de los dolores de una infinidad de encantos.
- Estaba largo tiempo sentado y encorvado hacia la tierra; tenía, sin embargo, mucha gana de vivir; pero el Señor poderoso era el dueño. Los senderos de la muerte se me aparecieron bien pronto.
- Las cadenas de Hela, sólidamente enlazadas, vinieron a estrechar mis costados; quise romperlas, pero eran sólidas. Dulce es andar libremente.
- Solo yo sabía cuánto el dolor hinchaba mis miembros; las espantosas vírgenes de la muerte me convidaban cada noche a ir con ellas.
- Vi al sol, verdadera estrella del día, descender tristemente entre las nubes; pero en otra dirección oía la barrera de Hela silbar sordamente.
- Vi el sol rodeado de runas sangrientas. Entonces me sacaron del mundo con violencia, y el sol me pareció más poderoso que antes.Vi el sol, y creí ver al Dios santo. Por última vez me incliné ante él en el mundo del tiempo.
- Vi el sol: brillaba de tal modo, que creí no tener más que saber; al otro lado corría la sangre en los torrentes de Gilva.
- Vi al sol temblar sobre las ondas; temeroso y agobiado, mi corazón se rompió de flaqueza.
- Rara vez me ha sucedido ver el sol tan contristado; entonces me sacaron del mundo con violencia; mi lengua quedó como un pedazo de madera, y todo lo que la rodeaba estaba frío.
- Nunca, desde este día siniestro, he vuelto & ver el sol, porque las nubes se volvieron a cerrar ante mí, y me fui lejos de las penas.
- La estrella de la esperanza voló de mi corazón cuando nací; voló hacia el espacio, sin fijarse en ninguna parte para descargar.
- La más larga para mí de todas las noches, fue aquella en que me extendí yerto sobre mi lecho. Entonces se cumplió esta palabra de Dios: «El hombre es polvo.»
- El Dios creador, que ha hecho el cielo y la tierra, ve cuántos hombres marchan solos, aunque separándose de una familia.
- Cada hombre goza de sus obras; feliz el que hace el bien. De las riquezas que fueron mi patrimonio, solo me queda un lecho de tierra.
- La voluptuosidad material extravía frecuentemente al hombre; muchos hacen de día gran aprecio» El agua de las abluciones fue para mí la más repugnante de todas las cosas.
- Estuve sentado durante nueve días sobre la urna de las Nomas; después me pusieron a caballo. El sol, de la raza de los gigantes, lanzaba tristes resplandores a través de las húmedas nubes.
- Me pareció que viajaba por fuera y por los siete mundos subterráneos; yo buscaba un camino mejor por arriba y por abajo; un camino más cortó.
- Es preciso hablar de lo que primero me llamó la atención cuando llegué al mundo del dolor: pájaros chamuscados (eran las almas) revoloteaban en montones cual mosquitos.
- Vi revolotear y caer sobre los caminos de los valles desiertos los dragones de la esperanza; de tal manera sacudían las alas, que pudieran hacer creer que el cielo) y la tierra iban á hendirse.
- Vi el ciervo del sol correr al Mediodía; dos individuos le llevaban. Sus pies tocaban a la tierra, y sus astas llegaban al cielo.
- Vi los hijos de las generaciones cabalgar hacia el Norte; eran siete juntos, y bebían en copas llenas el puro hidromiel cogido en el manantial de las fuerzas celestiales.
- Los vientos callaron, las aguas se detuvieron, y yo escuché un ruido espantoso; mujeres desfiguradas molían estiércol para alimentar & sus maridos.
- Estas mujeres, de aspecto siniestro, daban vueltas tristemente a ruedas ensangrentadas; corazones sangrando colgaban fuera de sus pechos, fatigados con tal carga.
- Vi muchos hombres heridos pasar por aquellos caminos de fuego; su rostro me pareció enteramente cubierto con la sangre de las mujeres que habían seducido.
- Vi muchos hombres que habían ido al polvo; no hallaban oraciones; estrellas paganas caminaban sobre su cabeza: estaban marcadas con severas runas.
- Vi hombres envidiosos de la dicha de otros; runas sangrientas estaban trazadas sobre su pecho.
- Vi gran número de hombres tristes: todos estaban extraviados; esta es la suerte destinada a los que siguen los caminos del mundo.
- Vi hombres que habían formado complots contra la hacienda de otro; corrían en tropa hacia el palacio del avaro, con las espaldas cargadas de plomo.
- Vi hombres que habían quitado la vida y los bienes a un gran número de sus semejantes: vigorosas serpientes venenosas se arrastraban sobre su pecho.
- Vi hombres que nunca habían querido guardar los días de fiesta; sus manos estaban sólidamente clavadas a piedras ardientes.
- Vi hombres que se habían elevado con jactancia y sin medida sobre los demás; sus vestidos estaban rodeados de llamas de una manera risible.
- Vi hombres que habían levantado varias calumnias: los cuervos de Hela los arrancaban los ojos cruelmente.
- Tú no puedes saber todos los terrores sufridos por los que han ido a la morada de Hel; pecados muy dulces serán amargamente espiados; el daño sucede siempre a la voluptuosidad.
- Vi después hombres que habían seguido exactamente las leyes del Señor: llamas puras brillaban sobre sus cabezas.
- Vi hombres que habían trabajado con mucho celo en el bien del prójimo: los ángeles leían encima de sus cabezas los libros santos.
- Vi hombres que habían enflaquecido sus cuerpos con los ayunos; todos los ángeles de Dios se inclinaban ante ellos; experimentaban una extremada alegría.
- Vi hombres que habían mantenido a su madre: un magnifico lugar de reboso les había sido dado en los rayos del sol.
- Santas doncellas habían depurado su alma de todo pecado, y habían mortificado su cuerpo durante largo tiempo.
- VI carros atravesando el cielo y dirigiéndose hacia Dios: iban conducidos por los que habían sido asesinados sin proceso.
- ¡Padre poderoso! ¡Augusto hijo! Espíritu-Santo del cielo! que lo habéis criado todo, purificadnos, yo os ruego, de todo pecado.
- Biuggvoer y Listvoer están sentados a las puertas de Haer-dis, en sillas resonantes; hierro fundido cae de su nariz, y hace nacer la enemistad entre los hombres.
- La esposa de Odin, montando a bordo del navío de la tierra, le lanza atrevidamente en los placeres; su vela, que reposa sobre los cordajes, no será destrozada sino muy tarde.
- ¡Hijo mío! solo para ti y para los hijos de la sala del sol ha preparado tu padre esta copa; el sabio Vig-Dvalin la ha sacado de la colina sepulcral.
- Aquí están las runas grabadas por las nueve hijas de Njórd: Rodveiga, la mayor, Kreppvoera, la segunda, con siete de sus hermanas.
- ¡Cuánto mal se ha hecho por Svafer y por Svafurloge! Las heridas hechas por ellos las chupaban, según las antiguas costumbres.
- Este poema que te he enseñado le cantarás ante los vivos. Un gran número de estrofas del Canto del Sol no son inventadas.
- Nos separamos aquí; pero acaso nos volvamos a encontrar el gran día de los hombres* Señor, da reposo a los muertos, y consuelo a los vivos.
- Te se ha cantado en sueños una ciencia singular; pero lo que has visto es verdadero. Ningún hombre, cualquiera que sea su ciencia, ha oído antes de ahora las palabras del Canto