El sustrato báltico en la europa germánica.

Introducción

Debemos diferenciar primero lo que denominamos sustrato báltico de los que luego serán llamados pueblos baltos. Entendemos por el primero aquel pueblo o pueblos autóctonos que ocuparon la región sudoriental que rodea al Mar Báltico en época anterior a la llegada de los indoeuropeos. Llamaremos baltos a las etnias formadas a partir de la hibridización de ese sustrato con los indoeuropeos, aclarando que ese grado de hibridización se incrementará hasta la conformación neta de los pueblos baltos en cuyo caso es notoria la existencia yfuerte pervivencia del sustrato autóctono. Estos están actualmente conformados por los letones, lituanos y prusianos. Los primeros están ubicados al norte del río Dvina. Los lituanos -que están al sur de los letones- se extienden hasta el río Niemen y los prusianos, en un área que va desde la Bielorrusia actual hasta la desembocadura del río Vístula. Si bien la vecindad con Finlandia y Estonia hizo que en épocas pasadas constituyeran un bloque unificado por sus creencias y tradiciones que sobrevivieron oralmente hasta, incluso, el siglo XX. Debido también al contacto estrecho con los germanos del norte y los eslavos, revelan gran similitud folldórica y tradicional con ambos pueblos, en especial con los eslavos.

Existe un acuerdo general en admitir que las culturas Narva y Nemunas son pre-indoeuropeas, es decir, pertenecientes al sustrato europeo. La base neolítica sobre la que se sustentan las etnias bálticas está en la cultura Narva. Alrededor del 3000 a.c. habría llegado a esta zona otra cultura, la de la Cerámica de cuerdas, ampliamente extendida y de características indoeuropeas. Se calcula que su apogeo habría sido alrededor del 2500 a.c. A principios del segundo milenio se habría extendido hacia el este dando lugar a otras culturas mixtas  regionales.

Tanto esta cultura como la de las Ánforas Globulares emergieron del sustrato de la cultura de los Vasos de Embudo. La de las Ánforas habría surgido antes que la de la Cerámica de Cuerdas y la habría influenciado. El horizonte de la cultura de la Cerámica de Cuerdas es tan amplio que podría estar en la base de la formación de los ancestros de los celtas, eslavos, baltos, germanos y posiblemente también en la de los pueblos de habla itálica. Así, a medida que el pueblo de la Cerámica de Cuerdas, proveniente de Europa Central, se fue incorporando a los habitantes aborígenes, llegando hasta el sur de Finlandia, estableció las bases de la cultura proto-báltica. Con respecto al origen estepario de la cultura de las Anforas, las opiniones están divididas, existen elementos para considerar la sobreimposición de un estrato indoeuropeo y al mismo tiempo los hay para sostener la postura que la considera, al menos en gran parte, local. Asimismo, parece que la cultura de la Cerámica de Cuerdas tenía tanto características pastoriles como agrícolas, al menos las tribus que alcanzaron Lituania practicaban la agricultura.

Podemos hablar ya de protobaltos a partir aproximadamente del 1900/1800 a.C., pero sobre la conformación de los baltos como etnia diferenciada, posiblemente no podamos ir más allá del primer  milenio a.c. Estuvieron en estrecho contacto con tribus fino-ugrias como lo demuestran los nombres de los ríos en territorio finlandés y estonio, extendiéndose incluso hasta la actual Moscú. La fuente histórica más antigua de la que disponemos es Tácito (siglo I d.C.), le siguen menciones aisladas a algunas de estas tribus en crónicas anglosajonas y escandinavas que van del siglo VII al IX d.C. Los datos van en aumento durante los siglos XIII y :xrv, hasta la aparición de descripciones ya detalladas de creencias y rituales en los siglos XVI y XVII d.C. El cristianismo llegó a estos pueblos recién en 1387 en que Lituania fue oficialmente cristianizada, pero los campesinos de Lituania occidental siguieron practicando la antigua religión hasta por lo menos finales del 1500. Aún hoy, muchos de los ritos paganos y las viejas costumbres se siguen manteniendo.

Si los comparamos con las otras lenguas indoeuropeas, vemos que los textos bálticos más tempranos aparecen recién en el siglo XVI, por lo tanto es una literatura tardía, pero paradojalmente es la que más arcaísmos ha retenido, debido al repliegue de los baltos sobre sí mismos. Los primeros textos aparecieron en lituano y prusiano antiguo, bajo la forma de literatura religiosa. Mallory, para poner en evidencia su carácter conservador, cita el siguiente proverbio lituano: «Dios dio dientes, Dios dará pan», y agrega una traducción al sánscrito y al latín:

Lituano: Dievas dave dantis; Dievas  duos  duonos

Sánscrito:   Devas   adadat  datas;   Devas  dat   dhanas

Latín:    Deus   · dedit     dentes;     Deus   dabit  panem

Es obvio que, a pesar de haber mantenido una tradición oral hasta época tan tardía, el arcaísmo de esta lengua se ha conservado. Especialmente si tomamos en cuenta el sánscrito, dado que se considera-según la mayoría de los investigadores- que la separación de la rama indoaria de la irania habría comenzado a realizarse alrededor del 2000 a.c. Esto lleva a suponer un período de convivencia de ambos pueblos -tal como lo demuestran el lenguaje y la similitud de creencias religiosas-, posterior a su vez a su separación del tronco indoeuropeo. Si proyectamos estas fechas a las lenguas bálticas, podemos visualizar el grado de arcaísmo y la escasa permeabilidad a influencias externas que éstas demostraron. Los factores que permitieron la conservación de la lengua son prácticamente los mismos que hicieron posible la pervivencia de las creencias aborígenes por un lado y las indoeuropeas por otro. Para su resistencia al cristianismo deben buscarse además factores políticos.

Las creencias del sustrato báltico autóctono 

La continuidad en el tiempo de las creencias y prácticas de los baltos, permitió rescatar de un folklore ya sincretizado, toda una estructura mitológica y por supuesto simbólica. Si bien la fuente para el estudio delas tradiciones y mitologías es el folklore, como dice Gimbutas, es necesario aunar los esfuerzos con otras disciplinas como la lingüística, la arqueología, la mitología y las religiones comparadas.

 Además de los elementos  de origen  indoeuropeo,  destacan  aquellos  más antiguos y propios del sustrato báltico autóctono. Son estos últimos los que dan testimonio de la fuerte raigambre aborigen en las creencias. Las figuras divinas pertenecientes a este sustrato áparecen bien definidas y su carga simbólica se relaciona, sin lugar a dudas, con las figuras de la Europa Antigua, sin por ello tener su origen directo en esa civilización. Es necesario, en este caso, tener en cuenta que la proximidad al Mar Báltico determinará en estas deidades características diferentes, más fuertemente relacionadas con las aguas, o más acentuadas que en las regiones interiores. Las fuentes de alimento básicas en esta zona, al menos en el tercer milenio a.C., eran la caza, la pesca y la escasa agricultura. El conglomerado de creencias que se transmitió a través del tiempo proviene aun de épocas anteriores.

En sus trabajos sobre el arte popular lituano, la arqueóloga Marija Gimbutas se abocó al estudio de sistemas de símbolos y su plasmación en imágenes religiosa.  Quedarían así establecidos dos planos: uno de ellos más antiguo y perteneciente a los pueblos del Báltico pre­ indoeuropeo y el otro, indoeuropeo, con sus deidades trifuncionales.

Por otro lado, y reuniendo datos provenientes de la historia, la linguistica, la mitología y la arqueología, Gimbutas pudo -al mismo tiempo que comparaba con otras ramas indoeuropeas-, delinear las figuras de dioses traídos por estos pueblos a partir de las funciones específicas de la estructura tripartita proto-indoeuropea. Como consecuencia de esto se impuso la división en dos grupos de dioses y diosas, cada uno perteneciente a un estrato diferente. El relacionado con la Europa Antigua se dividía a su vez en un tipo básico que incluía las deidades que dan y quitan la vida. Este tema tiene raíces arcaicas y parece ser una de las características más fuertemente marcadas en las deidades femeninas de principios del Neolítico.

Estas serían: Laima, diosa del nacimiento y el destino, Ragana, diosa lunar de la muerte y el renacimiento, Giltine, diosa de la muerte, y Zemyna, diosa de la fertilidad de la tierra. Es obvia la relación intrínseca entre los aspectos de cada una de estas divinidades, pero especialmente marcados y complementarios son los de Laima y Ragana. Cada una de estas diosas se asocia a una serie de animales y árboles. En el caso de Zemyna, la asociación se realiza, como es de imaginar, también con ríos, lagos y montañas.

El tipo secundario lo comprenden Laume y Austeja que pertenecen al ámbito de Laiina y Ragana. La esfera de Zemyna es más amplia e incluye, entre otras divinidades, a Vaizgantas, el dios que muere anualmente y que está asociado a la vegetación, Rugiu Boba, Medeine y Lazdona. El origen de estas deidades nos remite a épocas antiguas. La relación con determinados animales nos lleva al complejo simbólico del Paleolítico Superior, pero las deidades asociadas con la fertilidad de la tierra serían más tardías. Existen también divinidades colectivas como las múltiples Raganas, figuras que actúan grupalmente. Esto es común también entre los eslavos.

El grupo divino indoeuropeo es por supuesto posterior y se sobreimpuso al primero. A diferencia de lo ocurrido en muchas otras ramas de esta familia, entre los baltos sobrevivió el panteón autóctono al lado del indoeuropeo, interactuando entre sí con una llamativa equidad en lo que respecta al estatus de las deidades de uno y otro panteón. Esa interacción llevó, en algunos casos, a situaciones de influencias recíprocas y conformaría lo que posteriormente se conoció como paganismo báltico. Al grupo indoeuropeo en particular nos dedicaremos más adelante. En el presente artículo nos limitaremos al panteón europeo antiguo.

La religión báltica aborigen estaba centrada en el culto a la Diosa. De características matriarcales, predominaban las deidades femeninas, con la ambivalencia característica de las grandes divinidades neolíticas: dadoras de vida y muerte, salud y enfermedad, fecundidad y esterilidad. Como mencionamos en otro lugar, las deidades masculinas pertenecen al tipo de los dioses secundarios, asociados a la vegetación y al transcurrir de las estaciones. Eran muy cercanos ala naturaleza, en un sentido amplio, en cualquiera  de sus formas.

Las diosas aparecían en su aspecto de díada o tríada, como madre e hija o como hermanas o doncella virgen, madre y anciana respectivamente. Cada una de las divisiones se asocia con alguna función y/o aspecto. Como ocurre con casi todas las deidades femeninas autóctonas, están asociadas a las aguas, la tierra, la luna y los bosques. Confundir la división en tríadas, los aspectos ternarios y la división tripartita del panteón, tal como lo planteara G. Dumézil, es un error en el que lamentablemente todavía caen algunas personas. Posiblemente esto sea debido a la mala comprensión  tanto del planteo de Dumézil como de las características de las tríadas y las divisiones ternarias, independientes del planteo dumeziliano.

Veamos ahora algunas de las divinidades más importantes del sustrato báltico.

Laima

 O también llamada Laimé, según se trate de la lengua latviana o la lituana respectivamente. Es identificada con el Destino. Con el destino en toda su magnitud y caminos posibles, desde la duración de la vida hasta la salud y la felicidad así como sus contrapartes. Laima tiene bajo control las fuerzas que dan vida a todo ser así como la interacción entre cada hombre y animal. Las fuerzas que animan tanto el microcosmos como el macrocosmos son las mismas y están presentes en todo lo creado.

Laima

Algunas veces Laima aparece sola, otras como una triple diosa. Se la asocia también con los nacimientos y el destino que le espera a los recién nacidos. Existe toda una serie de rituales relativos a este acontecimiento; incluyen baños, sacrificio de ovejas, gallinas y la presentación de piezas de tela tejidas. La trama y los hilos de las telas se relacionan con las hebras del destino de cada hombre y éste es tejido por la diosa. Las ceremonias religiosas se realizaban en los bosques, que se consideraban lugares sagrados; no tenían templos. Laima está asociada a muchos árboles, pero fundamentalmente se destaca su relación con el tilo.

Entre las aves que mejor la representan está el cuco. Es de buen augurio escuchar su canto al amanecer. El árbol donde este pájaro se posa se considera revestido de sacralidad, ya que el cuco representa a la diosa; en consecuencia es ella la que estuvo presente en el árbol. El canto del cuco sólo se escucha en una estación, la primavera. Tiene características casi de letanía, repite siempre dos sonidos en el mismo tono. El pájaro pone y abandona sus huevos en nidos ajenos. Este hecho, que es interpretado como una falta de instinto maternal y paternal, adquiere en India y Tibet una connotación diferente. La influencia de la doctrina budista hace que el abandono de sus huevos se interprete como un acto de renunciamiento permanente. La desaparición del cuco al término de la primavera y la aparición del halcón dio lugar a la creencia en una transformacióndel primero en el segundo. La ambivalencia propia de Laima se refleja también en estas dos aves que la simbolizan. En uno de sus aspectos benefactores se maifiesta como Laima Dalia. La diosa otorga bajo este aspecto bienes materiales. Como Laima Dalia, su forma más común de manifestación es el cisne o el carnero. Bajo la forma de vaca está asociada con la fuente del alimento y de la vida. Se la conoce también como Mara, Marsa o Marsavina. Estos nombres provienen de una raíz: Mar- (mara, mari, mora, more y otras), que está en la base de los nombres de muchas diosas de la Europa Antigua. Cuando algún animal está por tener cría, Laima preside el nacimiento bajo la forma de serpiente o gallina negras. En la Europa Antigua el color negro remite al color de la tierra y ésta simboliza la fertilidad, el nacimiento y la multiplicación de la vida en cualquiera de sus formas.

Diosas de la muerte y el renacimiento

En este grupo se destacan dos diosas, Ragana -sola yen sus aspectos tanto triple como  colectivo-  y Giltine, la muerte.

Ragana

 

Ragana
Diosa Ragana

Es la diosa de la muerte y la regeneración. Debido a los dominios que controla, se la asocia con la noche y la luna nueva. Era una de las diosas más poderosas. Su nombre deriva del verbo regeti: «ver», «percibir», «adivinar», «prever». La palabra lituana ragas significa «cuerno» y ragas menulio, «cuerno de la luna» o «luna creciente». Puede aparecer bajo la forma de un cuervo, urraca, vencejo, golondrina o perdiz. En muchas tradiciones el cuervo es considerado un ave nefasta y está asociado con la muerte.

Es fundamental que aclaremos que ese carácter se relativiza según las concepciones que de la muerte tenga cada cultura. Dado el simbolismo positivo del color negro en la Europa Antigua, el color del cuervo no se asocia con el duelo, el caos o la muerte en un sentido negativo. Todo lo contrario, la creencia en un renacimiento transforma a la muerte en un instante más de un ciclo vital que siempre se renueva. Paso necesario a la nueva vida, la muerte -y el cuervo cuando se asocia a ella- aluden  también  al pasaje iniciático.  Es considerado también un pájaro oracular en el folldore celta, donde además se vincula con la guerra. Por otro lado, su relación con Apolo, en Grecia, permite suponer el mismo carácter oracular. En la mitología escandinava, Odín es acompañado siempre por dos cuervos. Cada uno de ellos posado sobre uno de sus hombros. Sus nombres son «Pensamiento» y «Memoria». Cabe recordar aquí la ambivalencia de Odín, en quien domina la faceta relacionada con la adivinación y la magia.

Ragana es también asociada con serpientes, tema que abordaremos más abajo. En su aspecto colectivo, es posible encontrar aquí la influencia del folklore eslavo. También existe la posibilidad de que las divinidades múltiples hayan sido un patrimonio común del sustrato antiguo europeo, asumido luego por los indoeuropeos. De todas formas, aun bajo esta manifestación colectiva, aparece usualmente como una bandada de cuervos, pero siempre guiados por un ave líder a la que llaman Señora. Lauma o  Laumé está asociada en forma muy íntima a   Ragana.

Aparece sola, como triple diosa o colectivamente. Muchas veces asume la forma de una mujer. Personifica un aspecto oscuro que muchas veces trae destrucción y muerte. Por las noches merodea llevando su rueca para hilar, en especial los días jueves. Para sus hilados utiliza cualquier material disponible, hasta cabello, intestinos y venas humanas. Obviamente hay un intento de oponer al aspecto benévolo de Ragana uno que tiene matices desagradables y tal vez morbosos. En este sentido, queremos hacer notar lo relativo de esa morbosidad en contextos como éste. Deberíamos primero preguntarnos qué es morboso para cada cultura en particular. Consideramos importante no juzgar estas creencias desde los valores, parámetros y tradición cultural actual, dado que tienen más de tres mil años de antigüedad. Debemos suponer que todo tiene su razón de ser y permitir que los hechos hablen por sí mismos. La apariencia terioantropomórfica de Lauma nos lleva, por lo menos, a finales del Paleolítico. Una de· sus manifestaciones más conocidas la muestran con patas de ave, a veces cuerpo también ornitomorfo, y pecho y cara de mujer.

Giltine

 Si bien Giltine pertenece algrupo de Ragana, es hermana de Laima,  Giltine es la muerte. Se la describe bajo forma humana, una mujer con nariz y lengua largas. Su lengua está llena de veneno, y vaga por los cementerios  buscando  los féretros  para lamer los cadáveres, extrayendo así el veneno que luego usará para matar a los Giltine es vista como una amenaza permanente y por lo tanto es muy temida. Los campesinos idearon miles de artificios para evitar sus trampas. Puede morder, estrangular o matar de muchas maneras.

Giltine

Como hermana de Laima, también puede aparecer en su triple aspecto. Nada puede detenerla, como tampoco nada puede detener a la muerte cuando ésta decide llegar. Abundan en el folklore relatos sobre puertas que se abren solas, muebles y vajilla que crujen o tiemblan, sombras que vagabundean por los puentes, campos y alrededores de las casas. Cuando no se la ve, puede ser oída como un silbido lanzado al aire tres veces. Dicen los campesinos que cuando un escalofrío les recorre el cuerpo es Giltine que los está mirando a la cara. En tanto Giltine es la muerte, es también el destino de todos los seres.

Su figura tiene semejanzas muy marcadas con otras deidades que, provenientes del complejo de la Europa Antigua, sobrevivieron a la sobreimposición indoeuropea, y se manifestaron en sus aspectos «oscuros». En otros contextos agrarios también podemos encontrar figuras similares. 

Zemyna o  el poder de la tierra 

Su nombre deriva de zeme que significa «tierra». Encarna la fuerza de la fertilidad. Tiene sus correlatos en la Semele tracia, en las Gaia y Deméter de Grecia y en la Zemlya eslava. Es también protectora de los campos, los bosques, la naturaleza toda. Está asociada con deidades menores, tanto femeninas como masculinas. Guardianas ellas también de la naturaleza, moran en las profundidades de los bosques. Estas dedidades, de tipo colectivo, reciben el nombre de kaukai y tienen un dios que los guía llamado Puskaitis.

Zelmyna

Zemyna recibe ofrendas en la época de las cosechas, siguiendo el patrón típico de los cultos agrarios. Se la adora también en la cima de las colinas y montañas donde se colocan piedras que representan el omphaws u «ombligo» (interpretado como centro) de la tierra. La relación entre las diosas madres y las montañas está atestiguada en diferentes culturas tanto en el Cercano Oriente como en Europa y América. En Escandinavia, Creta y las Islas Británicas era una creencia tradicional que las piedras colocadas en las colinas otorgaban la fertilidad. De allí la costumbre que las jóvenes novias tenían de sentarse con la espalda apoyada contra ellas. Zemyna, la tierra, como portadora de vida, recibía en Lituania, el día 1º de mayo, el homenaje de siete besos.

Como ocurre siempre, además de este aspecto dador y contenedor, está también presente su carácter de «Madre de la Sepultura» y «Madre de las Sombras». Acoge y cuida a sus hijos muertos y dicen que «… baila feliz sobre la tumba a la. llegada de la comitiva fúnebre… «

La diosa está casada con Perkūnas (dios del trueno) o con Praamžius (manifestación del principal dios celestial Dievas). Así, la pareja formó la típica pareja indoeuropea de madre-tierra y padre-cielo. Se creía que la tierra necesita ser fertilizada por los cielos (lluvia y truenos). Así estaba prohibido arar o sembrar antes del primer trueno ya que la tierra quedaría yerma.

Vaizgantas 

Su nombre es un compuesto. Vaisa significa «reproducción», «fructífero». Este dios pertenece a la clase de los dioses masculinos de la vegetación, dioses anuales que mueren y resucitan. En el caso de Vaizgantas, su relación con el lino es muy fuerte. La fabricación de las telas dependía de la cosecha de lino, por eso se le pedía a este dios que no los dejara desnudos. Nos dice Gimbutas que el dios griego del lino, llamado Linos, es un correlato de Vaizgantas y sugiere un origen común de ambos dioses en un período agrícola más temprano.

Las serpientes y las diosas-serpiente

 La serpiente es dueña de un simbolismo rico y complejo. Ha despertado desde los orígenes de la humanidad sentimientos contrapuestos que se reflejaron en un amplio abanico de significados y asociaciones. Su naturaleza ambigua fue volcada en mitos diversos. La vida, la muerte, el renacimiento, la sabiduría, la adivinación, los poderes curativos, entre otros, son tal vez las asociaciones más importantes. Junto a su función como guardiana de la tierra y las fuentes de agua encontramos aquella que la erige en mediadora entre este mundo y el de los muertos.

La  serpiente  es  un  animal  sagrado  para  los  baltos. Tanto  entre éstos como entre los eslavos existía la costumbre de  mantener en el hogar familiar  una serpiente  verde,  inofensiva  para los seres humanos.

Era una creencia ampliamente extendida que ésta protegería la casa y a los miembros de la familia. Como antes mencionamos, Zemyna se asocia con serpientes. Tanto una como la otra son símbolos de la vida siempre renovada y misteriosa. Así como la tierra comienza a generar la vida en la primavera,  la serpiente  despierta  de su letargo  invernal en la misma  época.

Por su relación con Zemyna  representa  la fuerza vital.   Matar una serpiente no estaba permitido, y si así ocurriera, la tranquilidad y felicidad  de  esa  familia  se  vería  interrumpida   para  siempre.  En  Lituania  las serpientes contaban con su propia festividad. Realizada alrededor del 25 de enero, se creía que ésta era la fecha en que las serpientes despertaban de su sueño, trayendo con ellas toda la fuerza de la vida que los campesinos esperaban ansiosamente: la naturaleza toda despertaba ese día.

La creencia en las diosas serpiente data por lo menos del Neolítico. Entre los muchos hallazgos que hizo Marija Gimbutas se encuentran imágenes de diosas serpientes coronadas. La corona simboliza la sabiduría en un sentido amplio, no se refiere a un conocimiento de tipo intelectual, sino a uno más profundo, intuitivo y abarcante.

Conclusiones 

La antigüedad del panteón báltico autóctono se puede deducir por el análisis de las características de las divinidades y sus asociaciones. Son claramente pre-indoeuropeas. La ambivalencia propia de las deidades femeninas está presente también en el panteón indoeuropeo, pero en este caso parece ser parte de la esencia de algunas deidades masculinas. Entre las diversas divinidades -Laima, Ragana, Laume, Giltine, Zemyna- existe más de una faceta compartida. Sus funciones se superponen también. Parecen todas ellas ser aspectos de una sola, polifacética y ancestral Gran Diosa Madre. La tendencia natural de nuestra mente analítica nos ha llevado a desglosar los aspectos de lo divino a lo largo de los siglos tratando de comprender el misterio de la unidad.

La llegada de los indoeuropeos con su panteón incorporó otro estrato, diferente al autóctono pero que llamativamente convivió con él. Ambos, durante mucho tiempo, opusieron resistencia al Cristianismo y, hasta no hace mucho, sus deidades todavía recibían el culto y devoción habituales. Así, con el tiempo, se construyeron templos en honor de dioses  indoeuropeos  como  Perkunas,  tanto en Vilnius  como  bajo la catedral de Jogaila (siglo XIV). Los baltos tenían un cuerpo sacerdotal organizado, con un orden jerárquico muy bien establecido.

Hacia la mitad del siglo XX, y a medida que los cambios en el ámbito de las ciencias y la tecnología avanzaban, las viejas creencias retrocedieron. Laima y Zemyna fueron en parte reemplazadas por el culto a la Virgen María. En la estación de las cosechas se elevaban oraciones y plegarias a la Virgen en espera de bendiciones para las cosechas. Ragana, que anteriormente encarnaba a la diosa de la muerte y la regeneración de la vida, y que tenía funciones también relacionadas con la adivinación, fue reducida al estatus de una bruja. Recluida en los bosques, su nombre es considerado maldito. Las serpientes, tenidas antes por protectoras de las familias y los hogares, fueron erradicadas.

Si tenemos  que  evaluar los cambios  producidos en los  pueblos baltos en fecha tan tardía, no podemos dejar de considerar que cada pueblo es hijo de su cultura y cada cultura es hija de su tiempo. Más allá del Cristianismo, la religión báltica estaba basada en un respeto profundo por la vida en todas sus manifestaciones.  Trataban de dar respuesta a las preguntas que casi todo ser humano se ha hecho a lo largo de la historia. Ya sea sobre el sentido último de la vida o nuestro destino después de la muerte, las respuestas que ellos pueden haber encontrado tienen tanta validez como las que nosotros podríamos encontrar hoy. Las diferencias con las creencias religiosas judeocristianas resaltan su valor intrínseco. Nos une profundamente la semejanza de nuestro ser humanos. La diversidad de la experiencia religiosa, los nombres  y las formas,  los cultos  que la  plasmaron no son sino la esencia del alma indoeuropea.

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