Culto de Loki
Actualmente existe una gran desinformación en los círculos Ásatrú/Vanatrú sobre la figura del Embaucador, y también tuve la certeza de la responsabilidad que de ello tenemos quienes precisamente pretendemos divulgar nuestra Fe, que en ocasiones pasamos de puntillas sobre algunos temas, bien sea por descuido, o por manifiesta incomodidad. Y naturalmente he sido el primero en evitar este asunto; es más: tenía preparado este artículo desde hacía algún tiempo, pero siempre encontraba una excusa para posponer su publicación. Se han acabado las evasivas. Es el momento de hablar sobre Loki.
Aunque el título del presente ya dejamos clara nuestra postura, es necesario desarrollar tan categórica aseveración. Y al contrario que otros, que pretenden deslumbrar por la vastedad de sus conocimientos sobre mitología, nuestra idea es realizar un ejercicio de síntesis, dejar claros los principales motivos de nuestra prevención por el Astuto desde el punto de vista de la Fe, intentando resolver dos cuestiones: 1º) ¿qué es Loki para el Odinismo?, y 2º) ¿por qué no le rendimos culto?), y nos centraremos en la relación del Odinismo convencional con este ser. Pues bien, entremos en materia.
Si pensamos un instante en nuestro panteón, no tardaremos en ver que Loki no encaja: ni es un valeroso guerrero, ni una encarnación de sabiduría o de fertilidad. Es más, tampoco representa ninguno de los valores de la sociedad tradicional Germánica, como el honor, el coraje o la laboriosidad. Así pues, ni encaja con los Æsir ni con los Vanir, y a pesar de ello, está presente en toda nuestra mitología. ¿Qué hacer con él? ? ¿Qué papel desempeña en el moderno Odinismo? Loki impide una comprensión sencilla de su esencia porque, al igual que otros seres divinos, se compone de muchas facetas, pero en su caso algunas de dichas facetas de contraponen claramente, y así, tenemos dos factores que se unen: ni Loki lo pone fácil a la hora de conocerlo, ni el Odinista medio tiene interés en hacerlo. A nivel intelectual es, pues, un problema, pero es aún peor a nivel espiritual porque la mayoría de Odinistas entendemos que su comportamiento es censurable. ¿Podrías honrar a una deidad que lleva a cabo actos que te resultan repugnantes?
Para muchos, su peor crimen fue el asesinato de Balder. Sin embargo, hay que reseñar que la descripción más extendida sobre Balder, la que le debemos a Snorri Sturluson, está a todas luces muy cristianizada y se aleja del concepto de dios guerrero que era para los Germanos continentales. Diré aún más: si Balder hubiese sido realmente esa especie de hippie pacifista, la acción de Loki habría tenido una justificación: evitar el debilitamiento de Ásgard.
Pero en su expediente constan otras atrocidades. Por ejemplo, es el padre de Jörmunganðr, la Sierpe de Midgarð, y del terrible lobo monstruoso Fenrir y Hel, la Diosa Cadáver; eso sin contar que también es la “madre” de Sleipnir, el corcel de ocho patas de Odín. Pero aquí surge una cuestión: los hijos que tuvo con su otra esposa, Sygin, son geniales, así que ¿por qué son monstruosos los que tuvo con la giganta Angrbóða? Recordemos que existen otros gigantes a quienes rendimos culto sin mayor problema, como por ejemplo Skáði, esposa de Njorð, Señor de los Vanir. Entonces, ¿se deberá al hecho de que él mismo es un gigante, y, por tanto, de su unión con otro de su especie sólo puede salir Caos?
Loki también tiene fama de ladrón, provocando con sus hurtos la ira de los dioses,
quienes no se conforman con castigarle, sino que, conscientes de su astucia, le exigen que resuelva el problema, cosa que suele lograr, pero que no hace por lealtad, sino para evitar un castigo mayor. Ahora bien, en ocasiones, cuando devuelve lo robado, lo hace mejorando el objeto, como hizo con la cabellera de Sif, o como cuando entregó a los dioses el Martillo de Þórr o la lanza Gungnir. Y en ello se basan quienes lo honran: según ellos, Loki te roba, sí, pero después devuelve lo robado con intereses. Yo lo pongo en duda: no niego lo que nuestra mitología nos transmite, pero no seré yo quien acuda al Caos en busca de premios o beneficios, porque es imposible saber si el resultado será el esperado (y sería una muestra de soberbia creer lo contrario). Quienes lo siguen, entienden que la Senda de Loki es transformar la vida propia en una suerte de “rebelión divina”, intentando conectar la figura del Embaucador y el concepto de libertad, y tal vez por eso les parece tan horrible el castigo al que los dioses han sometido a Loki.
Pero los elementos negativos no se ciñen sólo al plano espiritual. Si acudimos al registro histórico / arqueológico, sólo hallamos silencio, más allá de lo expuesto sobre él en las Eddas. ¿Qué sabemos de él? Que es un Ettin (“gigante”) que se hermanó por juramento de sangre con Odín (“honrando” después ese juramento al matar al hijo de su hermano). Aparte de sus fechorías y parte de su familia, no conocemos casi nada de él. No existen pruebas históricas de un culto organizado a Loki, ni topónimos que hagan referencia a su nombre. Nada. Snorri dice de él que es hermoso, pequeño y delgado, con una rebelde cabellera pelirroja. ¿Pequeño? ¿Delgado? ¿Pero no es un gigante? Es más, nos consta que es incapaz de defenderse físicamente, circunstancia que Þórr aprovecha siempre que puede atormentándolo y castigando su cuerpo. Y, sin embargo, será capaz de matar a Heimdallr en el Ragnarök. No es que inspire confianza, ¿verdad?
Y aparte de devolver (a veces) lo que él mismo roba, ¿qué otras tareas realizan, o, dicho de otro modo, ¿cuál es su campo? Su interpretación como dios del fuego data del siglo XIX, y deriva de la falsa etimología de la palabra lógi (“llamas”); pero el fuego es algo positivo para la Humanidad, la familia de los dioses. Si seguimos ese símil, Loki no sería el fuego, sino quien lo provoca, el relámpago o la chispa que cae sobre la hojarasca e inicia el fuego en el bosque. Aunque ese concepto no está tan equivocado como puede parecer al principio: de hecho, es pelirrojo (su cabello crespo se asemejaría a una hoguera), y sin duda es familia del gigante de fuego Surtr. Además, su comportamiento también es similar al del fuego natural: si hace pequeñas hogueras, está controlado, pero si no hace acto de presencia durante mucho tiempo, puede provocar una devastación absoluta. También, remitiéndonos a nuestra mitología, tenemos constancia de que, en ocasiones, ha ayudado a resolver conflictos que no eran obra suya, aunque siempre instigado por los dioses, que saben de su ingenio y lo aprovechan. Y en algún que otro caso, ha resultado útil para los dioses de modo involuntario. Por ello, algunos estudiosos opinan que es el personaje ideal a quien rezar en situaciones peliagudas. Como he dicho antes, no seré yo quien lo haga. ¿Llamar su atención y mostrarle puntos débiles? No, queridos lectores, no contéis conmigo para eso.
Asimismo, siempre se muestra encantador y simpático… hasta la llegada del Ragnarök: entonces podemos ver su poder en plenitud, cuando, a la cabeza de su clan (los gigantes) y de sus ejércitos de muertos sin descanso, sellarán el destino de los dioses. Sí, pero tampoco vencerán: simplemente cumplirán con su propio destino y perecerán, para que una nueva era de luz y armonía surja de toda esa destrucción. Con ello en mente, muchos Odinistas (entre quienes me incluyo) lo consideran el responsable de los desastres naturales. Terremotos, incendios, tsunamis, todos estos fenómenos se los debemos a él, quien se retuerce en su cautiverio, intentando desembarazarse de sus grilletes, resentido y furioso con los dioses y su parentela en este mundo. ¿Rendirle culto a un ser así? No, gracias.
Y he aquí el por qué no rendimos culto a Loki. Quien desee hacerlo, es libre de intentarlo. Ahora bien, si es tu caso, te ruego que nos permitas darte algún consejo (más allá del consabido “no lo hagas”), a modo de colofón: cuando se trata con Loki, no hay seguridades. No hay certezas, ni normas. Es la antítesis de las reglas sociales (por eso en el Ragnarök se enfrentará a Heimdallr, el Guardián de Ásgard, en lugar de enfrentarse a Þórr o al propio Odín), por lo que no hay, por mucho que puedas leer en la red, un ceremonial mecanizado o una estructura coherente en la que basarse. Al trabajar con él, lo que hay que tener presente por encima de todo es que, aunque no es malvado (en el sentido cristiano del término, no es una especie de “Satanás vikingo”), tiene un lado tenebroso y maligno, un horrible sentido del humor y una esencia caótica y entrópica. Y JAMÁS lo honréis de noche, pues sólo atraeréis la desgracia a vuestras personas. Sus adeptos dicen que no honrarlo puede enfurecerlo. ¡Pues adelante